Trazos a favor de la democracia
Que el acto convocado el pasado viernes (agosto 22,2008) por los candidatos a la Alcaldía de Chacao Samantha Quintero y Emilio Graterón haya sido objeto de vituperio desde el programa “La Hojilla” es la mejor señal de que aquella reunión, celebrada en el hotel “Embassy”, dio en el punto exacto de que lo deseaba: defender la democracia infamada por el régimen de Chávez. Por ello aquella reunión no fue un encuentro electoral sino el llamado a una extensa y amplia protesta nacional en contra de las veinte y seis leyes que el gobierno ha aprobado, todas incluso contrarias a la Constitución vigente, leyes que fueron ampliamente rechazadas por el país en las elecciones del 2 de diciembre de 2007 las cuales perdió ampliamente el gobierno.
Nos tocó ser, por generosa invitación de los dos candidatos, moderador y orador en aquella asamblea democrática, en la cual también intervino el periodista Manuel Felipe Sierra, hombre siempre de sabia palabra reflexiva. La reunión fue bastamente seguida por los medios de comunicación, fue trasmitida en vivo por Globovisión dada la trascendencia que ese medio le otorgó. Por ello ofrecemos aquí la intervención que hicimos que fue la que recibió los consabidos vilipendios de Mario Silva para quien, como para su patrón Chávez, no existe un opositor cuyas ideas merezcan respeto y deban ser escuchadas.
Expresamos allí: gracias a Samantha Quintero por la invitación a esta reunión cuyas figuras centrales serán ella y el también candidato Emilio Graterón pero que no forma parte de la campaña electoral sino que la hace necesaria el momento de urgencia que vive el país ante la arremetida dictatorial. Aquí se ha hecho verdad aquel viejo deseo de varios de nuestros grandes pensadores del siglo XIX, de cuando la República comenzó a edificarse: la nación por encima de los partidos.
Esta reunión es urgente, es necesaria por no existir una oposición al gobierno entre nosotros desde la madrugada del 16 de agosto de 2004, cuando sus dirigentes no se atrevieron a convocar al pueblo a la calle para protestar contra el escandaloso fraude cometido aquel día. Lo que hay como oposición desde entonces es un grupo de “gritones”. Una oposición es otra cosa, es todo lo contrario de lo que vemos, esta se forma como un gran movimiento organizado de acción para un fin preciso: recuperar la democracia que es el sistema de vida de los venezolanos establecido en 1810, consolidado en la batalla de Carabobo en 1821, claramente expuesto en el “Decreto de garantías” del mariscal Falcón en 1863, plenamente ratificado en la gran manifestación del 14 de febrero de 1936, “Día de la democracia”.
Estas que pronuncio son las palabras de un intelectual quien como sus congéneres piensa y reflexiona sobre el país, somos los que conducen lo que denominamos “la gran introspección” nacional a la cual nos han empujado los graves sucesos que vive la nación desde 1992 pero especialmente desde 1999. Y los escritores debemos hablar y escribir pese a que en la mayoría de los casos, incluso dentro de esta gran crisis que vivimos, ni somos llamados ni somos escuchados, se hace como si no tuviéramos algo, mucho, que decir sobre el trance que vive el país.
Y es por ello que antes de pasar al meollo de lo que deseamos expresar repitamos lo que es nuestra máxima angustia en este momento: Venezuela necesita actualmente “reculturizar” la política, que a esta vuelvan los ideales, que esta vuelva ser la puesta en práctica de una vocación de servicio colectivo por lo cual siempre necesitaremos de la presencia de las ideas de Nicolás Maquiavelo y de Tomás Moro. El príncipe para saber asomarnos al suceder político con prudencia, con sentido de cada hora, sin perder de vista que la política es el arte de la posible, a aquello que hay que hacer, que es impostergable. La Utopía, en verdad titulada cuando se tradujo del latín al inglés De la mejor condición de una república, porque tenemos que soñar para alumbrar un país mejor. Porque no hay sólo que luchar por terminar con la autocracia de Chávez por medios pacíficos y electorales y obligarlo a rendir cuentas. También debemos trabajar por crear un nuevo tiempo. Las dos son las grandes tareas de hoy.
No podemos esconder, y es propio del intelectual decir la verdad, que Venezuela vive un momento de extrema gravedad: está en juego la democracia con las veinte y seis leyes aprobadas. Y además las “Inhabilitaciones”, también anticonstitucionales, constituyen la presencia de nuevo macartismo contra los opositores. Sin antagonistas no puede haber democracia porque está no puede existir sin las opiniones distintas, diversas. Los demócratas somos aquellos que no podemos vivir sin tener a nuestro lado opiniones distintas a las nuestras. Las “Inhabilitaciones” constituyen una nueva “Lista Tascón”, estas deben tenerse como una persecución desatada contra los mejores, los que no tienen cabida en este régimen de mediocres y corruptos. Ya vimos está semana el espectáculo de los diputados chavistas en Montevideo, en la sede del Mercosur, todo hecho por para adular a Chávez para que les siga llenando los bolsillos de dinero.
Ahora el peligro es mucho mayor con las nuevas leyes, leyes ilegales porque Venezuela no es un país socialista sino democrático como se lee en los artículos 1 a 9 de la Constitución(1999), que es una carta democrática pero impracticada por el gobierno neocaudillista que la aprobó, todos los días violada. Pero también son leyes ilegales por haber sido aprobadas por una Asamblea Nacional que no representa al conjunto social, en ella hay diputados elegidos por 200 votos, cosa que sucedió tras otro grave error de la llamada oposición: retirarse de las últimas elecciones parlamentarias(2006) y así ceder no sólo el espacio a los chavistas sino también porque haber dejado sin militancia el ámbito democrático, habérselos entregado a los que militan en el bando de Chávez, en ningún momento pluralista que es como debe la democracia.
