El llanero solitario
Hoy ando esos llanos míos en mi caballo blanco como el de Bolívar, que no tenía sino jamelgos albos como la estrella bermellón que me guía en mis cabalgatas televisadas de hoz y de martillo, es decir, de machete nacionalista y martilleo bolivariano.
Cabalgo sobre mi rocín con el viento a mis espaldas y el futuro en el horizonte. Vuelvo a los caminos abandonados desde hace ya casi una década, con la adarga en brazo y siento bajo mis rodillas de nuevo el costillar de Rocinante, como decía mi buen maestro gaucho, el Ché de la pampa a quien hoy le rindo otra vez homenaje en las emisoras buenas de la patria, y en las malas también. No quiere decir ¡ojo! que haya renunciado al mullido cuero de mi avión tricontinental.
Me acompañan unos cuatreros de ocasión, en permanente búsqueda de las reses que salvan la quincena y da las fincas que satisfacen su carácter de aspirantes al partido mío que no es de más nadie, porque ya no creo en cuenteros de camino que me hacen la competencia a mí, el cuentero mayor de la comarca ¡no jile!
Y me veo en el monitor que siempre me acompaña, y me jayo bonito y buenmozón, y la copla se me viene rauda y se las canto con mi voz chirriada y desafinada, en espera de Fito y Alejandro que no sé si por fin vendrán por fin al contrapunteo planeado en Las Arenas del Kawan, tan cercanas a mi sentir patriota que me declaro ciudadano de esa patria nueva que es mi Kosovo personal.
Vean pues UDS, hermanos y hermanas como a horcajadas en mi rucio níveo, munido del más moderno celular chino, llamo ya a mi colega isleño, recién electo caudillo después de casi cincuenta años en el poder, que es lo único que yo quería desde chiquito ¡No joda! estar siempre comandando mis tropillas, mis revoltosas pandillas como si fuera el más puro Zamora que desde el bolivariano empíreo me contempla mientras caracoleo como los buenos, haciendo las más bellas fintas sobre mi corcel librepensador.
Queridos mamá y papá, échenme la bendición, mañana les envío las fotos que saldrán en la prensa internacional. Besos a los que amo con frenesí, a los otros, a los que odio con pasión, reciban mi más sincera amenaza, pronto pasaré a visitarlos en mi caballo trotón para llevarles las malas noticias que no aparecen en la oligarca televisión.
Nos vemos la semana que viene, me voy a vestir de marinerito, los convoco desde ya para que vean como navego en mi océano personal ¡Ciaito mis queridos pitoquitos!