La Universidad, ni un bledo
La UCV acaba de realizar sus macro-elecciones. Autoridades rectorales, decanos, consejeros… Por razones de su historia y de la historia, esta universidad es la mayor significación de entre todas nuestras universidades. Buenas razones hay. Protegida por el Libertador, y de su puño y letra, quiero decir de su amor y pasión por la arte, la ciencia, la ética, nace la reforma de los estatutos de la Universidad Real y Pontificia de Caracas, que era buena en el marco de la era, pero en los Estatutos existe una sustantiva concepción teórica de lo qué es la universidad, bases y fuentes de su autonomía e incluso, un proyecto de currículo que, de haberlo leído Aristóbulo Chávez y Hugo Rafael Istúriz, nos hubiésemos librado de las brillantes por opacas estupideces del tal currículo bolivariano, tal vez la mayor ofensa contra este ilustre académico. Lo es también por sus momentos estelares en la ciencia, el arte, la crítica y participación política. Otras están en proceso electoral, la ULA, LUZ y no se si ya cumplieron el con el rito la UDO, y desconozco si la UCLA ya goza (como gozan las clásicas!, UCV, ULA, LUZ, UC) de su régimen autonómico.
Deliberadamente he empleado el sustantivo rito y el verbo gozar. Y es que la cosa universitaria es esa. Las elecciones son un rito, pero un rito sin dios, o un rito que tiene al Poder como su Dios!. Pero es siempre, desde el asalto de Caldera a la universidad*, el 70, hasta nuestra era y la que vendrá, un rito usualmente perverso, en donde el negocio clientelar burocrático es el noúmeno de tal evento. Que me perdone Kant el abusivo uso de su especial término, pero lo empleo, si se quiere arbitrariamente más para llamar la atención sobre esa cosa, la cosa en sí, la esencia de ese fenómeno, que por rigor, digamos, filosófico. Deberá perdonarme el lector esa vacío mío para la calificación adecuada, pero carezco de la autóritas del creador para usar poéticamente una “grosería”, como bien lo han hecho Cervantes, Quevedo, García Márquez, o del poder que da el poder, del que disponen el presidente Hugo Rafael, o Humpty Dumpty, el de Alicia en el país de las maravillas, y que en ambos casos por diversas razones se ve con beneplácito y hasta satisfacción y aplausos. Y, como no soy maracucho, tampoco me atrevo a emplear un sustantivo suyo, que si bien no originario, haya alcanzado entre este bello pueblo, un universo semántico excepcional. Pero al añadir goce, sí debo recurrir al auxilio de la maracuchidad, porque la determinación de ese goce queda establecida como un mollejero orgiástico.
Perdone usted lector mi malestar, pero mas aún, perdone usted el estilo, tanto más si usted es un ser generoso, bueno, como estoy seguro, universitario o no, de cristiano espíritu, con su siempre voluntad de comprender y perdonar, y esta comprensión lo lleve a la asunción de que si bien sea cierto que la universidad tiene tantos problemas, no es menos cierto que con sus deficiencias es mejor que el resto social. Y muchísimo mejor si la comparamos con el gobierno. Este o cualquiera, siempre será lo mismo, pero de éste más! Si fuere usted de este pensamiento, le juro que lo entiendo perfectamente. Pero, deslindemos; a quienes no excuso ni menos perdono es a aquellos que afirman desde su sapientia, que la universidad es el reflejo del país. Tal vez nadie mas que ellos saben que tal afirmación es perversa, pero saben que asumir ese “axioma” les permite ser ellos mismos beneficiarios mercaderes de ese templo. Agradecido de su consideración, acerquémonos al hecho.
He seguido en los medios declaraciones de los aspirantes a los superiores cargos de las universidades UCV, LUZ, ULA (y ahora ganadores y derrotados en la UCV). ¿Qué tiene en común? La defensa a ultranza de la autonomía y la reafirmación del presupuesto justo. Este es el planteamiento teórico, epistemológico, axiológico y cualquier otro sustantivo rimbombante que pocos entendemos. Y ellos, ¿sus decidores, sus habladores? Presumo que un poco menos los entenderán, pero da como pena no sacarlos de esa maleta retórica insulsa, inocua, inicua. Naturalmente la muletilla de la universidad que queremos. Plural, democrática…participativa. Nicho, lecho de la tolerancia, ergo, de la disidencia, del pensamiento crítico. Pero Dios da para todo. La inminente rectora de la UCV y con ella muchos más, hacen hincapié en que, con ellos, en adelante, la universidad, será todo lo dicho arriba, pero más, será la vocería que orienta al país. La palabra más sabia que escuché de la Inminente rectora. Sin muchos detalles, la mejor definición de vocería es mollejero, en zuliano perfecto! Pero, este nuevo reto académico comporta una hermosura gnoseológica. Me faltó esta palabra más arriba, pero la uso en plenitud de mi ignorancia, para señalar que a confesión de parte, relevo de pruebas, en el antes la universidad estaba muda. Tal vez fue una ayuda del Señor, que la prefirió muda porque ni de niño pudiera haber dialogado con sus sabios y de joven los habría echado del templo, por mercaderes.
Ninguna reflexión institucional, ninguna orientación al país, nada pues de cumplir con las disposiciones fundamental de la Ley de Universidades. Nada!. Solo autonomía, presupuesto justo, tolerancia, democracia, disidencia. Uno que otro, con timidez, refiere la cosa administrativa. Y, no falta algún avezado que promete mejorar el comedor, el transporte, la seguridad, Ah!, la inseguridad, el mal mayor –después de Chávez, por supuesto- de las universidades. Asaltos, muertes, robos, aliviadero de criminales, etc., son algunos de esos índices que dan identidad a la universidad, según es el discurso de sus aspirantes a redentores. Ni una puta idea sobre arte, ciencia, proyectos de investigación, ni una sola idea con timidez expuesta sobre los diversos encuentros de la UNESCO que concluyeron con el congreso de Paris 98, cuyas conclusiones son la mejor guía de la humanidad contemporánea para superar la crisis de las universidades, en estos tiempos de mas crisis. Nada sobre el hecho real, de bulto gigantesco, sobre tantos problemas que no requieren revoluciones sino del uso de la ciencia, de la tecnología, con un mínimo de ética para intentar abordar y, tal vez, resolver problemas tales como ser la nómina de empleados y obreros más alta que la de los profesores. Que la inmensa mayoría de profesores asociados y titulares está en situación de real ilegalidad, por macabro incumplimiento de la Ley de Universidades, artículo 96. Que los jubilados, asociados y titulares se llevan muy mucho más del 65% del presupuesto universitario…
Desde la pared de enfrente, el chavismo, las cosas son más peores. El voto de todos los obreros, de los empleados, de los instructores, los contratados, todos los estudiantes para acabar con la oligarquía profesoral, clasista asquerosa y alcanzar así el carácter protagónico, participativo y democrático la universidad. La ciencia, el arte, la tecnología, pero también la autonomía quedan sujetas a los superiores intereses del estado humanista, revolucionario. El ingreso libre, claro, de los bachilleres, cuyo título da la idoneidad necesaria para ser universitarios doctos, como ejercicio y praxis de la equidad, de la justicia y, al fin, la superación revolucionaria de la exclusión. Nada más contrario a la revolución – a cualquiera que tenga que ver con esta “materia” – que estos grotescos planteamientos y nada más reaccionario que desconocer las capacidades de cada quien para la propia existencia como concreción y como devenir de la humanidad. Y obviamente como ingreso de estudiantes a la universidad. Menos mal que de un plumazo la revolución convertirá, digo mejor, transubstanciará los tecnológicos en universidades politécnicas. De un plumazo quedará resuelto el problema de la igualdad, equidad, en los accesos a las universidades, y mucho más, en muy breve tiempo, por esa vía de los cambios de nombres, casi ya, lograremos haber derrotado al imperio, pues habremos alcanzado desarrollo científico y tecnológico pleno, de la más avanzada y avezada punta.
¿Desconoce el gobierno la tragedia de la universidad, su atraso científico, su ausencia tecnológica y la negación de la ética? ¿Lo desconocen los “autonomistas” protagónicos del presupuesto justo?. Juro que no. Juro decir la verdad y sólo la verdad, solo. Ambos sectores reconocen en el fondo de su alma que esta universidad tal como está es útil exclusivamente a quienes se sirven de ella. Ambos saben que ella en el concierto científico, tecnológico mundial no existe! Ambos saben que ella, en cuanto al desarrollo de la creación artística, es un obstáculo. Que están a años luz, tanto en el sentido de pertinencia cuanto en la calidad pedagógica y estética del sistema nacional de orquestas infantiles y juveniles, a quienes de una u otra manera se les impide “accesar” a la universidad. Ambos sectores saben y disfrutan para su propia realización de los dos grandes obstáculos epistemológicos (vaya qué palabrota, hacía falta!), el pedagogicismo, el metodologicismo. Ambos saben que su mejor negocio político es el democratismo y el autonomismo. Ambos sectores saben y viven y rumian y pacen felices por el “claustro” convertido, tiempo ha, en potrero desértico. Pero ambos sectores saben que esa es su única manera de vivir de la universidad. Ambos sectores han sustituido el carácter ético político de la universidad, por una “república” exclusiva para el juego de sus intereses. La carrera política sustituyó la carrera académica. Digo mejor, los académicos viven a la carrera tratando de protegerse, de conseguir financiamiento, escuálido siempre, para la investigación; los políticos viven corriendo en su carrera por llegar a rector, con el más alto mérito de haber sido director docente, director de escuela, decano, secretario, Vice, y ya, rector. De allí la inminente rectora de la UCV podrá ser presidenta de la república y cualquier ex -rector, podrá ser alcalde!
Ambos sectores saben muy, muy bien que la inutilidad de la enseñanza media y aun la primaria es responsabilidad en estos últimos años de los egresados de las escuelas de educación, en donde se enseña a enseñar y no qué enseñar! Parte del pedagogicismo es esta grave enfermedad. La otra parte, el vil componente docente para ser profesor universitario. Y, bendito sea Dios, ambos sectores saben que esa enfermedad es la más reaccionaria de las enfermedades, y que es fuente inercial del gremialismo. Quede claro, lector, que la PEDAGOGÍA como ciencia derivada, multi e interdisciplinaria es necesaria, como objeto de estudio en las universidades y praxis crítica, abierta en el proceso educativo, pero quede claro que existe post factum. Que la ciencia, el arte van delante y ella detrás, sin remedio, tratando de conducir para mejor andar esos caminos. Quede claro del mismo modo que razón tiene la tesis incuestionable que existe una pedagogía para la dominación y otra para la libertad. Freire tiene razón. En la universidad engorda la pedagogía de la dominación rumiando sus propias excretas, pero mucho más atrasada que la que discurre en los países con alto desarrollo científico, estético, filosófico.
El negocio es claro. Para el gobierno –cualquiera, para este más – la universidad por estar y ser así se suicida. Para los “autonomistas” es su propio negocio, inmediato y su trascendencia, un retrato en la galería de rectores. El país, la ciencia, el arte, la ética, no son su problema. La evaluación no existe. Solo el poder tiene sus garras para medir y ser para sobrevivir. He de pedir perdón a los universitarios de verdad, autonomistas de verdad, quienes dan vida a la universidad e impiden su muerte, convertida en tragedia. La tragedia de su auto devoración. Son mas de cuantos suponemos, pero carecen de voz, que no vocería. Esta es para la inminente rectora de la UCV y sus homólogos vocerisabios. La voz es para la memoria ética que conserva la palabra sabia, honda, bella y buena de De Vennzi, la Obra de Borjas Romero, la hidalguía y señorío de Perucho. El contrapunto de Mayz Vallenilla. La voz es para nuestros científicos que, a pesar del anonimato nacional, viven en los jardines de la comunidad científica internacional. La voz es para nuestros creadores de arte, que no se ven pero su obra vive en el universo de la belleza. La voz es la del ser probo, que sin ningún poder, salvo el valor de su consciencia, garantiza el funcionar y ser de la vida de la universidad, a pesar de la inmundicia del poder que anda suelto y la devora como un Gargantúa
* Caldera intervino la universidad, con ensañamiento a la UCV. Luego legalizó la perversión, en nombre de la participación democrática, etc., con la reforma de la ley de universidades. Esta tendencia se perfeccionaría si se asume la tesis de Navarro, de la participación “paritaria” (que diablos serían acá los pares?) de obreros, empleados, estudiantes, profesores, como los grandes electores de la universidad. Se habría consumado la revolución. Corrijo, la tesis de la reforma de Caldera.