Opinión Nacional

Kalashnikov apuntando sus espaldas

Sobre el triunfo en Caracas y Miranda es necesario decir lo siguiente.

Lo primero que se ha caído es el cuento oficial que se inventaron del 11 de abril. ¿Cómo se explica ahora que los supuestos golpistas han llegado a la administración de la ciudad por el voto popular? Aparte de las cortesías de ocasión que ya escuchamos, la única verdad y hay que dejarse de pendejeras, es que Chávez les va a hacer la vida imposible a las nuevas autoridades electas.

Chávez jugará a la política de la única manera en la que la entiende, que es la política como guerra. A él le importa un pito la gente, ocupado como está en fabricarse una leyenda personal y sus efemérides. Eso significa que va a hacer lo que se encuentre a su alcance por llevar al fracaso la gerencia de la ciudad en la medida que el enemigo debe ser pulverizado. Lo peor de estas intenciones es que tiene los instrumentos para lograr materializar el sabotaje.

La idea es culpar a los golpistas de malos resultados y de las inconveniencias que representan para la victoria del «hombre nuevo» y de la revolución. Estas circunstancias exigen a los nuevos administradores de la ciudad más que dinero, que les va a ser escamoteado de forma siniestra por la administración central, mucha imaginación para procurárselo, teniendo que mirar hacia organismos multilaterales donde se les presentarán obstáculos considerables dada la crisis financiera global. Sin embargo, el acceso a esas fuentes es posible y no podrán postergar el lograr tan urgente propósito. La coordinación entre todos ellos en políticas públicas también debe completar el darle músculo a sus gestiones, necesitando cooperar entre sí para llenar los huecos de sus presupuestos. Es más que claro que un fracaso de los alcaldes y nuevo gobernador para cambiarle el rostro a Caracas para hacerla vivible, sería un golpe letal en el objetivo de desplazar a Chávez en el 2012. En cuanto a la seguridad, que es el problema más sentido de los caraqueños y de los venezolanos, hay que tener mucho cuidado con qué es lo que podrá planearse.

Chávez, en nombre de sus fantasías irresponsables, se resistió a combatir el crimen. Se refugiaba con el argumento de que él era enemigo de reprimir al pueblo y dejó a éste a merced de los delincuentes. Simultáneamente bajo sus auspicios han proliferado multitud de bandas armadas de motorizados que son el azote de Caracas y otras ciudades del interior. Ledezma y Capriles están obligados a desarmar a la población y eso incluyen grupos como los Tupamaros y la Piedrita. Pero hay una nueva perturbación que deben abordar de inmediato para que puedan empezar con posibilidades de llegar a soluciones reales sobre este sensible e impostergable asunto. En febrero se sancionó la Ley de Policía Nacional y esto fue lo que dijo Chávez: «¿De dónde vamos a sacar gente para la Policía Nacional, para asegurarnos? Pues del partido. También del Frente Francisco de Miranda, de Misión Ribas, Misión Robinson, Misión Sucre. Una buena selección para que podamos tener una tremenda policía».

¿Habrán Ledezma y Capriles pensado que harán al respecto?

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