Programa, programa, programa
El brillante político español Julio Anguita, antiguo secretario general de Izquierda Unida, repetía el título de esta nota cada vez que era interrogado sobre un posible pacto con el PSOE para las elecciones generales. Con esto remarcaba el cordobés que a las alianzas políticas no se puede llegar con la sola apetencia burocrática. Que frente al electorado debe haber un compromiso de una gestión de gobierno diseñada de acuerdo a los principios que se dice profesar y que tome en cuenta los recursos disponibles.
En esta corta campaña que he iniciado para obtener la precandidatura a Gobernador del estado Mérida por Acción Democrática, he conseguido personas preocupadas por la ausencia, en mi propuesta, de un programa de gobierno ya definido. A todos les he contestado que mal podría presentar un programa detallado si todavía no soy ni siquiera el precandidato de AD. Que yo no me puedo arrogar la responsabilidad de presentar un acabado plan de gobierno sin el concurso de la militancia de AD y después, si logro ser el abanderado de toda la oposición merideña, sin la participación de ese espectro opositor.
Lo que sí he hecho es presentar ciertas ideas generales y otras más detalladas sobre cómo sería el comportamiento de mi persona al frente de la Gobernación del estado Mérida. He repetido que sería un gobernante amplio, que no discriminaría a nadie a causa de su credo político o religioso. He dicho también que atacaría, sin contemplaciones de ninguna especie y con la Ley en la mano, a la delincuencia común, a los bandidos de cuello blanco (los corruptos), al malandraje que se adueña de los barrios y urbanizaciones, al narcotráfico y a la guerrilla de las FARC y sus grupos de apoyo que actúan en el estado.
Ahora, que parece haber un nuevo oleaje -orquestado en parte por el gobierno nacional- de invasiones a edificios viejos y a otros que están a puno de ser entregados a sus dueños, ratifico que otra de mis tareas primordiales será la de la defensa de la propiedad privada y el resguardo de la propiedad pública.
Un gobierno se erige en una sociedad determinada, en primera instancia, para mantener el orden público y cuidar de las vidas de las personas y de sus bienes. Todo lo demás, todo, es secundario. De nada sirve crear fuetes de empleo, construir viviendas, escuelas y hospitales, rehabilitar plazas y parques, si los ciudadanos al salir a la calle o al estar tranquilos en sus casas son atracados y asesinados.
Un gobierno, del color político que sea, no puede admitir que haya sicariato y que las estadísticas de asesinatos aumenten cada fin de semana con la excusa de que el móvil general ha sido la venganza o el “ajuste de cuentas”, como si aquí en Venezuela estuviese permitida la pena de muerte, sin juicio previo, sin derecho a la defensa y donde todo delincuente “tiro alegre” pareciera ser un sheriff de las películas del cine western espagueti.
Mi candidatura está enmarcada dentro del acuerdo de la oposición “La Alternativa para el Cambio”, firmado el 23 de enero en el Ateneo de Caracas. Allí están las líneas maestras de la acción de gobierno que cada nuevo alcalde y gobernador de oposición emprenderá a partir del triunfo electoral de finales de este año.
En ese documento se enumeran las siguientes ideas-programa que serán abordadas por quienes desde la oposición lleguemos a las alcaldías y a las gobernaciones. Voy a trancribirlas, en orden, en el entendido de que habrá oportunidad de desarrollarlas con detalle.
1. Rescatar el prestigio y funcionamiento autónomo de las instituciones de la República.
2. Respeto a la pluralidad ideológica.
3. Queremos un país descentralizado.
4. Queremos un país seguro.
5. Respeto a la propiedad privada y a las libertades económicas
6. Combatir la pobreza es nuestro compromiso esencial
7. Educación de calidad y no ideologizada.
8. Una política exterior para la democracia y para la paz.
9. Fuerzas Armadas Institucionales.
10. Unidad para iniciar los cambios.
Yo le agregaría la preocupación por la Ecología. No podemos ser indiferentes ante el cambio climático del planeta y el estado en que dejaremos la herencia a los futuros pobladores de nuestra casa grande. Incorporaría a la Gobernación a quienes con experiencia científica en la materia pueden coordinar los programas para resguardar la biodiversidad en el estado y pueden promover la no contaminación de nuestros ríos, lagunas, lagos y bosques.
Por lo tanto, sí hay programa, el gran Anguita no nos enrostraría tal carencia. Ahora queda hacerlo participativo y que nos aboquemos a organizar el concurso de todos los académicos y personas interesadas en el futuro del país, de su ambiente y de su gente.