Reflexión de comienzos de año
Es inútil formular una explicación en relación con lo ocurrido en la Asamblea y en el tsj para la elección de los miembros del poder moral y del cne. El propio presidente de la Asamblea nos hizo saber que para que no lo llamaran bruto había consultado al TSJ. Es decir, que lo actuado por la asamblea para elegir a los miembros del poder moral con una mayoría distinta a la que prevé la constitución no es obra suya, él no es tan bruto, es obra del tsj, a los cuales si se les podrá llamar brutos, Cabello dixit.
Cabello conoció de esa brutalidad desde los mismos días que precedieron a la muerte del eterno, cuando el TSJ dispuso que para el presidente ejercer el cargo en el nuevo período no sería necesario que se juramentara, lo cual lo libraba a él de tener que asumir como presidente de la asamblea, la vacante de la presidencia de la república originada en la no toma de posesión mediante el juramento, pues ésta no estaba vacante, por lo cual quien había sido designado como vicepresidente aunque lo hubiera sido para un período finito y ya concluido, podía continuar ejerciendo el cargo, pues estaba, por así decirlo, como amparado por el manto de la eternidad.
Cuando se supo que el eterno no lo era pues yacía difunto, la brutalidad se extendió a dar por un hecho consumado la toma de posesión por parte de éste, excluyendo así la posibilidad de que fuera el presidente de la asamblea quien se encargara de la presidencia; pero sin excluir que el vicepresidente encargado que no puede ser elegido, pudiera ser electo quizá porque era el vicepresidente del período ya expirado y no del corriente. Esa parte de los fallos del TSJ siempre escaparon a mi comprensión.
Cabello, siempre estuvo agradecido al TSJ por esas brutalidades, ya que le permitieron situarse al margen de la toma de decisiones tan complejas como las que el usurpador no acierta a tomar; y seguramente lo está hoy todavía más cuando palpa como crece el rechazo al régimen a sabiendas de que las miradas recaen en el usurpador. Sin embargo, no es que se encuentre en la asamblea como pez en el agua. El término parlamento que abarca las legislaturas, asambleas, congresos y demás sinónimos de los cuerpos deliberantes lo interpreta él no como el lugar para dialogar e intercambiar ideas, sino ‘para lamentar’ que al mismo puedan acudir personas que disientan de su opinión y a las cuales les cercena el derecho de palabra. Esta brutalidad si le pertenece a él. Feliz año.