Habla el deporte
Siempre se ha hablado en nombre del deporte venezolano, de sus triunfos y fracasos, de sus héroes y sus verdugos. Hoy me tomo el turno para hacerlo yo en ofrenda a mis antepasados Zeus Hórkios y el héroe Pélope, primer vencedor olímpico. El deporte, y el olímpico particularmente, entendido éste como tregua sagrada de paz y civilizado entendimiento de tolerancia entre los pueblos, desde la era moderna viene siendo alterado como lugar de compromiso de juego limpio, perturbado por los intereses económicos, la corrupción, el doping y el bastardo provecho político para convertirlo en propaganda e ideología, de inescrupulosos líderes y Estados nacionales de orientación totalitaria. En Venezuela, que es el sabor de mi ser, el deporte por décadas ha pasado de la indiferencia y el desdén, al período de hoy, utilizado como miserable instrumento de una ideología excluyente y al servicio de un partido y un falso Zeus que representa a un único y minoritario sector y que tomándome con violencia, invade mis dominios para usurpar la cualidad universal de constituir el deporte venezolano como un deseo sin rostro, justo por ser el visible reflejo y la ilusión sin distingos de sus pobladores.
Es curioso que hoy, bajo un Estado indigesto que se lo traga todo, el IND haya sido el fruto de la labor insistente y constante de un grupo de personalidades del ámbito privado, conjuntamente con los cronistas que se ocupaban del deporte, quienes se propusieron a organizarlo e impulsarlo con la alta jerarquía que me merecía.
Dentro de ese grupo de pioneros estuvieron gente como: Julio Bustamante, José Beracasa, Miguel Otero Silva, Feliciano Pacanins, Álvarez de Lugo, Santana Anzola, Abelardo Raidi, Roberto Todd, Andrés Miranda, Candelario Rivera» Chato Candela», Leopoldo Márquez, Herman Ettegui y otros muchos deportistas, quienes acudían al Ministerio de Educación y regresaban con la cabeza entre las tablas, luego de pedir que se creara un organismo que rigiera las políticas deportivas del país. El sueño se cumple cuando en 1949 se crea el Instituto Nacional de Deportes.
Pero aún es más curioso y debe ser un ardiente clavo en el centro de la inmoralidad de los hegemones de hoy, es que la generación atlética más brillante que ha tenido el país y que llenó de laureles a Venezuela se formó, parte de ella, en los campos petroleros de la Shell y de la Creole en el estado Zulia. Las compañías imperialistas norteamericanas explotadoras del petróleo, fueron el factor fundamental en la práctica y organización del atletismo de los años 30 al 50. Quinto en las Olimpiadas de Roma (1960) y 6to enTokio (64), es el atletismo venezolano signo de excelencia por los años sesenta en todo el mundo. Atletas de la talla de Arnoldo Devonisch, Harold Saladin, Juan «Chapi» Leiva, Alfonzo Bruno, Guillermo Rocca, Emilio Romero, Teófilo Davis Bell, José Encarnación «Pachencho» Romero, Rafael Romero , Arquímedes Herrera, Héctor Thomas, Horacio Estévez, Clive Bonas, Jimmy Maldonado, Lloyd Murad, Hortensio Fusil, John Muñoz, Arístides Pineda, Lancelot Bob, Ramón Bastardo, Víctor Maldonado, Roberto Caravaca, Gisela Vidal, Leslie Mentor, Benilde Ascanio, son, entre otras estrellas que jamás fueron forzadas a envolverse en una bandera que no fuera la de prestigiar a la patria sin apellidos.
Les advierto por última vez que me suelten el cuello, necesito estirar mis músculos y respirar sin su carcelaria servidumbre.