El argentino Simeone la cambió la cara al Atlético de Madrid
Madrid, 23 dic (EFE).
El entrenador argentino del Atlético de Madrid Diego Pablo Simeone cumple hoy tres años en el banquillo del conjunto rojiblanco, al que llegó en una situación comprometida y aupó a la conquista de una Liga Europa, a la que siguieron una Supercopa de Europa, una Copa del Rey, la Liga del pasado año y la reciente Supercopa de España.
El técnico porteño arribó al conjunto madrileño un 23 de noviembre de 2011, al día siguiente de que Gregorio Manzano hubiera sido destituido, condenado por la eliminación copera a manos del Albacete de Segunda B y con el equipo décimo en Liga.
«Como jugador cumplí una etapa y hoy llego como entrenador con otra responsabilidad. Sé la exigencia que tiene el Atlético. No me asusta, me entusiasma como todas las situaciones que generan desafíos. Esta es una más. Aquí estamos para recuperar un poco de lo que siempre tuvimos», dijo Simeone el día 27, cuando fue presentado.
A partir de entonces el Atlético encadenó 31 partidos con tan solo cinco derrotas, terminando en el quinto lugar de la Liga pero logrando la segunda Liga Europa de su historia con un inapelable 3-0 en la final contra el Athletic de Bilbao en el National Arena de Bucarest, con dos goles del colombiano Radamel Falcao de bella factura.
La siguiente temporada comenzó por la victoria en la Supercopa de Europa ante el Chelsea (1-4) fue la de la confirmación y comienzo de la ruptura de algunos ‘techos’ mentales del Atlético. El primero, el de la incapacidad para derrotar al Real Madrid en duelos oficiales durante catorce años.
La victoria en la final de la Copa del Rey de mayo de 2013 (1-2) en el Santiago Bernabéu supuso quebrar de la estadística negativa ante el eterno rival, con un gol del hispanobrasileño Diego Costa que respondió al 1-0 del portugués Cristiano Ronaldo, y un gol de cabeza del brasileño Joao Miranda en la prórroga que le dio el título a los de rojo y blanco.
Esa temporada, que el Atlético concluyó tercero en Liga y logró el deseado billete para la Liga de Campeones, también tuvo sus momentos críticos, como la eliminación de la Liga Europa a manos del Rubin Kazan ruso, con una dolorosa derrota en el Vicente Calderón por 0-2 y una reacción insuficiente en tierras rusas.
Sin embargo, lo mejor estaba por llegar en la siguiente campaña, una 2013-14 que el equipo comenzaba con la incertidumbre de perder al goleador colombiano Falcao, pero con la esperanza de la confirmación de Diego Costa, que ya había anotado 20 goles el curso anterior. El de Lagarto acabaría con 36 tantos y las puertas abiertas de la Selección, con la que fue al Mundial de Brasil.
El inicio de ese Atlético fue impresionante. Ocho jornadas sin conocer la derrota en Liga -hasta el 1-0 del Espanyol en Cornellá-, doce partidos si se cuenta la Liga de Campeones y la Supercopa de España, que se llevó el Barcelona por empatar 1-1 en el Calderón.
Sin embargo, el buen arranque liguero también era refrendado por el Barcelona, de manera que el conjunto de Simeone no pudo asaltar el liderato de forma estable hasta la jornada 30 (fue líder provisional en las jornadas 4 y 22), que ya retuvo hasta el final.
Pese a todo, el final del conjunto rojiblanco fue fiel a la emoción hasta el límite que acostumbra a vivir su hinchada. Una parada en el Vicente Calderón del portero argentino del Málaga, Willy Caballero, a un remate de Adrián López negó al Atlético la posibilidad de celebrar en su estadio, y le obligó a jugar una final en el Camp Nou contra el Barcelona.
En el estadio culé, el Atlético sufrió la baja de Diego Costa, cuya recuperación de una lesión muscular no había sido buena y se retiró en el minuto 17. En el 23 lo haría, por otro problema físico, el turco Arda Turan. Y diez minutos después anotaba el 1-0 el chileno Alexis Sánchez, dando el título provisional a los suyos.
Frente a la adversidad, un gol de cabeza del uruguayo Diego Godín en el minuto 49 equilibró el duelo y dio el punto decisivo a los de Simeone para lograr el campeonato en el feudo rival.
Aquel día en el Camp Nou, el técnico argentino dio la rueda de prensa tras el encuentro rodeado de su equipo de trabajo: el segundo entrenador Germán ‘Mono’ Burgos, el preparador físico Óscar Ortega, el tercer entrenador Juan Vizcaíno, el entrenador de porteros Pablo Vercellone, el preparador físico Carlos Menéndez y su representante Pepe Pasques.
«Quería compartir este momento con mi gente, gente que no se ve en la televisión pero sí que trabaja igual o mucho más de los que salen en la televisión», dijo en aquella ocasión.
El siguiente desafío esperaba a tan solo siete días de distancia: la final de la Liga de Campeones, a la que el Atlético había llegado dejando por el camino a ‘cocos’ como el Milan, el Barcelona o el Chelsea.
La final en el Estadio Da Luz de Lisboa estuvo marcada de nuevo por el infortunio de Diego Costa, que intentó forzar como ante el Barcelona y tuvo que retirarse en el minuto 9.
El gol del uruguayo Diego Godín en el minuto 36 hacía soñar a los rojiblancos con su primera Liga de Campeones, pero Sergio Ramos forzaba la prórroga en el minuto 93, y en el tiempo extraordinario el conjunto blanco se imponía físicamente con goles del galés Gareth Bale, el brasileño Marcelo Vieira y el portugués Cristiano Ronaldo de penalti.
El conjunto rojiblanco pudo hacer acopio de consuelo en la revancha de la Supercopa de España del pasado mes de agosto, que logró con un 1-0 en el Calderón tras empatar 1-1 en el Bernabéu. Y también logró superar a los blancos en la tercera jornada de Liga, con un 1-2 en el estadio madridista.
Con el tercer puesto en Liga y 35 puntos, a cuatro del líder Real Madrid con un partido menos y tres del Barcelona; y clasificado tanto para octavos de la Copa del Rey, donde se volverá a ver con el Real Madrid; como para la misma ronda de la Liga de Campeones, en la que se enfrentará al Bayer Leverkusen; Simeone cumple su tercer año al frente de un Atlético en el que no ha parado de superar metas.
Un tercer año «extraordinario a nivel de números, pero que se puede mejorar», según dijo Simeone en la rueda de prensa del último partido del 2014, el que disputó contra el Athletic de Bilbao, con victoria 1-4 en San Mamés. Tres años después, la ambición permanece intacta en el argentino.