Tiempos de campaña
Desde mucho antes del comienzo de la campaña para las elecciones regionales empezamos a escuchar la oferta de los candidatos. Sin desdecir del esfuerzo que hacen quienes con verdadera vocación de servicio público se postulan para regir los destinos de alcaldías y gobernaciones, francamente no se vislumbra esta gesta diferente a las muchas otras que hemos vivido con anterioridad. Es lamentable que las mismas ofertas se repitan una y otra vez a pesar del paso del tiempo. Esto nos hace reflexionar, sin duda, sobre dos cosas de primordial importancia para quienes nos sentimos sinceramente inquietos por nuestro futuro.
La primera, es que por lo que se ve hemos avanzado muy poco o nada en la solución de los problemas que nos afectan localmente, y, la segunda, que los chavistas reducen la solución de los problemas a que si van por Chávez, la bendición caerá del cielo. Los opositores, por su parte, invitan a votar por ellos para que su realidad cambie diametralmente, lo que es cierto apenas parcialmente.
Desde el punto de vista oficialista, el ‘ir por Chávez’ significa la continuación del ‘proceso’, la comunión con el ‘socialismo del siglo XXI’ que regala electrodomésticos y promueve Mercales más que nunca en tiempos de campaña. Sin embargo, sería interesante, ahora que las encuestas recuperan su importancia, auscultar en la realidad y las necesidades de quienes desde los barrios reclaman a gritos viviendas dignas, agua potable, electricidad, escuelas y servicios sanitarios para sus familias. Sin embargo, la campaña se asienta en la repartición de franelas y gorras, en lugar de explicar, por ejemplo, los beneficios que le otorga a los venezolanos la aprobación del las veintiséis leyes que la Asamblea Nacional tuvo a bien aceptar sin protesto. Ésa, en todo caso, unida a las obras que debían ser hechas con proyección de futuro, como tuberías de agua, apertura de vías de comunicación, arreglo y creación de escuelas y hospitales y servicio de transporte que funciones con seguridad y bajo la protección de las autoridades, serían buenas razones para votar a favor del representante del chavismo. No obstante, sería interesantísimo imaginar el precio del petróleo reducido a la mitad, y la alternativa que ofrecen los renos de San Nicolás para lograr siquiera una victoria pírrica, como en alguna ocasión refiriera el señor presidente.
En la calle de enfrente se encuentran los candidatos opositores que continúan ofreciendo pintar aceras, resolver el caos vehicular del EL Hatillo y Baruta, por ejemplo, pero que, al igual que los oficialistas, no parecieran hacer otra cosa que centrarse en Chávez como el causante de que circular por la Avenida Miranda sea una tragedia, o que llegar al Municipio El Hatillo sea una prueba de estoicismo y resistencia. Nos preguntamos si, como siempre, el cuento de que ‘todo cambiará’ al votar por ellos, será suficiente para que los ciudadanos se tomen la molestia de asistir a las urnas o si, desencantados, se queden viendo películas en DVD porque lo que se ofrece es lo mismo de siempre. Hasta ahora, no se ha escuchado a ningún candidato opositor explicar cómo afecta al que vive en Turmero o Lagunillas el contenido de las dichosas leyes impuestas a voluntad del rey.
Si lo urgente sigue el camino de sustituir lo importante, mejor será ni pensar en qué lugar nos ubicaremos dentro de unos años cuando la dedocracia elimine los tiempos de campaña.
