Compren Valeriana
Este es uno de los pocos países que no le está haciendo frente a la crisis económica mundial. La gente camina por las calles o circula en sus “limosinas” como si nada ocurriera. ¿Será que los venezolanos nos convertimos en idiotas después de diez años del gobierno de Chávez? Si no es así, él si piensa que lo somos. Esos argumentos de que Venezuela no sufrirá nada o casi nada con la crisis o la destrucción económica como la describe el economista demócrata Lyndon LaRouche no se lo cree nadie, empero, ninguno hace nada, contrariamente pretenden apartarse de la realidad, mientras Chávez y su equipo continúan hablando de nuestra invulnerabilidad ante el desastre.
Lo gastado, gastado está, viajes, francachelas, comisiones, todo queda en la memoria y para su “proceso”, lo importante es lo que hagamos de ahora en adelante. La austeridad vendrá aunque no lo queramos cuando escaseen los productos de primera necesidad. Lo suntuario tendrá que venderse, comenzando por el avión presidencial, el lujo exagerado desaparecerá como el símbolo de otra época ¿Quién sabe cómo se iniciarán las cosas en ese nuevo orden de ideas? Si habrá una parálisis temporal de la producción mundial y nos comeremos los inventarios. Verdaderamente el futuro se hace impredecible hasta para los más conspicuos intérpretes. En Venezuela nunca antes se conocieron unas circunstancias parecidas para las nuevas generaciones, todo devenir se superaba en la brevedad y se tomaban las previsiones de antemano. El escenario mundial se plantea casi incognoscible, se observa que algo terrible comienza y los países del orbe tratan de ponerse de acuerdo para “racionalizar” la oferta y la demanda, esforzándose en dejar atrás las especulaciones.
Venezuela es otro universo, sometido a las premoniciones de Chávez, quien beduinamente augura pocos auspicios a los venezolanos y continua montado en su onda “revolucionaria” que, en plena bonanza petrolera arruinó al país. Actualmente nos hacen falta muchas de las cosas que regaló como las plantas eléctricas, en lo sucesivo faltará todo lo saqueado por sus compañeros. Lo expropiado a empresas productivas trocadas en chatarras revolucionarias. Con relación a los precios del petróleo pronto sabremos cual será su techo, viendo las grandes diferencias entre los costos de realización, cuando Irán aspira a no menos de $100 el barril y Arabia Saudita a $ 50, contrastes que podrían llevar a una desmembración de la OPEP
Hasta cuándo podrá soportarse esta situación, hoy viendo al mundo retorcerse buscando nuevos horizonte, y los venezolanos vegetando como si nada estuviera ocurriendo. Haciéndole caso al oficialismo, creyendo que no seremos afectados y que la prueba es la estabilidad de nuestra aparente bolsa, sin vínculos con los mercados internacionales.
Inoportunamente, Chávez trasladó nuestras reservas internacionales hacia los sitios menos seguros de Europa, mientras su homologo Lula Da Silva, ortodoxamente colocaba el 75% de sus reservas en bonos del tesoro estadounidense. Éste es otro de los grandes embustes, suponer que estamos garantizados por las habilidades de nuestro Presidente. Venezuela era vulnerable en plena bonanza, el problema es Chávez, y sigue siéndolo. Lo asombroso es que algunos compatriotas subsistan inasibles ante el desarrollo de los sucesos, especulando en soluciones milagrosas, y que podrán salvarse comprando bienes suntuarios para luego revenderlos. Pues, mi recomendación sería, evalúen comprar lo que realmente necesiten, aunque tengan que hacer uso de sus ahorros o de préstamos, es muy posible que el mercado quede desabastecido por largo tiempo de la llamada línea blanca, entre otros productos.
Serán impredecibles los efectos para una Venezuela borrada de la historia durante una década. Si no hay planes por parte del régimen, comencemos a hacerlos nosotros mismos, estructurando el uso racional de nuestros ahorros. Comprar es una opción cierta para contrarrestar la insuficiencia, y para mitigar los nervios no se olviden de proveerse de valeriana. Lo que viene puede ser la conclusión del “Festín de Baltasar”.