Melbourne (Australia)
El suizo Roger Federer, derrotado por el italiano Andreas Seppi, se despidió del Abierto de Australia, un torneo que ha ganado cuatro veces, marcando una salida prematura en este Grand Slam en el que desde el 2004 siempre había llegado como mínimo a las semifinales, mientras que el británico Andy Murray y la rusa María Sharapova, se acomodaron en octavos.
Fue una derrota dolorosa (6-4, 7-6 (5), 4-6 y 7-6 (5) para el suizo, que disponía de una ligera oportunidad de salir de Melbourne como número uno del mundo. Estaba en forma, tras ganar en Brisbane el título 83 de su carrera. Jugaba en la Rod Laver Arena, su pista predilecta donde ha recibido varias veces el trofeo de manos del hombre que le dio nombre al recinto, y se enfrentaba a un rival contra el que nunca había cedido un solo set en diez encuentros.
Pero se encontró con un Seppi dispuesto a cortar esa racha y acabar con el sambenito de perdedor cuando tiene dos sets a favor, fama que se ganó recientemente en Roland Garros 2012 cuando dispuso de esa ventaja contra el serbio Novak Djokovic.
Todo eso se esfumó de golpe, y el suizo aceptó la derrota sin discusión. «Los márgenes son pequeños, estas cosas tienden a suceder en tenis. Ha sido un mal día. Al final yo estoy en el avión y él no», resumió.
Gran parte de la derrota de Federer se debió a su bajo porcentaje de segundos servicios. En momentos estuvo solo al 39 por ciento de rendimiento, cometió nueve dobles faltas, una decisiva en el desempate del cuarto set y le faltó chispa a la hora de lanzarse a la red, recurso al que recurrió demasiado tarde, como le sucede últimamente.
Todo lo contrario que a Seppi, que logró el golpe de su vida en la bola de partido cuando acertó a colocar la raqueta y disparar en carrera al paralelo metiéndola en el ángulo de atrás, mientras Federer casi la dejó pasar.
El suizo había remontado y ganado un partido estando dos sets a cero abajo en nueve ocasiones, la última en el Abierto de Estados Unidos el pasado año contra el francés Gael Monfills, ante el que levantó incluso una bola de partido.
«Solo he intentado jugar y divertirme en la pista central, intentar lo mejor, y se ha convertido en uno de los mejores partidos de mi vida, con todo un estadio lleno», dijo un emocionado Seppi en la pista Rod Laver Arena.
«No sé como golpeé esa bola, solo fui a por ella», dijo Seppi, todavía incrédulo por haber firmado esa derecha y marcar una victoria que ansiaba.
La derrota de Federer abre el debate sobre si el campeón de 17 Grand Slams será capaz, no de recuperar el número uno, que lo tuvo a tiro en el 2014, sino de hacerse con un grande más y aumentar su ventaja ante la persecución de Rafael Nadal, de 28 años de edad.
Andy Murray que derrotó al portugués Joao Sousa, 55 del mundo, y con problemas en la cadera, y que superó un despiste en el tercer set donde dominaba por 4-1, para acabar ganando por 6-1, 6-1 y 7-5 en dos horas y seis minutos, está convencido de ello.
«Si tuviera que apostar, probablemente lo haría apostando por él» sentenció el británico. «Jugó un gran tenis en Wimbledon el pasado año, jugué contra él el pasado año aquí y lo hizo muy bien, y al final de año en el O2 (Masters) y sigue jugando un gran tenis, pero desde luego Roger sabe más que nadie lo difícil que son estos torneos y ganarlos, aunque cuando juega a ese nivel lo hace muy fácil».
«No es algo fácil de hacer, si te despistas como hoy, puedes perder con facilidad con chicos que están entre los cien primeros y que son muy buenos», continuó. «Pero Roger era uno de los favoritos al comenzar. Por la forma en la que jugó en Brisbane y acabó el año tiene todavía oportunidad de ganar Grand Slams», dijo.
Murray se enfrentará contra el búlgaro Grigor Dimitrov que derrotó en un tenso partido con cientos de aficionados griegos apoyando a su rival, el chipriota Marcos Baghdatis, finalista en 2006, y tendrá así la posibilidad de vengarse de la derrota que encajó ante el novio de Maria Sharapova en los cuartos de final de Wimbledon.
También avanzaron a octavos en el cuadro masculino el australiano Bernard Tomic, al derrotar a su compatriota Sam Groth, por 6-4, 7-6 (8) y 6-3, y que se medirá con el checo Tomas Berdych, verdugo del serbio Viktor Troicki, por 6-4, 6-2 y 6-4, y que sigue sin ceder un set en tres encuentros.
María Sharapova, telonera del encuentro entre Nadal y el israelí Dudi Sela en la Rod Laver Arena, derrotó a la kazaja Zarina Diyas, por 6-1 y 6-1 en solo 61 minutos. Se medirá en octavos con la china Shuai Peng, que liquidó a la kazaja Yaroslava Shvedova por 7-6 (5) y 6-3.
En el cuadro femenino, la rumana Simona Halep (3), la canadiense Eugene Bouchard (7), y la rusa Ekaterina Makarova (10) tampoco desaprovecharon sus oportunidades y se encuentran ya en octavos.
Nadal se torna peligroso
El español Rafael Nadal recuperó sus esperanzas de convertirse en un rival peligroso y en pelea por el título al destrozar hoy al israelí Dudi Sela por 6-1, 6-0 y 7-5, y alcanzar los octavos de final por novena vez en su carrera.
«En los dos primeros dos sets he jugado muy bien con menos errores, eso me ayudó. He jugado mejor que el otro día cuando no me sentía tan bien, físicamente», dijo Nadal en pista. «Hoy cambié bien las direcciones con la derecha y me moví bien. En el tercero él tuvo oportunidades, es algo normal siendo la tercera ronda del Abierto de Australia», explicó.
«No tengo nada de dolor, pero necesito jugar más partidos y sentir confianza, y necesito mejorar en todo», comentó Rafa negándose a decir un número del cero al diez para describir cómo se sentía físicamente. «Nunca he sido muy bueno en matemáticas», bromeó.
«Es muy difícil comparar lo de hoy con uno de los perores momentos que he pasado en pista. Mi cuerpo no estaba bien y tuve suerte de pasar porque pensé durante unos juegos que tenía que tomar el avión y volver a Mallorca», dijo.
Sin rastros, apreciables, de la deshidratación, calambres y demás males que sufrió en su partido anterior ante el estadounidense Tim Smyczekr, tras el que confirmó que había sido uno de los de más sufrimientos de su carrera, Nadal retornó a la Rod Laver Arena para vencer en dos horas y cuatro minutos.
Casi con la camiseta intacta esta noche, en la que una ligera brisa fresca invitaba al espectáculo, Nadal sentenció su primer enfrentamiento contra Sela, 106 del mundo, con comodidad, y ahora se enfrentará contra el cañonero surafricano Kevin Anderson, que derrotó al francés Richard Gasquet, por 6-4, 7-6 (3) y 7-6 (6) con 18 saques directos.
Tres de las cuatro últimas derrotas de Rafa en Grand Slam se habían producido con jugadores entre el puesto 100 y 144 del mundo, y Nadal no quería más sorpresas desagradables, por eso, en algunos momentos hubo más pelea entre las gaviotas que pululaban por el techo de la pista y que en un momento hicieron que Nadal las mirase, que abajo en la superficie azul.
Rafa salió mucho más tranquilo, con lo que sudó mucho menos, administrando mejor su saque, sintiendo la derecha y cerrando ángulos con su revés, muy agresivo cuando Sela utilizó el segundo servicio.
En otro encuentro de la jornada, la nueva sensación australiana Nick Kyrgios, verdugo de Nadal en Wimbledon el pasado año, derrotó al tunecino Malek Jaziri, con 24 saques directos y por 6-3, 7-6 (6) y 6-1, a pesar de que sufrió de hemorragias nasales en varios momentos del encuentro.
Kyrgios será el rival del italiano Andreas Seppi, verdugo hoy del suizo Roger Federer, segundo favorito. El jugador de origen griego y Bernard Tomic, que derrotó a su compatriota Sam Groth, por 6-4, 7-6 (8) y 6-3, y que se enfrentará contra el checo Tomas Berdych, único con el británico Andy Murray que no han cedido aún un set y están en octavos, son los dos últimos australianos que permanecen en el cuadro de los diez que comenzaron.