Ni con cariaquito morado
Si yo creyera en la pava, juraría que al Presidente Chávez le cayó la mabita. Y cuando alguien adquiere fama de empavado o de pavoso, es muy difícil de perderla. Es como si la creencia repotenciara la pava que se sufre o que se transmite, según sea el caso.
Parece que a Chávez la estrella que lo acompañaba se le fue desde que descubrieron al «gordo bandido y traidor» con el famoso maletín. Porque después del maletín, el Rey de España lo mandó a callar en público. Luego vino el referéndum que perdió. Después los apagones. Y más tarde la serie de descréditos nacionales a partir del «paquetazo», como el intento de magnicidio que aparentemente nadie creyó, pues la gente siguió con su vida como si nada (o es que estamos tan acostumbrados a que maten a diestra y siniestra que un «intento de magnicidio» ni nos mueve ni nos conmueve, cosa que en sí misma es una tragedia), y como que la sociedad no haya dicho «amén, Jesús» a las leyes socialistas, sino que las esté analizando y criticando…
Los descréditos internacionales son aún mayores:
El «aliado» Putin le dice, en respuesta a sus declaraciones de que la presencia de los aviones bombarderos rusos en Venezuela era una «advertencia» al «imperio» y que Venezuela y Rusia en este campo éramos «aliados estratégicos», que «Rusia no era aliada estratégica de nadie, que no hay contradicciones ideológicas ni bases para una Guerra Fría, ni motivos para enemistarse con Estados Unidos».
Casi al mismo tiempo, el General Trigo, comandante general de las Fuerzas Armadas Bolivianas y el Ministro de la Defensa, Walker San Miguel, en contundentes declaraciones le advierten que «no se entrometa». Trigo afirmó que «la institución castrense boliviana no permitiría una intervención externa «venga de donde venga». San Miguel, por su parte declaró a la televisora del Estado que «Bolivia no necesita una intervención extranjera. Los bolivianos resolvemos nuestros problemas» ¡Y por increíble que parezca, Evo no dijo ni pío!…
En la cumbre de Unasur rechazaron su propuesta de condenar a los Estados Unidos… ni siquiera condenaron a los prefectos que empujan la secesión.
Encima, el canciller chileno Alejandro Foxley declaró a los medios que «el tono de Chávez no le pareció el más propicio en la cumbre del fin de semana»…
Y para rematar, el Ministro de Política de Ecuador, Ricardo Patiño, le envió un mensaje: «yo preferiría, yo creería, que es mejor que en procesos de esta naturaleza no hubiera expresiones de parte de presidentes de otros países»…
Juan Ernesto Montenegro, cronista de Caracas, escribió en su columna de El Universal del 3 de mayo de 1997 una excelente descripción sobre la mabita o pavita, como se le conoce también: «en alusión a la muy famosa pavita que se encuentra en todo el territorio y sobrevive en Caracas; ave de mal agüero cuya fama suelen compartir todos los demás búhos y lechuzas. Pájaro de muy reducidas dimensiones que luce del todo inofensivo (G. Brasilianum) y no debe confundirse con la pavita hormiguera (que también es pavosa); lechucita de canto dulzón y triste, de piar grave y acompasado que ha erizado los pelos a generaciones de chicos y grandes, especialmente en el interior del país, donde tiene más mala fama que la mariposa negra y compite con la guarura -o con el corubo, como diría un coriano- en eso de ser máximo vehículo y vector de la mala suerte, según la superstición popular».
En tiempos de la Independencia era atribuida en particular al general escocés Gregor MacGregor , por la racha de mala suerte que tuvo en una serie de acciones de armas que emprendió. Cuando finalmente venció en menos de un mes a Juan Nepomuceno Quero en Quebrada Honda y a Rafael López en la Batalla de Los Alacranes, reportan que en tono triunfal les dijo a los generales Monagas y Soublette: «¡mí no ser mabita!».
El Presidente Chávez, para decirlo en términos que suenan pitiyanquis, «sí ser mabita».
Pareciera que la pava no se le quita ya ni con cariaquito morado…