Horror, parranda, voto secreto y voto no secreto
(1) Todos los venezolanos, dentro y fuera del país, sentimos el horror que traen las noticias a diario y sin embargo hay una actitud de disfrute como en los mejores momentos. No parece que quienes pueden mejorar esa conducta festiva quieran hacer algo que ocasione recato, mesura, abstención (las autoridades académicas –para poner sólo un ejemplo- que permiten un espectáculo, “Beatles” o algo más relevante, o lo que sea). Esa conducta es permanente, desde enero hasta diciembre. Y no parece que haya alguien que llame a la sensatez (será para “no hacer el ridículo” en esta Venezuela feliz?). En todo caso no se debe aspirar a que el país caiga en la aberración de brazos caídos, porque ocasiona una dosis de sacrificio irrealizable en la Venezuela de hoy.
(2) Pero en el ejercicio del civismo es factible que se puedan producir acciones inevitables espontaneas y promovidas, como resultado del instinto de supervivencia. Y en relación a este aspecto es del caso recordar que la protesta cívica rebasa, trasciende la manifestación política, porque la supervivencia es inherente al ser vivo que no tiende al suicidio y su defensa es instintiva, a todo costo, cualesquiera sean las razones -políticas o no políticas- y además es libre de castigo jurídico (aunque un gobierno ejerza ilegalmente la fuerza contra los rebeldes) y no está sujeta a ninguna ley porque es acto de defensa natural.
(3) Por otro lado, la actividad política está sujeta a la Constitución y ésta incluye normas claras que autorizan las protestas ciudadanas. Pero si el país se enrumba (de rumbo, no de baile) por la vía de elecciones (no carnavalescas como las anteriores) hay que aspirar a que se realicen mediante un proceso sencillo y eficiente que permita votar en secreto pero que también permita el voto no secreto. Los resultados de las próximas elecciones presidenciales serán similares a los de la más reciente contienda (del 2013), salvo que los empleados públicos voten de manera distinta. No hay justificación para hacer una elección de voto secreto necesariamente, porque la CSJ puede dictaminar que la normativa actual permite el voto no secreto. Pero esas normas pueden ser modificadas porque hay tiempo suficiente para ello.
(4) Quien quiere votar en secreto no es rebelde, es cómodo y no pocas veces es oportunista. El CNE es un órgano administrativo y no se justifica como Poder y como tal (Poder) es atacable de inconstitucionalidad. En todo caso el voto no secreto ayuda a la obtención de un resultado electoral verídico, más rápido, menos costoso y menos complejo burocráticamente. Pero lo más trascendental es que el voto no secreto constituye el mejor medio de expresión democrática. El Sr. Maduro puede gritar a todo pulmón que él vota por Maduro. El Sr. Cabello puede gritar a todo pulmón que él vota por Cabello. Y así, cada cual; como usted, amable persona demócrata.