Opinión Nacional

La 4ª mata la 5ª

Iluso ha sido el hombre que ha creído que los tiempos que vendrán mejores serán que los que fueron, otros, no menos, que todo tiempo pasado fue mejor. Los primeros supusieron que el paraíso quedaba al final del camino, los otros, que el alto modelo vivió en el paraíso, al principio del trayecto que se murió allí mismo, donde quedan aferrados los sueños. Ambos modos de ver, existir y ser partieron de lo mismo, el presente estaba ya agotado, malo era, injusto era, perverso era, que la muerte vive a veces placentera y la vida se esconde para preservarse a penas duras, huyendo de sí, refugiada en la idea del paraíso de los tiempos primeros o del que, en alguna parte, como utopía, se hallará luego. En ambos casos, como son duros los caminos, se buscaron un guía, que el líder sea el Mecías, así dijeron, apostaron y reclaman que los lleve adelante sin importar si se da vueltas y así girando se avanza o retrocede, o permanece hundido rumiando en su centro, y como el presente es en cada ser que vive, o que eso cree, justificaron su propia existencia buscando el tiempo ya perdido o el tiempo que vendrá, en esencia es lo mismo. Que en ese empeño se han escrito bellas obras, nadie ha de dudar, pruebas miles hay, algunas de inasible y única belleza, otras, en cambio, como la vida es, torpes son, cortas son, trágicas son pero sin poesía, así son. Y dicen que hasta Dios mismo dictó algunas de ellas o tan cerca estuvo que su palabra es. La Biblia y el Fin de la Historia, son ejemplos y que Dios me perdone el abuso de juntarlas, pero la vida es tal como es, lo sabiduría y lo imbecilidad caminan juntas, como juntos andan Caín y Abel, esperado el momento cada quien.

Otros rechazaron todo esto, no se si ilusos son, pero, al menos se dieron el placer de vivir sus propios sufrimientos con la alegría de haberlos descubierto, masoquistas no son, de ellos dijeron que nihilistas fueron, nada de eso son, nada de eso fueron ni serán, solo que tuvieron ojos para ver y etc., y así vieron y oyeron y la verdad dijeron. El tiempo, si se quiere ser en él, hay que darle su tiempo para vivirlo. Iconoclastas tal vez, si por tales ha de entenderse su significado griego. Como quien dijera, destructores de iconos, tantas veces bautizados como herejes. Desde luego que entre todos estos hay unos otros, desconozco si para ellos hubo clasificaciones y si para ello haya tenido la lengua griega la palabra adecuada y si las hubo mi extrema ignorancia aun no se apropia de ellas. Prefiero su bautismo en latín, oportunismus, seres ubicuos, que se adaptan a cada situación donde ellos siempre son beneficiados, el costo, la inversión, es siempre inferior a sus rentas, sin importarles que en la apuesta se pierda el alma. Creo que convirtieron en axioma hecho suyo el refrán, “barriga, bolsillo…llenos corazón contento”. De esta especie está pleno el mundo y repleto este nuestro, Venezuela si algo de ella queda. No es un decir, es así, sin límites de tiempo, ni menos talanqueras. Cuento mejor que el mío, perfectamente superior a lo que afirmo, lo demuestra Herrera Luque, en esta historia nuestra, más que historia una fábula de poesía muerta.

Llegados a este punto comencemos. Los ilusos de ayer, desde el famoso “por ahora” creyeron que Hugo Rafael era el Mecías, el pensador, el redentor. Tras Él fueron. Se acabaría la corrupción y las últimas miradas de sus ojos hervirían en las pailas donde los adecos ahogarían su lujuria, saciarían su avaricia. Algún copeyano, con el rabo entre piernas, aguardaría su turno para lanzado ser a la hoguera. La economía sería más bella que los tulipanes de Holanda y las orquídeas de la Amazonía. La seguridad, aseguraron, tan austera y perfecta que en las calles la libertad danzaría a plenitud en su belleza. Todo eso y más dijeron. El arte, todo sin distancias, diferencias, credos, razas y tormentas sería el habitante que sustituiría al huésped alienante, de la otra otrora Martha Colomina de Rivera, según ella era. La ciencia andaría desnuda al alcance de todas las manos y las almas, que más que tocarla, lo que ya era bueno, hacerla decidieran, lo que mejor sería. Curas y monjas convencidos había del regreso de Jesús y que la desdicha, la indigencia y más, la desesperanza, suelta en niños que moraban en las calles lo seguirían y alcanzarían acá, la tierra prometida. Las aguas de los ríos, de lagos, arroyos, fuentes, limpias serían y el Guaire tendría truchas y nenúfares en contrapunto cantando un buen poema, narrando un cuento para que el mundo viera y, ya no a solas, sus orillas repletas de los que ayer antes de ese tiempo, indigentes eran, que banquetes hicieron de excretas habitantes de sus aguas muertas. La salud hecha dicha, hospitales vacíos, la vida andaría suelta y hasta gritaban, como una copla buena, sin nostalgias, por no haber más razones para la ausencia. En las escuelas los niños reirían en sus juegos conquistando la ciencia y en sus hazañas con el arte caminado al encuentro del mundo y desde su propio centro al encuentro consigo. Los maizales inmensos con su maná perfecto acumulado y el canto de los pájaros traviesos, más allá, más acá, por todas partes, la leche, la miel, el pan y el vino se tropezarían porque sueltos sin odios y mucho menos traumas, andarían buscando quien los beba, los coma, los goce y cada mañana, al despertase, felices, a reiniciar la faena para reconstruir la vida de la patria, que ahora empieza. Así dijeron y así oímos.

Los oportunistas se sonrieron con esa discreción que hipocresía impone para que sean honestos. Sabios, dijeron, este es otro cuento. Pero es nuestro cuento, así dijeron y casi todos ellos se montaron en el tren del proceso. Si conducimos la revolución, así proclamaron al jurar al líder fidelidad de judas, tendremos tiempos para reconquistar lo que nunca perdimos, así supieron. Si robamos en nombre del señor, como decapitar y acumular cabezas para ganar indulgencias en otra era, pronto la corrupción se convertirá en virtud. Y así hicieron. Y así hacen. Crearon su propio código, la sumisión ante el supremo para ser libres en el ejercicio de las traiciones, bajo las bendiciones y las potencias que el dinero da, de su poder, y vivir las virtudes de su vileza. Conscientes son de su propia entereza para seguir su vida sin vergüenza colmada de alabanzas de placeres dichosa. Yo no se si ubicación me queda y mi ideal perfecto, no tener alguna, es carecer de todas. Pero, a pesar de mi conducta de acontista, mi única profesión no se si plagiada o copiada o asumida de un poema de León de Greiff que ese nombre lleva, me imaginé que antes de mi total ausencia podría ver a la universidad, menos que sabia honesta. A fin de cuentas, me dije, la honestidad de la universidad es ser casa del arte y de la ciencia que entre todos se hace, se construye y se juega.

Luché por ella, me opuse a todos los proyectos de la 4ª, PLES se abreviaban. Ninguno era mejor que la Ley del 58, construida por poetas del saber, de la ciencia y del buen vino. Hacedores de Libertad eran. Recuerdo algunos nombres, Pisani, De Venanzi, Sanabria, crearon la mejor Ley de Universidades que hemos tenido y la mejor de América. Caldera asaltó a la Universidad y a la razón. Y en el 1970 se convirtió a la Universidad en un potrero con su reformada ley como alimento, y desde entonces pacen felices sus burócratas y tartufos rumiando la autonomía. Creímos, ilusos que tal vez, la ineticidad saldría de la universidad si desde fuera se promovía una disposición que evitara que el poder interno terminase de tragarse los sueños, asesinase la fantasía, enterrase la ética, sin las cuales no se puede hacer ciencia, no se puede crear, no vive el arte. Sabemos, quiero decir yo se, que en este gobierno hay ilusos tal como dije arriba, no se olvide. Ilusos soy en esto, me dicen familiares y amigos. Pero ayer, quiero decir un día de esos, encadenados, el presidente, el mismo de todos por tanto también mío, me quitó el velo de iluso si tenía algo de él, de acontista si me queda un poema, con su sinceridad brutal sin dejar dudas. Los egresados de la UBV y la misión sucre, como técnicos superiores, juraron fidelidad al proceso, admitieron su obediencia ciega y su fe sin temores a su líder. En el ambiente como el éter de antes, como elan vital y como meta y fin, cruel y grotesco dilema, el socialismo, patria o muerte. Volví a mi infeliz oficio de acontista Esta idolatría allí confesada como reafirmación de lo posible, escupe la articulo 102 de la Constitución, que si vale la pena, lector búsquelo y léalo, y el espíritu, razón y propósito de la Ley de Universidades, pero también su texto, si gusta lector, busque y escuche el articulo 4º de esa ley.

El gobierno sabe que las universidades autónomas caminan aceleradas a su entierro. Y sabe el porqué de todo ello. Se las traga la Realpolitk y las conspiraciones son su sino. Su presupuesto, poco mas poco menos del 80% se va en nómina y de esta alrededor de un 50% se va en jubilados. La investigación es truculenta, y la buena, que realmente existe, es casi clandestina. Y para qué seguir, la conclusión es evidente. Cuando todos se igualen, los tecnológicos se transformen, por la magia del lenguaje, en centros politécnicos universitarios, dejarán de ser lo que fueron, y con la UBV, la Misión Sucre, la UNEFA, las experimentales y todo eso cuando iguales sean, entonces se podrá tener una ley que envuelva al subsistema. En eso de los nombres, se vuelve al medioevo, pero sin la grandeza del nominalismo y del realismo. Por obra y gracias de estas maravillas, tales instituciones con cambiar sus nombres serán otras. Y así será. La 4ª con sus PLES invocaba lo mismo. Se igualaron los salarios, porque a igual trabajo igual salario, que dicho mejor era, a igual nombre igual salario. Si universitarios somos todos, todos somos iguales, todos ganamos lo mismo. La homologación fue equidad y justicia, así dijeron y celebramos con una borrachera sin poiesis, de libido muerta.

Pero, si Santo Tomás no se equivoca, la vida de la universidad es lucha eterna, es crisis constante por el conflicto que surge entre lo viejo y lo nuevo, entre los ya construido y lo que se busca, entre el error y la corrección, entre la verdad y su ocultamiento, entre la belleza y la oquedad y alguna vez de nuevo volverá la consciencia a entrar en juego. Que cuando? No lo se, pero se eso. De algo estoy bien seguro, la 4ª vive en esta 5ª, y esa vida en la 5ª es su muerte. La santa Madre Iglesia fue sacudida por la Reforma y la esperan mayores sacudimientos a pesar de su sabiduría y destreza en los manejos del alma y del poder. El arte como o la ciencia se hacen, caminan y perduran sobre su propia reconstrucción constante. La gran lucha del hombre es por la vida y para alcanzar la victoria ha de tenerse consciencia del valor de la muerte, quitarle a cada paso su poder trágico y alcanzar el placer de la sonrisa, con la esperanza de lograr a plenitud la risa. Cerca de mí un oportunista me aconseja: aprovecha este rato que te queda, en cada nueva era vivirá la miseria de la vieja y así cada vez sin para la ruleta, y en ese andar hay que vivir su juego.

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