Cómo descubrir una encuesta pirata
El desgobierno chavista ha hecho de la mentira su razón de ser. A nada contesta con la verdad o con algo que se acerque a ella. Al ser descubierto en otro desastre, como por ejemplo el pleito con la Exxon Mobil, responde con estupideces como la de decir que la transnacional está motivada por las órdenes directas de Mr. George W. Bush y sus intenciones imperiales. Mientras tanto, Venezuela se ve obligada a pagar millones de dólares en compensaciones, a consecuencia de una política petrolera caprichosa, que diseñó un ex profesor que tiene cuatro nacionalidades y una casa en Viena.
La mentira viene aderezada por estentóreas amenazas que después se convierten en susurros ante la contundencia de la realidad. De allí que haya dicho el primer locutor que su cordial ofrecimiento de cortarle el abastecimiento de petróleo a EE UU haya sido sólo una travesura más de su parlanchina humanidad.
La mentira en Venezuela alcanzó a las estadísticas oficiales. El Instituto Nacional de Estadística se ha convertido en una casa productora de guiones cinematográficos, pero todos del género de ciencia ficción. Sin muchos efectos especiales, el INE niega el desabastecimiento, la inflación en su verdadero tamaño, el aumento del desempleo y la pobreza, la crisis de vivienda, el coma de la salud, la nota de aplazado de la educación (“bolivariana” o no), etc.
De este engañoso ambiente general no pueden escapar algunos precandidatos a la Gobernación. Su febril y corta mente pergeña encuestitas en un computador y hasta la suma de las opciones excluyentes (preferencia partidista, por ejemplo) les da más de 100 %. Es decir, que los merideños tienen doble militancia partidista y eso no los inmuta.
Los periodistas y los analistas de los medios de comunicación deben estar alertas para no ser usados por los candidatos profesionales y otros que se ufanan de su academicismo pero mandan desde su celular mensajitos con números piratas.
Como una contribución a los colegas analistas y a los periodistas, voy a transcribir un fragmento de un artículo que publicara en El Universal el 9-11-1997 bajo el título de “Superchería y encuestas”, la decana de las periodistas venezolanas, profesora Marta Colomina.
Estas son las preguntas que tiene que hacerse alguien antes de comentar una “encuesta” en los medios de comunicación:
¿Quién pagó la encuesta y quién la dirigió?
¿Cuáles fueron exactamente las preguntas realizadas? (Incluyendo las opciones de respuesta ofrecidas) (Se recomienda a los periodistas publicar las preguntas esenciales al lado del texto periodístico)
¿Cuál fue la población de la que se extrajo la muestra?
¿Se utilizó verdaderamente un muestreo probabilístico? De no haber sido así, deben evitarse las extrapolaciones a grupos amplios de la población. (Error constante en Venezuela).
Tamaño exacto de la muestra y de las diferentes submuestras específicas de los subgrupos concretos que se analizan en los resultados (como votantes en vez de electores)
Sólo si el muestreo ha sido probabilístico, ¿cuál ha sido el margen de error para la muestra total y cuál para las diferentes submuestras?
¿Cuál fue el índice de respuestas efectivas? ¿Cuántas personas fueron realmente entrevistadas de las señaladas en el tamaño global de la muestra?¿Y qué resultados –si los hay- están basados en una parte del tamaño global de la muestra?
¿Se ha usado alguna técnica de ponderación o de refuerzo de submuestras concretas para dar mayor representatividad estadística a algunos resultados? Estas técnicas son lícitas si están bien aplicadas.
¿Se dispone de datos censales de distribuciones sociográficas de la población (como sexo, grupos de edad, niveles socioeconómicos, etcétera) para confirmar que la estratificación muestral es proporcional al universo que se pretende representar?
¿Cómo se hicieron las entrevistas: cara a cara en los hogares de los entrevistados o por teléfono?
¿Cuándo se hicieron las entrevistas?¿Qué hechos estaban ocurriendo esos días que condicionaran o pudieran influir en las respuestas?
¿A usted como periodista le parecen las preguntas del cuestionario claras y objetivas?
¿Qué dicen otros sondeos sobre el mismo tema?
¿Cuál puede ser el propósito de la encuesta?¿Quién va a utilizar los resultados y con qué fin?
¿Qué otros resultados arroja el contenido total de la encuesta?¿Intenta el patrocinador del sondeo presentar sólo una parte de los resultados –los que le convienen a su cliente- por ejemplo? ¿Cuáles son las preguntas cuyos resultados quiere evitar la encuestadora y su cliente?
La profesora trabajó con información de Wilholt y Weaver, Newsroom Guide to Polls and Surveys, Washington DC., American Newspapers Pub. Asoc. Indiana University Press, 1980.
P.S.: Mi solidaridad para todos los familiares y amigos de los fallecidos en el accidente del avión de Santa Bárbara. .