Elogio al SAIME
A Dante Rivas,
con la esperanza de que nos libre de las eternas pailas de la burocracia bolivariana.
En sendo taxi destartalado llegué a la vieja DIEX frente a la Plaza Miranda de nuestros años mozos de cines lujosos y espaguetis baratos. Debíamos hacer – mi esposa y yo – varias gestiones relacionadas con esta difícil situación de ser ciudadano bolivariano. Armados de paciencia y positiva voluntad, nos acercamos a lo que pensábamos era una fortaleza de menosprecio y exclusión: ¡Menuda y agradable sorpresa!
Quedamos deleitados con la eficiencia y amabilidad de porteros – excepto uno del piso 3 que se ve que estaba trasnochado y sin ánimos de ser atento – y funcionarios que con profesionalismo y diligencia nos atendieron con la dignidad que merecemos los que les pagamos sus menguados salarios.
La Sala de atención al Público, ciertamente de 1er mundo, pantallas y anuncios inmediatos de la taquilla para realizar la diligencia demandada y previamente tramitada, hacían que todo fluyera con normalidad y franca eficiencia.
Cédulas actualizadas, movimientos migratorios probados y exigidos para demostrarle a la cada vez más exigente Comunidad Europea que no se es residente fiscal, fueron atendidas pronta y cordialmente.
Sé que a muchos de mis amigos y colegas que no aceptan una declaración positiva a los que habitan políticamente en la otra orilla, esta breve afirmación a una buena gestión pública, les parecerá oportunista, aduladora y quizás una franca traición.
Aclaro tajantemente y bajo fe de juramento que no ando buscando puestos ni en la universidad donde enseño y mucho aprendo, ni en la nueva PDVSA a la que ofrendé mis mejores años de vida gerencial, ni mucho menos en este gobierno disparatado y al garete que debería SAIMETIZARSE, así como decían del SENIAT en el momento en que lo fundamos:
¡A SENIATIZAR LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA!
¡CHÁVEZ VIVE!
¡NOSOTROS HACEMOS COLA Y COLA!