Las elecciones regionales son un problema de las regiones
La clara intención del régimen de polarizar en un debate nacional, que no deja de tener una vital importancia, no puede ser el trapo rojo que se embista como la totalidad de la problemática que podrá y debe ser materia de una discusión permanente por quienes adversamos la intención neo totalitaria. Lo obvio no es materia de discusión, materia de elecciones regionales, pues nos sabemos enfrentados cúpula de neo totalitarios versus demócratas. Lo importante es la presentación de soluciones a los problemas de cada ciudad o municipio y el respeto a los liderazgos regionales.
Estas elecciones de gobernadores, acaldes y concejos legislativos deben centrase, por parte de quienes nos enfrentamos al continuismo, en la presentación de los mejores candidatos para vencer los desgobiernos estadales y municipales. Al igual vencer la abstención generador de derrotas de la descentralización.
Es evidente el deterioro en que se encuentran las ciudades y los pueblos venezolanos, con sus servicios colapsados, inundados por la basura, con carencia de buenas y expeditas vías de comunicación, sin la iluminación que corresponde a sus necesidades, con más cadáveres que cualquier guerra generados por una escalada tremenda de la inseguridad.
Los gobernadores y alcaldes deben ser aquellos ciudadanos que por su cercanía con los pobladores de cada espacio geográfico conozcan la real problemática que los aqueja y ofrezca factibles soluciones a la problemática detectada de manera evidente por quienes sufren la ineficacia de sus más directos gobernantes.
Es inexplicable que se postulen para resolver esos problemas quienes no han sido capaces de hacerlo desde otras responsabilidades. Fracasadas gestiones ministeriales o de otra índole, no pueden ser credenciales para ofrecerse como servidores públicos la demostrada incapacidad manifiesta en el desempeño de otras gestiones. Menos aun expectativas enraizadas en el nepotismo.
No puede un estado, una ciudad, ser administrado por paracaidistas impuestos por cualquier dedocracia en atención a una fementida incondicionalidad.
No podemos caer en el juego distractor a que se nos somete so pena de desvirtuar la suprema importancia que tienen las elecciones regionales para cada una de las ciudades y pueblos de esta dolida Venezuela. Estas elecciones son para elegir gobernadores y alcaldes eficientes que crean en la descentralización, la meritocracia y la competitividad, procurando para sus conciudadanos bienestar en libertad.