Rescatar a LUZ
Es trascendental emprender la regeneración política e institucional de la Universidad del Zulia en un momento de crisis palmaria y aguda en todos sus ámbitos. Se dice que el presupuesto no alcanza y que el gasto fijo: pago de sueldos y salarios, consume el 88% de los recursos alrededor de un universo de 70.000 universitarios aproximadamente. ¿Pero cómo va alcanzar si no existen los equilibrios entre el pago al personal y la inversión en lo académico? Y de paso, seguimos metiendo más personal del que requerimos.
Hoy LUZ luce desmantelada y corroída por el desencanto de sus trabajadores. El liderazgo vive de la inercia del día a día y se comporta más como apaga fuegos que como garante de una legalidad virtuosa alrededor de las metas académicas que debemos cumplir. LUZ funciona como empleadora sin rumbo y dándole palos a la meritocracia. “Lo urgente conspira contra lo importante” y ya no se discute abiertamente lo estratégico. Nos hemos reducido a graduar profesionales desvalidos cuya incursión en la sociedad implica transitar la hostilidad.
Nuestros salarios son una vergüenza y junto al desmantelamiento de la infraestructura no hay una invitación a ser creativos y productivos en los vericuetos de las ciencias. Aislados del mundo somos un faro cuya luz es una penumbra. Nuestra filosofía de gestión palidece ante rutinas impropias de la condición del ser universitario, desempeño éste que debe estar identificado con: “valores institucionales, ética, excelencia, lealtad, solidaridad, responsabilidad y liderazgo”.
Hasta la cordialidad luce herida cuando el conflicto es más visible que el acuerdo sensato. Cada gremio o sector maneja su propia agenda y el liderazgo actual es cuestionado porque su legitimidad de origen ya caducó, mientras el que tiene que ver con el rendimiento, deja mucho que desear. Unas prontas elecciones en mucho contribuirían a solventar ésta desagradable situación.
Los universitarios debemos procurar hacer bien lo que nos corresponde hacer desde un compromiso responsable basado en logros. Ya no hay tiempo para el disimulo ni el cálculo egoísta, el llamado es uno sólo: restablecer la democracia universitaria y operar en términos académicos.
Rescatar a LUZ implica su reinvención a partir de las contribuciones de todos, sin mezquindad ni sectarismos, apelando a un espíritu positivo y constructivo. Si esto es soñar despierto, pues que nos llamen idealistas. LUZ se merece mucho más de lo que actualmente representa.
Director del Centro de Estudios Históricos de LUZ