Opinión Nacional

La iracundia de un animal herido

HUGO CHÁVEZ CIERRA GLOBOVISIÓN EN VENGANZA POR SU DERROTA ELECTORAL

Se ha convertido en ley de buenos modales democráticos aceptar las derrotas y felicitar al vencedor. Bien dice el refrán: en la victoria, humildad; en la derrota grandeza. ¿Quién no se conmovió con la sincera felicitación de John Mac Cain a su contendor Barack Obama inmediatamente después de conocer los primeros resultados que daban como indiscutible ganador de la contienda al candidato demócrata? Fue más lejos y se permitió una confesión que se había cuidado de expresar antes por razones obvias: lo admira profundamente.

Desgraciadamente, el presidente Hugo Chávez carece de buenos modales y está muy lejos de ser un auténtico demócrata. Como a todos aquellos que profesan un credo de proveniencia bolchevique, así se halle tamizado de militarismo carapintada y de fascismo mussoliniano, para él la democracia es un parapeto burgués que enmascara la dictadura del capitalismo. Expresa, además, al pie de la letra la afirmación buffonesca, según la cual «el estilo es el hombre». Su estilo repugna de las buenas maneras. El hombre no siente el menor respeto por la democracia.

De allí su presteza en aceptar a regañadientes la victoria opositora, descalificarla cuantitativamente y salir tan orondo a publicitar su victoria mayoritaria. Descuidó un detalle: la victoria opositora tiene lugar en el corazón mismo del chavismo, recupera para la oposición los Estados claves de la república ˆ el Zulia petrolero, Carabobo la industriosa, Miranda el corazón mismo de la Nación y otros dos Estados de particular significación: el Táchira, frontera vital con Colombia y Nueva Esparta, con razón llamada Margarita la bella.

No fue tan lejos como en su anterior derrota, el 2 de diciembre de 2007, cuando en presencia de su alto mando militar calificara en tres ocasiones el rechazo de la ciudadanía a su proyecto de reforma constitucional no sólo de pírrica victoria opositora sino peor aún, de «victoria de mierda», como dijera enfurecido hasta la exasperación por tan grande contratiempo a su proyecto reeleccionista.

Vuelve ahora a minimizar los alcances de la victoria opositora, amenaza con estrangular financieramente a las regiones «díscolas a su mandato» y se apronta a poner en acción la reforma constitucional impuesta vía decreto en junio pasado, cuando reordenara el territorio creando grandes divisiones regionales a cargo de generales designados personalmente por él que estarían situados por encima de gobernadores y alcaldes. Lo hace acompañado de una escenografía montada con la errónea esperanza de un triunfo espectacular: la visita de la flota y del presidente de Rusia, acompañados por una reunión extraordinaria del ALBA, su proyecto alternativo al ALCA.

En medio de la ira que lo habría consumido la noche del 23 de noviembre, cuando según filtraciones de su entorno acariciara la idea de declararse comunista y prometiera desquitarse con medidas punitivas dirigidas a afectar económicamente a las clases medias y a los sectores populares que le fueran infieles, ha anunciado su disposición a acelerar los procedimientos que le permitirían terminar por imponer su derecho a postularse por un nuevo mandato más allá del 2013. Y pergeñó la idea que acaba de hacer realidad, hace apenas unos minutos: como lo hiciera el 27 de mayo de 2007 con RCTV, el primer canal televisivo del país, le ha quitado la señal abierta a GLOBOVISIÓN, el canal bandera de la oposición venezolana. Y único medio crítico respecto del gobierno. Cierra el cerco y muestra sus garras de animal herido. Una medida absolutamente arbitraria y dictatorial, que lo retrata de cuerpo entero, como el autócrata impenitente que es.

Así, la sociedad venezolana no alcanza un respiro a la permanente y asfixiante confrontación política que sufre desde 1999, cuando Hugo Chávez asumiera la presidencia de la república, y ya debe aprontar sus fuerzas para defenderse de este nuevo y artero ataque a las reglas del juego.

La oposición lo hará esta vez en condiciones infinitamente superiores: domina cinco territorios esenciales, controla centros de poder de gran importancia y puede disponer de medios como para ir dando muestras de su capacidad gerencial. Chávez, en cambio, deberá hacer frente a una grave crisis económica, producto de la brutal caída de los precios petroleros y la desaceleración de la economía global, de la que Venezuela es el país más dependiente de América Latina. Según todos los analistas, a partir del segundo trimestre de 2009, cuando tengan efecto los nuevos precios del petróleo debido al mecanismo de las ventas a futuro, el país deberá afrontar inflación, desabastecimiento y serios conflictos sociales. Salta al abismo cuando menos respaldo posee. Un acto verdaderamente suicida.

Todos los augurios son sombríos. La crisis financiera global y la caída de los precios petroleros le habrán recortado drásticamente la chequera. Deberán mermar los suculentos regalos a sus amigos del entorno bolivariano ˆ Daniel Ortega, Evo Morales, Rafael Correa y Daniel Zelaya ˆ y el ajueste del cinturón empujará al endeudamiento interno y al colapso. A pesar de lo cual insiste en sus delirios: acaba de proponer la creación de una moneda común para el llamado ALBA. Lo que a Europa le llevó medio siglo de esfuerzos, Hugo Chávez pretende imponerlo de una sentada. Del brazo de la moneda más devaluada de la región, el Bolívar. Y desentendiéndose imperialmente de la realidad desata los demonios.

No hay caso: como dice el refranero venezolano, al que nace barrigón ni que lo fajen chiquito.

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