Militarismo fascio-comunista
La historia del Siglo XXI enseña que los gobiernos erigidos sobre base ideológica fascista o comunista, desde las luchas previas a la conquista del poder, han uniformado y organizado a sus seguidores en segmentos tal como los ejércitos y con vestimentas similares a los arreos militares, incluidos pendones y fanfarrias.
Con esa fórmula han logrado: a.- motivar a la juventud y disciplinarla para la ciega obediencia al líder; b.- sembrar en la colectividad la idea de ser organizaciones invencibles; y c.- amedrentar a la sociedad en su conjunto, mediante la conculcación de los derechos humanos, incluyendo detenciones arbitrarias y golpizas, confinamientos en granjas de reeducación o campos de concentración a los que son enviados los adversarios (enemigos) que denuncian sus tropelías y obstaculizan la implantación de la autocracia totalitaria, definitiva e irreversible. Todo dentro de la legalidad prefabricada al efecto.
Sucedió en la Unión Soviética de Lenin hasta el derrumbe del muro de Berlín, en la Italia de Mussolini, en la Alemania de Hitler, en la España de Franco, en la República Dominicana de “Chapita” Trujillo, en la Nicaragua de los Somoza y en la Cuba de Fidel Castro y compañía. Bestias de la misma caverna que en Latinoamérica Hugo I de Sabaneta, el cabecilla de las hordas rojas-rojitas, se esfuerza en reanimar con abundancia de petrodólares, el auxilio de los zopencos Daniel Ortega, Evo Morales y Rafael Correa en comparsa, bajo la superior dirección de los Castro, Fidel y su heredero. Con el mismo fin dispendia nuestra riqueza solventando las finanzas y deudas sociales a cuanto vividor desdoblado en Jefe de Estado extiende la mano pedigüeña y promete respaldo en los organismos internacionales.
El abultado paquete de leyes contrabandeadas, según reputados especialistas violan la Constitución. No sólo por haber saltado pasos y lapsos, de suyo grave, sino porque reforman en forma y fondo la Carta Magna vigente. Es la prefabricación legislativa que, confeccionada por rábulas a su servicio, hecha las bases para la tiranía de nueva generación.
Transforma el Estado democrático y plural en uno social-comunista y sectario que debilita la propiedad privada y autoriza al funcionariado para controlar los precios de todo producto, así como la clase, cantidad y oportunidad de los alimentos que deseemos adquirir, sin dejar de lado la ampliación de facultades presidenciales; la nueva geometría del poder liquidadora de la descentralización; el cambio de denominación de la Fuerza Armada, creando la Milicia Nacional, cuña fanatizada comunista bajo la orden inmediata y a disposición del Presidente, añadiéndole el apelativo “bolivarianas”, tal como hizo con la República, identificándola como una secta; y una ristra de etcéteras.
Con el apremio legislativo el cabecilla de las hordas rojas-rojitas le ha dado un puntapié a la Constitución, la ha violado acosado por el miedo que genera la licuación del respaldo popular. De allí lo imperioso de la unidad democrática. Un candidato opositor para Gobernador y uno solo para Alcalde en cada Estado y Municipio. Es menester aplastar al autócrata con una avalancha de votos, antes de que un oficial de guardia lo ponga manos arriba, con la historia de hacerlo respetar la Carta Magna.