Con la Iglesia hemos topado
Los comunistas, de toda laya, siempre han tenido una singular aversión hacia las religiones y en particular con la Iglesia.
Basta recordar la emblemática frase de Lenin: «la religión es el opio del pueblo». Mas tarde Stalin, en tono irónico, preguntó cuántas divisiones tiene el Vaticano. Pues es que, aún sin ejército, la Iglesia católica fue un factor esencial en el derrumbamiento del imperio soviético, gracias a la incansable labor de Juan Pablo II. Más recientemente, el Papa Francisco propició el diálogo entre EEUU y Cuba, y con ello, volvió añicos el mito anti imperialista castrista.
En nuestro país, la Conferencia Episcopal Venezolana, a través de un comunicado, acaba de pronunciarse de manera tan contundente en contra de las políticas del régimen, que la pastoral de monseñor Arias, en tiempos de Pérez Jiménez, resulta comparativamente, una tímida amonestación.
La respuesta de Diosdado, al afirmar que todo verdadero cristiano tiene que ser chavista, no solo es insolente, sino un exabrupto al mejor estilo talibán. En eso no se diferencia en nada de los postulados del Estado Islámico, que mete política y religión en el mismo saco.
La Iglesia tiene mas de 2 mil años de existencia y ha sobrevivido a muchos gobiernos totalitarios que ya son solo trágicos episodios pasajeros en la historia universal.
No hay duda que esa ´´amonestación´´ posee su peso específico por proceder de quien procede, puesto que la Iglesia no suele dar ´´puntada sin dedal´´ y cuando aborda los problemas lo suele hacer con conocimiento de causa. Y es que como bien expresa el EDITORIAL de hoy, son 2000 años de experiencia acumulada más los por venir, y que le ha permitido adquirir una sabiduría infinita al abordar problemas como los que nos afectan a todos los venezolanos.
El comunicado, conservador y sensato, tiene la virtud de dejar bien claro que el modelo ´´socialista´´(comunista) que se pretende implementar en nuestro país, no solo es antihistórico sino que ha sido la causa eficiente de muchos de nuestros males presentes. Pero, quizá lo mas resaltante, es ese entrar en sintonía con el resto de la sociedad civil que necesita imperativamente ese marco de referencia moral y espiritual como que mas comprometido e identificado con las permanentes recomendaciones del Papa Francisco en torno a los problemas sociales que hoy afectan a la inmensa mayoría de la humanidad. Igualmente, le permite a esa inmensa mayoría del pueblo católico venezolano el tomar un decidido camino en cuanto al como actuar a objeto de hacer valer sus derechos naturales, sociales y políticos, frente a los permanentes desafueros e iniquidades de un Estado abusivo y totalitario. En tal sentido y puesto que la vía elegida es la político – electoral, pacífica y democrática, le corresponde ahora a nuestros partidos políticos el obrar en consecuencia, lo que no significa afrontar la hora presente de manera pasiva ; todo lo contrario, todos estamos en nuestro derecho de manifestar nuestra disconformidad de manera ´´pública y notoria´´ hasta el momento mismo en que sean atendidos nuestros requerimientos y se le de alguna solución a nuestros ingentes problemas.
Estamos conscientes de los riesgos que habrá que asumir, especialmente si tomamos en cuenta que el ala radical en el poder suele practicar la represión al mejor estilo talibán, pero a diferencia de otras épocas y con el final de la bonanza petrolera, no solo vemos al ´´Rey desnudo´´ sino que descubrimos que sin el barniz de la petrochequera, maquillaba el verdadero desastre en el que nos encontramos y quienes han sido los causantes del mismo. Y es que esos ´´culpables´´ a los que la hora del ´´juicio final´´ se les aproxima , no podrán eludir su responsabilidad y mucho menos salir indemnes después de tantos crímenes y abusos para con el pueblo venezolano. ¡ La justicia suele ser lenta, pero segura !…
increible¡.
SI EN OTROS TIEMPOS EL FACTOR DECISIVO DE LA PRODUCCION ERA LA TIERRA Y LUEGO LO FUE EL CAPITAL, HOY EL FACTOR DECISIVO ES, CADA VEZ MAS, EL HOMBRE MISMO, ES DECIR SU CONOCIMIENTO. Juan pablo II. Enciclica centesimus annus.