Salud y Bienestar

Sedentarismo extremo es mortal a partir de los 35 años

Marisol afronta con entusiasmo sus 81 años de edad. Con nueve nietos entre Caracas, Madrid y Miami, esta maestra jubilada no deja de asistir a la piscina pública de Montalbán, en Caracas, para recobrar las energías que la edad le quiere arrebatar. Mientras hace sus ejercicios y enseña incluso a nadadores más jóvenes a dar las brazadas, su nieto Andrés, roquero y fumador precoz, invierte sus 22 años arropado en su cama hasta las 11 de la mañana, cuando entonces “mamama” llega de la rutina y le pregunta “¿Todavía durmiendo, mijito?”.

Dos vidas opuestas. Cada quien tiene derecho a disfrutarla como desee. Pero si  usted es de aquellos que “no tienen tiempo” para hacer ejercicios y se refugia como Andrés en el “estoy agotado porque anoche me acosté tarde”, quizás reciente estudio publicado en la revista The Lancet le haga cambiar de opinión. Según este trabajo realizado por el Instituto Nacional de Investigación de la Salud de Taiwán, practicar tan sólo 15 minutos al día de ejercicio ayuda a reducir el riesgo de mortalidad en un 14% o, lo que es lo mismo pero medido en otros parámetros, alargar la expectativa de vida en tres años.

Hasta ahora, la cantidad recomendable de ejercicio según la Organización Mundial de la Salud y diversas instituciones médicas situaba en media hora el tiempo mínimo para que nuestro cuerpo notara los beneficios del ejercicio; así con una caminata un poco rápida o algo de bicicleta se podía cumplir las expectativas. Pero para aquellos que no pueden o no tienen entre sus aficiones al deporte pueden darse una nueva oportunidad…. en tan sólo un cuarto de hora. «Queríamos saber si periodos de ejercicio más cortos conseguían producir algún tipo de mejora en los que lo practicaban y, por lo que hemos comprobado, los resultados son muy positivos», explica el doctor que lidera este estudio, Chi-Pang Wen.

Para este estudio se siguió la progresión durante un promedio de ocho años (de 1996 a 2008) de algo más de 400.000 taiwaneses de más de 20 años, dividiendo a estos participantes en cinco grupos según su estilo de vida: desde los sedentarios hasta aquellos que realizaban deporte con una intensidad muy alta. El resultado no se hizo esperar. Incluso en aquellos que afirmaban tener una “actividad baja”’ -92 minutos de ejercicio a la semana, lo que equivale a algo menos de un cuarto de hora al día-, mostraban una reducción del riesgo de mortalidad de un 14% en comparación con aquellos que no practicaban nada de ejercicio. A ello se le añadía la constante de que si se sumaban 15 minutos más de ejercicio, ese riesgo se reducía un 4% más.

Ventajas en varias enfermedades

«Estos datos no han variado dependiendo del sexo o la edad de los pacientes», comenta el doctor Wen, «como tampoco han alterado el resultado dependiendo de si el participante sufría alguna enfermedad cardiovascular que, en principio, le limitase la práctica de ejercicio. Es más, estos datos constatan que al ser poco tiempo pueden llevarlo a cabo y mejorar su esperanza de vida», comenta este especialista. Pero hay más. «Descubrimos que el ejercicio también aporta beneficios en aquellas patologías que no están directamente relacionadas con el sedentarismo», explica el doctor Jackson Pui Man Wai, de la Universidad del Deporte de Taiwan.

Así, y según esta investigación, el riesgo de mortalidad por cualquier cáncer es de un 10% menos en aquellos cuya intensidad en el ejercicio era baja en comparación con los que nunca lo hacían. «Esperamos que si la gente sabe que con tan sólo 15 minutos de ejercicio se reduce sustancialmente el riesgo de morir se anime a muchas más personas a abandonar la vida sedentaria e incorporar una pequeña cantidad de actividad física por muy ajetreadas que sean sus vidas», señalan los doctores canadienses Anil Nigam y Martin Juneau, del Instituto del Corazón de Montreal.

¿Está deprimido? 

La enfermedad mental más común, que afecta a 350 millones de personas en el mundo y a pesar de los tratamientos efectivos muchos pacientes nunca son tratados ni diagnosticados, tiene dos opciones para superarla: la consulta siquiátrica y los fármacos. Pero recientemente ha tomado cuer por la tesis de que el ejercicio físico moderado, como salir a pasear, aumenta la autoestima y los niveles de neurotransmisores cerebrales implicados en la depresión.

Lo dice Dick Clark, neurocirujano, quien asegura que cas la mitad de los participantes en maratones y cuantas carreras benéficas se inventan en EEUU, son personas deprimidas. Clark asegura que los tratamientos más habituales para combatir la depresión (terapias psicológicas y psicofármacos) en algunos casos no impiden que la enfermedad se prolongue, lo que constituye una carga para la persona afectada. Por otro lado, desde hace años aconseja practicar deportes aeróbicos (correr, ir en bicicleta o nadar) como una medida efectiva para combatir este trastorno mental.

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