El Vicepresidente
El personaje detenta el cargo, pero tiene prohibido usarlo.
Funge más como un curador, guachimán o mayordomo del que está pero no está, que habla pero no se oye, que ya viene pero que no llega. En lo básico, el movimiento de Chávez califica en el género del teatro del absurdo, pero exento claro, de la sublime trascendencia artística de aquel. Este género se caracterizó por tramas que parecen carecer de significado, diálogos repetitivos y falta de secuencia dramática creando en el espectador una atmósfera onírica.
Desde luego, aquí se ha intentando adormecer a nuestro pueblo con la aviesa intención de ocultar la condición real del Presidente en funciones, deliberadamente privados de ver si funciona. Si oníricamente se encuentra postrado vivo en un punto de la isla y en coma.
Si los hermanos Castro lo han inducido al sueño encerrándolo en los baños del Cimeq y lo mantienen estático; si está convaleciente grave en compañía de su familia, los tiranos traganíqueles, el Consejo de Estado Comunista y los Directores de la refinería de Cienfuegos, o explayado en las blancas arenas de Varadero atento a la marcha del país; bromeando con las enfermeras, montando bicicleta, o en Caracas, nombrando ministros al volar desde su lecho y retornando a él en la alfombra mágica regalo de su visita a Bagdad del finado Hussein.
Sobre el tema del Vicepresidente, me revelo indignado en su defensa pues nada debemos reprocharle.
Nico, por el contrario, es un ejemplo de lealtad infinita: ¿acaso los canes no son la mejor manifestación de sumisión leal y fidelidad y los mas confiables y afectuosos amigos del hombre? La conducta de su desprendimiento personal sin precedentes y el rechazo a poseer, siquiera, una mínima intención de ambicionar el poder de su todopoderoso y admirado ductor político y benefactor, constituyen un caso único en la historia humana y en la política resultan más asombrosos aún. Sigue a la letra el guión de los Castro, hasta repite que lo quieren matar; quizás tenga razón, tendrá que evitar, si se enferma, que lo lleven a Cuba.
Admitan la verdad. ¿Nosotros no hubiéramos querido tener un amigo así?
Un tipo que no vive para sí mismo y que inmola su personalidad, su vergüenza y su dignidad, el sentido del honor y el decoro despojándose de su YO para cumplir los designios de otros, cuyo amor y admiración lo ponen en grave riesgo del más encarnizado desprecio. Es una injusta inconsecuencia del escualidismo opositor, no valorar la significación de alguien que es capaz de sufrir el suplicio de ser considerado por su accionar subalterno y servil un pelele, cuando lo que hay allí son actos heroicos. ¿No me digan que es fácil ser como el Nico?, un papelón que por egoísta nadie jamás aceptaría. Derretir su personalidad, fundirla en otro YO abandonando el suyo para cumplir las órdenes de aquel, rodilla en tierra, al punto que ese gesto le perseguirá por siglos sin el beneficio del olvido.
Nicolás, por lo demás, es un paradigma de la movilidad social en el país.
Fedecámaras y el Cedice debían avergonzarse de no tomarlo de ejemplo de superación personal y como fiel emprendedor de nuevos negocios y evitar agredirlo por su pasado. De chofer del Metrobús a posible
Presidente. Tomemos nota. ¡Y mire!, déjese de burlitas ya.