La maldición chavista
Es como si las siete plagas de Egipto se abatieran sobre esta Tierra de Gracia; algo así como si un tsunami de inconmensurable impacto apocalíptico se hubiera cernido sobre los cimientos de nuestra republicana venezolanidad casi bicentenaria. ¿Cómo decirlo, sin ceder a la tentación de la hipérbole política ni al escándalo semántico?
El remedio resultó peor que «la enfermedad»; la necrosada estructura sociopolítica, con justicia o sin ella, vapuleada con adjetivos como «puntofijista» fue suplantada por un delirante culto al personalismo en nombre de un no siempre comprensible sentimiento antipartido que terminó volviendo a entronizar en la mentalidad del venezolano la supremacía del «institucionalismo militar» y militarista supeditando la complejidad y riqueza de la civilidad y el civilismo democrático que tanto costó internalizar en la conciencia nacional de este país desde 1958 hasta 1998. Los innegables avances que representó la adopción del modelo político-administrativo descentralizado fueron, literalmente, pulverizados por el actual extravío «bonapartista» de inobjetable pretensión monárquico-absolutista. Es evidente que la atávica patología institucional «castro-gomecista» del gendarme necesario y del cesarismo antidemocrático ha vuelto por sus fueros; empero, afortunadamente, no las ha tenido todas consigo. El muro inexpugnable del civilismo y de la raigal cultura democrática del venezolano, cultivada en mil batallas contra el populismo demagógico y los síndromes del profetismo redentor de todas las pelambres, ha evidenciado su consistencia y la fortaleza de los valores cívicos que lo soporta. Los aviones de guerra, las fragatas, los kalafnikov, los millones de proyectiles de diversos calibres que han «distraído» cuantiosas inversiones con cargo a la hacienda pública nacional, obviamente, se quedarán «fríos» ante la acendrada conducta civilista que los venezolanos han demostrado en el devenir de la última década de ejercicio democrático frente a la asechanza filomilitarista y neototalitaria de la peste chavista.