En desagravio a Cilia
» Querida camarada Cilia,soy un seguidor a todo trapo (rojos por supuesto) de esta revolución, un arrodillado del jefe, orgulloso de serlo. ¿Que puede sonar feo?, es verdad, pero tanto más mugre que eso, es la desobediencia y la traición a nuestro generoso benefactor.
También soy de los que hacen filas en el cultivo de la solidaridad familiar y del amor filial, que hago extensivos al círculo íntimo de quienes me han honrado con la fuerza de su cariño. Como ve, paradigmática compañera, nuestras existencias se cruzan en lo que de vital tiene la vida para ambos. Lamentablemente, debo confesarle, Cilia -no sabe las ganas que me revientan de llamarla tía, prima, hermana, cuñada, suegra, nuera, en fin-, que a pesar de mis intenciones de explayar deseos de cooperar con familiares y los familiares de mis familiares, siempre he sido un pelabola sideral. Esa razón explica que no haya podido cumplir los anhelos de ponerme en una buena y remunerada chamba, como merezco, dada la incondicionalidad que he tenido al proceso y salpicar de mi suerte a los míos como mandan los mandamientos de los buenos hijos de Jesús.
Es en ese sentido, camarada, que usted es un emblemático ejemplo del deber ser de que las revoluciones deben entrar primero por casa. Que la solidaridad con el prójimo, es una insincera impostura si se trata de expresar nuestro desprendimiento con personas desconocidas a las que no nos ata la sangre, dándole la espalda así a nuestros infortunados parientes, quienes han compartido el infinito rosario de bolsillos yermos y estómagos vacíos en el triste escuchar de la lluvia en las casas de cartón.
Le expreso, camarada, solidaridad y el deseo de adherirme sin advertencias a su indignación ante las infamias producidas por la infamante campaña mediática iniciada por los periodistas Pedro Pablo Peñaloza ( El Universal) y Cecilia Caione ( El Nacional), ambos empleados de esos impresos impúdicos inmasticables, involucrados en el golpe de abril y que ahora cocheados, de nuevo, desde el Pentágono pretenden enlodar una de las más contundentes acciones humanitarias, desde el punto de vista de solidaridad familiar, que ha fabricado esta revolución, que es por eso, que debía llamase bonita. Porque, ¿es que acaso no hay algo más bonito, más amoroso y más revolucionario que llevarse a la familia con uno y para donde hay? Trabajo, quise decir, camarada Cilia.
Me resulta incomprensible, que estas plumas mercenarias, vean nepotismo, privilegios indebidos y abuso de poder donde debían ver amor filial, y gestos de ternura infinita. Usted, Cilia, viene dando cátedra de unidad familiar en un país de familias descompuestas y desintegradas.
Yo me pregunto que querrá Pastora Medina al increparla, ¿que Usted niegue a su familia, que todo ese bojete de Flores en la AN, no son sus Flores? Dígale que sí, que investiguen, ¿cuál es el rollo con eso? Deje la modestia, ¿O es que la diputada pensará que Patricia Poleo y no su prima debería encargarse de timonear Recursos Humanos? ¡Qué bolas!, no sabe,Cilia, cuanto admiro su tibetana paciencia por calarse la palangre de estos escuálidos desnaturalizados.