Para Leopoldo, Capriles, María Corina y Ledezma
Dos viajes con igual fracaso a Moscú en la misma gira, luego China, Irán, Arabia Saudita, Emiratos, Qatar y Argelia, que reventaron el cálculo de 1.300.000 de dólares, hasta llegar a 2 millones de dólares. Maduro sabía que su visita a países OPEP con el falso propósito de que redujeran su producción de crudo para presionar al alza los precios era estéril, porque Arabia Saudita, Emiratos y otros son promotores de mantener alta producción, para bajar los precios, tal como ha ocurrido. Hasta el ministro ruso de energía, en las narices de Maduro, “descartó un recorte en la producción para estabilizar los precios”, y cosa igual ocurrió con los demás. Hasta el presidente de Argelia anunció una inversión de 70.000 millones de dólares para ampliar producción de gas e iniciar la extracción de petróleo de lutitas (“esquistos”). Los delirantes anuncios de Maduro sobre los 20.000 millones de dólares chinos y “el oxígeno que la banca catarí daría a la economía venezolana”, no aparecieron en ninguna de las reseñas oficiales sobre la visita a ambos países. Vistos los fracasos de la gira –que en su mayoría ya eran una muerte anunciada– cabe concluir que Maduro, su familia, enchufados y militares disfrutaron de unas vacaciones de milmillonarios jeques, mientras los venezolanos deambulan de cola en cola tratando de conseguir lo que no hay.
Mientras Nicolás dilapidaba recursos que de haber sido invertidos en medicinas habrían salvado la vida de muchos enfermos, Diosdado vinculaba a Voluntad Popular con un presunto “acaparamiento” que devino en confiscación de la empresa Herrera CA (supuestamente asociada a una militante de VP). Pero la verdad verdadera narrada en las redes y reforzada con muchas fotografías de anaqueles vacíos o semivacíos, es que el tal “acaparamiento” habría sido un montaje (con Arreaza a la cabeza) para culpar a los comerciantes del desabastecimiento. Los trabajadores de esos almacenes dicen que “la GN les pidió acumular en un solo estante las pocas mercancías disponibles para simular que había acaparamiento”. El desespero rojo es ilimitado: la policía enviada por el “maestro” Aristóbulo en Puerto La Cruz golpeó brutalmente a los docentes que protestaban pacíficamente en su día. Cabello “llama a la calle a 1.200.000 compatriotas al combate”, casi orden para iniciar una guerra. Afortunadamente, con el rechazo popular al gobierno, a esos “compatriotas” tendrán que buscarlos con la lámpara de Diógenes.
El descontento es masivo e incontrolable y los militares y “enchufados” lo saben. Lo expuso magistralmente la Iglesia en su reciente pastoral, y lo saben también Capriles, Leopoldo, María Corina y Ledezma, quienes esta semana tomaron una decisión histórica y ansiada por todos los demócratas venezolanos: la de unificar estrategias contra las políticas oficiales, de cara a una salida que ya es impostergable, tal como informase El Nacional. Relata que Henrique Capriles se reunió con María Corina Machado y con Freddy Guevara de VP, con dirigentes de Causa R y con el alcalde Ledezma para discutir las distintas propuestas ante la crisis. Acordaron que la vocería de los anuncios inminentes la tendrá el coordinador de la MUD, Chúo Torrealba. Capriles propuso un equipo conjunto que organizará las acciones por venir y se acordó incluir a sectores que no se identifican con los partidos. A través de su Twitter María Corina escribió: “Todos los llamados a la movilización que realizaremos en los próximos días serán de forma conjunta y coordinada”. “Las diferencias se dejarán de lado. Hay una crisis que une a todos los venezolanos, es una gran oportunidad para que materialicemos los cambios (…) quien actúe solo está fregado”, dijo Capriles. “Ha llegado la hora del cambio. El inmenso sufrimiento de nuestro pueblo no admite más dilaciones”, escribieron López, Machado y Ledezma en su histórico comunicado.
Si ellos oyeron nuestros ruegos de unidad, no seamos nosotros quienes, en esta coyuntura impostergable, sigamos aireando los errores y reconcomios del reciente pasado. Al menos con esta cronista que no cuenten.