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Más solo que la una

El único que hasta ahora parece no haberse dado cuenta de que su situación es insostenible, porque de lo contrario ya habría renunciado, es el propio Nicolás Maduro. Que haya estado reunido en La Habana con Raúl Castro el pasado fin de semana y que el lunes sus escasas huestes hayan hecho una mini-concentración contra Estados Unidos encabezada por el propio Nicolás, indica que el zorro cubano le ocultó a Maduro los 18 meses de negociaciones con Estados Unidos y el “tubazo” que, dos días más tarde, conmovió al mundo: la histórica reanudación de relaciones diplomáticas entre el “imperio” y la revolución cubana, suspendidas durante 50 largos años.

Nicolás llegó al Mercosur alicaído, no solo por el impacto de una avenida Bolívar vacía que no protestó contra el imperio, ni le dijo a Obama: “Métete tus visas por donde te quepan”, si no por los precios del petróleo en picada, la escasez e inflación desbocadas, las arcas nacionales vacías y presiones de los miles de acreedores internos y externos. No sorprende entonces que el otrora arrogante Maduro llegase a “pedir ayuda en todos los sentidos a nuestros hermanos de Mercosur”. Pocos minutos después  recibió el mazazo de la reanudación de relaciones entre dos enemigos históricos: Estados Unidos y Cuba, que pone fin, al menos por ahora, a la Guerra Fría que ha alimentado el discurso agresivo, inconstitucional y castrante de Maduro, hoy solitario, rechazado internacionalmente y sin apoyo popular interno.

El acercamiento entre Cuba y Estados Unidos “descoloca” a Maduro del tablero internacional, señala el chavista crítico Nicmer Evans “porque hay un anuncio de los gobiernos de Estados Unidos y Cuba dos días después de una actividad convocada sobre la línea antiimperialista (…) Maduro debe replantearse la estrategia discursiva y de relación con Estados Unidos a partir de ese hecho”. Numerosos analistas creen que “Cuba pacta con Estados Unidos porque reconoce que la situación de Venezuela es insostenible” y que “Maduro se está quedando solo en su prédica contra el Imperio”. Porque no se trata solo de la sorprendente reanudación de relaciones diplomáticas entre los dos países, sino que desde hace varios meses países como Bolivia, Ecuador y Nicaragua —miembros de Alba—han manifestado su interés por trabajar “codo a codo” con Estados Unidos, como demuestra el anuncio del canciller boliviano de plantear una reunión entre los presidentes Morales y Obama. Por eso desde Mercosur, tragando duro, Nicolás “celebró” el rumbo del acuerdo entre Obama y Raúl Castro y expresó “su voluntad de entablar diálogo con el gigante del norte”.

Pero no hay cena gratis: Maduro tiene encima el enorme peso de las fuertes sanciones aprobadas por unanimidad de las dos cámaras de Estados Unidos contra violadores de los derechos humanos en Venezuela, cuya ley firmó Obama un día después de anunciar el reinicio de sus relaciones con Cuba. Tiene unos presos políticos inocentes y torturados, por los que aboga no solo el camarada Mujica, presidente uruguayo, sino la ONU y miles de organismos y personalidades internacionales, quienes están viendo también las violaciones a la Constitución que el régimen está realizando de cara al nombramiento del CNE y otros poderes. Este jueves, “el Parlamento Europeo condenó enérgicamente la persecución política y represión a la disidencia, el uso de la violencia y el encarcelamiento de manifestantes en Venezuela; pide respetar la independencia judicial y los derechos humanos”, y solicita “desarmar y disolver inmediatamente los grupos armados progubernamentales (“colectivos”) y poner fin a la impunidad”.Votaron la resolución los socialdemócratas (S&D) Populares (PPE) y otros (ECR, ALDE, etc) con un total de 476 votos contra 109 y 49 abstenciones.

Una mirada a las redes sociales prueba que los “rojitos” no se han tragado la visión idílica del régimen sobre el acuerdo Cuba-Estados Unidos. Llaman traidor a Raúl Castro: “Después que les matamos el hambre, nos dejan solos y se van con el imperio”, “Dejan a Venezuela sola porque cada quien jala para lo suyo”, “Venezuela no se está quedando sola, los que se están quedando solos son sus gobernantes”. Las frases más citadas apuntan al “pragmatismo económico cubano”(nada ideológico) y a la convicción de que el acercamiento entre Washington y La Habana “mueve el piso” a Maduro. “Aunque Raúl Castro diga todo lo contrario —escribe la bloguera Joanny Sánchez— este paso tiene el amargo sabor de la capitulación”.

Tal como están las cosas para Maduro en Estados Unidos, Europa y resto del mundo democrático, si quiere “dialogar” tendrá que liberar a los presos políticos, dejar la represión y respetar la Constitución, decisiones que no están en su “naturaleza” y rechazarían sus radicales. La caricatura de EDO de este jueves, dibuja la patética soledad de Maduro: un Obama sonriente, desde su enorme trasatlántico con bandera de Estados Unidos, extiende su brazo a Raúl Castro y este salta del barquito de papel en el que rema Nicolás. Ya en el trasatlántico , con Obama a su lado,el ladino Raúl se despide de Maduro (que ha quedado solo en el barquito de papel hecho jirones),  y sonriente le dice : “Dale Nicolás, que vas bien”.

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