¡Que vivan los profesores universitarios!
Más allá de la satisfacción del deber cumplido, y de sus remuneraciones económicas y compensaciones salariales, algunas veces limitadas e injustas, los profesores universitarios merecen el mayor de los reconocimientos por su trabajo, pues son parte importante de esa generación de relevo que ayudará a construir la Venezuela del futuro que todos queremos, merecemos y necesitamos.
Los profesores universitarios son hombres y mujeres que enseñan tanto con sus conocimientos, habilidades y destrezas, como con su actitud y ejemplo cotidiano.
Un buen profesor sabe comunicarse en forma efectiva, mantiene espacios abiertos e inclusivos en sus aulas, y respeta todas y cada una de las opiniones que se comparten en sus aulas, por diferentes que puedan parecer, en comparación con los estándares desplegados por las minorías (o mayorías).
Los profesores universitarios también son elementos de cambio. El espíritu constructivo y propositivo debe ser el leitmotiv de sus acciones, propiciando el desarrollo de espíritus críticos y motivadores, que contribuyan al crecimiento y bienestar de la sociedad, con profesionales no solo mejor formados y capacitados, sino comprometidos y con sensibilidad social.
De igual forma, los profesores universitarios suelen ser ejemplos de la práctica “imaginación versus recursos”, pues muchas veces son maestros de la creatividad para mantener sus prácticas, laboratorios e investigaciones, con los mayores estándares de excelencia posible, pese a las crecientes limitaciones financieras.
En las ciencias ambientales, los profesores tienen además el desafío de gestar la sustentabilidad en sus lecciones, incentivando a través del ejemplo el uso racional de la energía, el consumo reducido de papel, la disminución en la generación de residuos y desechos, y el uso integrado de los recursos hídricos.
Pocos profesionales son tan subvalorados como los profesores universitarios, pese a su extraordinaria relevancia en la formación e influencia de los nuevos talentos.
Por todo lo anterior, y dado que este viernes 5 de diciembre se celebró el Día del Profesor Universitario, a propósito de la celebración del LVI aniversario de la promulgación de una Ley de Universidades, vaya mi reconocimientos a todos aquellos hombres y mujeres que, como yo, vemos en la profesión docente la mejor de las oportunidades de influir positivamente en la sociedad.
¡Que vivan los profesores universitarios!