El desgobiernito bolivariano
Queridos amigos y ex – amigos del proceso, mi Comandante en desengaño:
¡Qué rápido hemos pasado del esperanzado gobierno bolivariano, del hablachento desgobierno revolucionario al ineficiente desgobiernito socialista! Parece mi LIDER que fue ayer cuando todos éramos tontamente felices con el hoy perdido encanto del repetido y monocorde: ¡UH ¡ ¡AH!¡ ASI , ASI , ASI, ES QUE SE Gobierna!
Actualmente la pretendida felicidad del pueblo es de antigua y denostada usanza, de a poquito, es un precario y deslavado litro de leche, un kilo de arrugada Harina PAN, un magro bistecito de Mercal, una pechito de pollo brasilero de PDVAL, y, sobre todo, una valla suya muy suya con la efigie momificada de mi Caudillo anunciando sin futuro la total felicidad, cuando algo se adquiere – no la inverosímil felicidad sino las difíciles vianditas – después de muchas colas hacer, y de muchas bolas y galones jalar.
La luz eléctrica viene de a poco también, el agua cuando era potable es un recuerdo de mejores tiempos, el aseo urbano una ilusión de Bernal, el teléfono se equivoca cada vez más cuando línea hay, el cemento escasea y se pone caro de verdad, las casitas para el pueblo – las Petro – Casas cedidas sin costos a los cómplices del Altiplano – no son visibles en este permanente lodazal. El Presidente Comandante, intentadamente nuestro, siempre ajeno, sigue hablando y regalando sin cesar.
Saben mis ex – camaradas, ya no me gustan como antes los largos y consabidos domingos de inegagotable discurrir; ya no me palpita el corazón al diapasón gubernamental; ya no me parece tan buen mozo el Líder ni tan seductor el Comandante buchón como amigas dicen que es. Me ladrillan sus canciones de galán de otoño pretendidamente universal y sus repetidos versos llaneros me hacen vomitar.
Triste me pongo cuando me asomo al balcón del pueblo que es la angosta ventana de mi rancho individual para contar las detonaciones cotidianas y ver cómo los vecinos levantan de las escalinatas a los muertos – mejor dicho a los ajustados por cuentas – que no le importan al desgobiernito porque nada son y nada ameritaron ser. Me levanto de madrugada para coger la buseta y evitar que me asalten al ALBA, no por los predios del hotel donde todos los gobernantes de postín se alborozan y regocijan, sino por la vereda que difícilmente la buseta circula entre malandros y basura sobrantes de la IV República tan ineficiente e ineficaz.
Vivo pendiente del pan y del Pan Pan, es decir del bollo y de la detonación, de la canilla y de la bala, de la empanada y del disparo, de la sangre regada y del forense que no llega por carecer de unidad, no la ansiada patriótica sino la que moviliza efectivamente al personal.
Amigos de las comunas, del PESÚ, de las empresas sociales, de las cooperativas a granel, díganme a dónde acudo para llegar indemne, vivita y coleando, sin heridas a cuestas, a fin de hacer la cotidiana y mañanera cola e intentar que me atiendan sin insultos y con prioridad para loas tantas gestiones que una anciana revolucionaria debe realizar. Antes, al llegar, me daban una franela roja y una boina colorá, hoy para nada sirve en este desorden descomunal.
Este desgobiernito nos está matando con su ineficiente actuar, mi querido Presidente, yo sé que UD personalmente no tiene nada que ver porque por aquí, por la Bolivariana Patria, hace mucho tiempo que no se le ve sino se le escucha.
Suya por un tiempo fui.
Josefa Camejo
Descendiente directa de la prócer del aeropuerto de Falcón, por si no me ubica en su perversa centralización.