Chávez actúa como si el SI hubiera ganado
Sabía que a Chávez le gusta hacerse el loco, pero no al extremo de ignorar que el 2 de diciembre pasado 4.504.334 venezolanos votaron contra un proyecto de reforma constitucional propuesto por el presidente que solo obtuvo 4.379.392 votos.
O sea, que fue rechazado por una sólida diferencia de 135.942 votos, que en cualquier país democrático del mundo, pero sobre todo en la Venezuela normada institucionalmente por la Constitución del 1999, es suficiente para que la voluntad de los electores resulte acatada, intocada y consagrada.
En el Título IX, Capítulo I de la Constitución del 99, en efecto, desplegados en los ítems “De la Reforma Constitucional”, y “De las Enmiendas” respectivamente, leemos en el Artículo 345:
“Se declara aprobada la reforma constitucional si el número de votos afirmativos es superior al número de votos negativos. La iniciativa de reforma constitucional que no sea aprobada, no podrá presentarse de nuevo en un mismo período constitucional a la Asamblea Nacional”.
De modo que la reforma constitucional propuesta por Chávez no solo fue abatida, sino que no puede volver a presentarse en este período, quedando para el próximo, el que se inicia para el 2013, pero en circunstancias de que ya el comandante en jefe no será presidente, pues la constitución le prohibe postularse para un tercer período.
Pero no son minucias que detengan al “líder máximo de la revolución continental y mundial” -después que él mismo admitió la derrota, se disculpó ante los suyos y felicitó a la oposición por el triunfo-, en su afán de remacharle a los venezolanos la reforma constitucional, que contiene disposiciones como la presidencia vitalicia, el socialismo del siglo XXI, el fin de la descentralización, y la conversión de Venezuela en un cuartel donde solo se oiga la voz de los chafarotes de siempre, pero disfrazados ahora de rojo, gerentes, administradores, empresarios del estado y de honestos.
Cada día, en efecto, Chávez, lanza en público, y para que no quede dudas quien gobierna, legisla y administra justicia en el país, órdenes al gallinero que llaman Asamblea Nacional para que se apresure a redactar y aprobar leyes que vayan en sentido inverso del mandato de los electores del 2 de diciembre y pasen a ser mutilaciones, pinchazos y prótesis con los que sea anula y convierte en letra muerta al texto constitucional.
Así, en el último mes se cocinaron una Ley de Policía Nacional, otra creando un impuesto que llaman de “La Riqueza Súbita”, -y que no es más que un mecanismo para que PDVSA le coloque a Chávez en el FONDEN mil millones de dólares mensuales-, otra que pone fin a descentralización, otra que crea la reserva y la constituye en quinto componente de la FAN, y decretos, y decisiones y políticas con fuerza de ley que adulteran las bases de la vida institucional del país y le hacen pasto de una serie de fanáticos y talibanes del siglo XIX que han encontrado en Chávez y su revolución los vehículos para restaurar la monarquía.
En definitiva, una plataforma que se dirige a anular el seguro triunfo de la oposición el 27 de noviembre próximo, pues con una gobernaciones y alcaldías convertidas en cascarones vacíos, sin recursos, atribuciones, ni estructura legal para desempeñar los roles para los cuales fuera creadas, es indefectible que se serán arrolladas por un poder ejecutivo y central que no vacilara en asfixiarlas en la idea de demostrar que son, tan innecesarias, como costosas.
Y estos son los temas que no pueden estar ausentes de la campaña electoral, estos son los elementos que de ocultarse, no solo inhibirían una correcta movilización de la sociedad civil, sino que abrirían el camino para que Chávez continúe saltando de ilegalidades en ilegalidades, y sin que nadie se atreva a detenerlo, a pararlo, a inmovilizarlo.