¿Con quién limitamos?
Pareciera que existe un discurso doble desde los altares de Miraflores. Se suceden oportunidades para anunciar los cambios que se van a producir y se escuchan anuncios que son divertimentos y escaramuzas para ocultar a las primeras. Se conduce o se trata de conducir al país con el engaño por delante.
El domingo que precede al Carnaval, el presidente anuncia que Venezuela limita con las FARC, es decir, que los facinerosos de la guerrilla colombiana se encuentran en los límites de nuestra nación. Por otra parte, escuchamos y leemos que varios, quizás muchos, de los miembros prominentes de esos grupos irregulares tienen fincas y acampan en territorio venezolano. También escuchamos que son varios los nacionales que facilitan sus propiedades para que guerrilleros colombianos la pasen, mejor que en su país.
Entonces nos surgen dos preguntas que no son alternativas: ¿Las FARC están en la frontera que define los límites entre Venezuela y Colombia? ó ¿Las FARC acampan en Venezuela? Cualquiera de las respuestas posibles es aterradora.
En el supuesto de que las fuerzas irregulares de Colombia estén situadas en territorio colombiano limítrofe con nuestra nación, el Ejército venezolano debería estar en alerta permanente para impedir su acceso a Venezuela.
En el supuesto de que estén infiltrados en nuestro país, todas las fuerzas investigativas, preventivas y disuasivas del crimen organizado deberían estar persiguiendo a los irregulares que pudieran morar dentro de nuestro territorio. Ninguna de estas cosas sucede.
Ahora resulta que el consumo de drogas es promovido desde Miraflores y a través de un programa de comunicaciones que es pagado con el dinero de todos los venezolanos y una reconocida amiga de las fuerzas delincuentes de Colombia, mora, huésped del gobierno venezolano y pagada con nuestro dinero, en el hotel ALBA.
Ahora bien, preguntamos: ¿Dónde están las instituciones que deben conformar el equilibrio entre los poderes de la nación? ¿Cuales son las organizaciones que tienen como función la defensa de los derechos de los venezolanos? ¿A quién debemos recurrir quienes disentimos de esta manera de interpretar la función de gobierno?
Venezuela está secuestrada. Venezuela está entregada a funciones que no son propias del gobierno de los venezolanos. Venezuela está regida por intereses que favorecen, en primer lugar, a otras naciones y todo ello en detrimento de la nacionalidad y de la ciudadanía.
En 1945 el país se enfrentó, a través de las instituciones de un gobierno democrático, a la posibilidad de un candidato a la presidencia que sufría de insania mental. En Venezuela, el consumo de drogas está prohibido. Una pregunta final: ¿Quién le pone el cascabel al gato?
Caracas, febrero de 2008