Las elecciones regionales del 2008: una gran oportunidad

En el escenario político actual es indiscutible que el llamado oficialismo y gobierno luce debilitado, tanto nacional como regionalmente. Si bien es cierto el Hugo Chávez Frías sigue siendo presidente constitucional de Venezuela, no es menos cierto que un conjunto de errores, graves problemas de gestión, incapacidad, ineficiencia, discrecionalidad, corrupción y demás han venido socavando las propias bases de apoyo y de legitimidad hacia al presidente y hacia la propia revolución y proceso respectivamente.

Pues no podemos perder de vista que quienes votaron por Chávez y sus seguidores y candidatos en las regiones y en las propias alcaldías, lo hicieron no sólo hastiados de la política tradicional que indudablemente estaba agotada, sino además, había la convicción en amplios sectores d la población de generar un cambio en todos los órdenes y actores. Sin embargo, a diez años podemos decir que ese tal anhelo de cambio no se materializó y esta vigente, por lo menos en lo que fue la promesa originaria de cambio del presidente Chávez (mayor empleo, mayor seguridad, castigo a la corrupción, reducción de los ministerios y burocracia y para usted de contar).

De tal manera que el país y la sociedad venezolana pareciera no sólo haber despertado, hoy encontramos una población mucho más activa, proclive a debate, a la discusión y a la necesidad de producir un cambio por lo menos en lo que a las regiones refiere. Después del rotundo triunfo el pasado 2D en el Referéndum Constitucional donde unos y otros coincidimos en que había que conservar el marco democrático y el Estado de Derecho concebido en la Constitución Bolivariana de 1999, el cual quiso modificarse drásticamente por medio de la imposición de una reforma por parte de la Asamblea Nacional y el propio presidente Hugo Chávez, no hay la menor duda que si podemos los venezolanos rectificar, cambiar y mejorar.

La realidad nacional es muy cruda, somos un país que se ha empobrecido en todos los términos, un país inseguro donde la vida no vale nada, y un país que lejos de crecer, fortalecer su aparato productivo, generar empleo calificado, reducir la pobreza, mejorar los estándares de vida hoy observamos un retroceso sostenido en varias áreas. En lo local debemos señalar que son muy contadas las ciudades, regiones y municipios que no han involucionado en estos diez años de Revolución, paradójicamente teniendo tanto petróleo y recursos.

Nuestras ciudades se han vuelto invivibles, su ornato, paisajismo y urbanismo esta afeado, las vías de comunicación estas muy deterioradas entre otros. Ese rostro hay que transformarlo y es justamente en las regiones donde los venezolanos tenemos el gran reto de producir un cambio en muchos órdenes.

Las elecciones venideras el 23 de Noviembre representan una oportunidad histórica para evaluar, para ratificar en los cargos de gobernador, alcalde o diputado a quines realmente le han cumplido al pueblo con una obra de gobierno, con una gestión, con servicio, atención, eficiencia y demás y al mismo tiempo estas elecciones conforman la posibilidad de cambiar y castigar en el mejor de los términos con nuestro voto a aquellos gobernadores, alcaldes y diputados que lejos de servir, de generar un cambio cualitativo en sus respectivos ámbitos de competencia, se han enriquecido, han dilapido recursos, han hecho proselitismo político y han hundido en crisis a sus pueblos, sus ciudades y estados.

Por tanto, las venideras elecciones de noviembre de 2008 representan una valiosísima oportunidad para todos los venezolanos sin excepción alguna, de expresar si estamos de acuerdo o en desacuerdo en como se han venido haciendo las cosas en el país y en nuestros estados y ciudades en estos diez años de revolución. La ciudadanía es justamente aquella condición que tenemos quienes ejercemos nuestros derechos y cumplimos con nuestras obligaciones. En varias regiones del país emergen muy buenas opciones para la gobernación y las alcaldías. El país nos reclama un ejercicio libre, soberano y democrático de consulta al que no podemos reunir y menos aún si estamos convencidos que podemos cambiar y mejorar. Veremos…