Juegos de guerra
Como anillo al dedo le vino al Presidente Chávez la muerte del Raúl Reyes para desplegar su estilo de gestión en la región. Jugar al guión teatral antiimperialista y al mismo tiempo declarar sin cortapisas su protección a las FARC, organización terrorista repudiada por el pueblo colombiano y generar una crisis artificial al enviar tropas, tanques, aviones a la frontera con el hermano país.
Al Mandatario Nacional hay que reconocerle el manejo exquisito del escenario y de la provocación, sus dosis de cinismo para manipular cualquier situación a su favor, cuando se encuentra en desventaja, como lo está ahora. Reconoce que ya le pega el sol en la espalda y algo sorpresivo prepara para recuperarse, cueste lo que cueste al pueblo venezolano y a otros de la región andina. De esta capacidad conocemos de sobra en diferentes episodios de su gestión gubernamental.
El envío de batallones a la frontera, la expulsión de la misión diplomática colombiana, las amenazas de guerra contra el Presidente Uribe; no son más que el intento postrero de manipular un falso nacionalismo y así disciplinar al pueblo venezolano detrás de sus anuncios bélicos, por cierto pintorescos. Quien va a la batalla no anuncia los aviones, los tanques, los batallones que va a utilizar, por táctica se los guarda como secreto militar. Ni siquiera al alocado Furher se le hubiera ocurrido.
En el desesperado curso bélico se esconde el pánico presidencial ante un pueblo descontento por la anarquía en todos los ámbitos, el desabastecimiento creciente, la inflación, la inseguridad sigue cobrando vidas. Siendo extraño que en medio de la protesta popular y laboral invitar a la guerra a una nación desmoralizada, es como montar un baile de carnaval un viernes santo. Más aún el cierre de la frontera agudizará en extremo la carestía y las necesidades familiares, ya hoy catastróficas.
Recurrir al militarismo para inflar el pecho de nacionalismo, no tiene nada de socialismo, es mas bien fascismo, militarismo. En la historia los promotores de esta doctrina, siempre recurrieron a la provocación para embarcar a los pueblos en holocaustos; en junio de 1914 se asesinó al Príncipe Francisco heredero de la corona austríaca, dando inicio a la Primera Guerra Mundial, luego Hitler en 1938 disfrazó a soldados alemanes de soldados polacos en el corredor del Gdansk y así preparar la Blitzkrieg (guerra relámpago) el 01-09-38 que le costó a la humanidad en la IIa. Guerra más de 50 millones de muertos. En América Latina el fiasco mas relevante en la materia lo protagonizaron en 1980, los militares golpistas durante el gobierno del Presidente Galtieri, quien inventó para airear a la desprestigiada dictadura, la guerra por las islas Malvinas a costa de la muerte de miles de soldados argentinos a manos del Ejercito Británico. Felizmente para la humanidad todas estas aventuras tuvieron un triste final.
Para calma de todos, éste no será el caso de Venezuela. El día que se le ocurra al inefable Presidente traspasar, si lo logra la frontera por Cúcuta o por Maicao, no habrá pueblo que lo siga, ya que una decisión como tal desestabilizará definitivamente a un régimen, al que el voto popular le puso término el pasado 2-D. Lo importante para toda la población, los trabajadores, es hoy rechazar los irresponsables y aventureros juegos de guerra presidenciales.