Opinión Nacional

Uh, Ah, no se va

Inconcebible que el jefe de un Estado sea el propiciador de la violencia y el enfrentamiento en vez de ser el más interesado en lograr la paz en su país. Ese es el caso de quien funge como gobernante del otrora próspero, alegre y democrático país llamado Venezuela. Después de un día electoral civilizado donde un altísimo porcentaje de electores acudieron a cumplir un deber constitucional, lo sensato, lo racional, lo democrático, lo civilizado, era reconocer los resultados, aceptar la decisión que el pueblo tomó, efectuar los cambios de gobierno en todas las entidades regionales y locales que habían sido sometidas a consulta y que el país todo regresara a la normalidad post electoral. Pero no, el teniente coronel que ha debido aceptar los resultados tal como lo dijéramos en Paraninfo anterior, como un empate técnico, ya que él ganó y perdió y la oposición ganó y perdió, se dedicó a asistir a todas las juramentaciones de sus candidatos vencedores, encadenándose groseramente e insultando y amenazando a los candidatos de la oposición que habían ganado en buena lid a pesar de la campaña de abuso y ventajismo realizada por él, y para remate y haciendo buena las palabras del presidente brasileño, Lula Da Silva de “Chávez cuando no hay elecciones las inventa”, la inventó. Despreciando olímpicamente la decisión tomada por el pueblo el 2D de 2007 cuando le dijo NO a su propuesta de reforma cuyo objetivo fundamental era la reelección indefinida ha ordenado una consulta, esta vez inconstitucional, para proponer nuevamente su reelección indefinida.

“Uh, ah, Chávez no se va” fue el grito que se le ordenó corear a sus seguidores en todos esos actos. Y comparto esa arenga, él no puede irse; la Constitución lo obliga a estar en el poder hasta el 2012. El pueblo, ahora con mayor fuerza, le dirá nuevamente, en la fecha que dispongan los sumisos poderes del Estado, que NO quiere que una sola persona se eternice en el poder. Será la voluntad popular la que le dirá que se vaya, una vez cumplido éste su último su período. Tanto él como muchos de sus colaboradores, o mejor dicho secuaces, deberán presentar cuentas ante el país y ante los órganos jurisdiccionales, nacionales e internacionales, por lo hecho y dejado cuando se cumplan esos 14 interminables y “pesadillosos” años. Tanto atropello, desmanes, abusos, crímenes, corrupción y demás violaciones cometidas en nombre de una supuesta revolución no podrán quedar impunes. Por eso la sociedad venezolana, el pueblo y sus dirigentes, no pueden caer en la provocación que permanentemente lanza el teniente coronel buscando una tabla de salvación que lo exonere de culpas y lo convierta en mártir. Nadie lo va a “magnicidiar” ni a tumbar. Aquí no habrá ni bomba, ni misil, ni fusil de franco tirador ni alzamiento de cuarteles, lo que a él le espera es el veredicto del popular, que se dará en su debido momento, ni un minuto antes ni uno después, y que seguro será ejemplar para evitar por siempre que otro militar felón o ciudadano desadaptado engañe al pueblo con falsas promesas y propuestas. Quedan 4 años en los cuales desde los cargos que el pueblo le otorgó a la gente de la oposición y con el apoyo de los sectores democráticos se debe hacer fuerza y presión para impedir que el daño que se le esta haciendo al país sea mayor.

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