Brasil: ¿De la confrontación a la cooperación?
La esperada segunda vuelta electoral se dio en Brasil el 26 de Octubre. El sube-y-baja de las encuestas retrató una “montaña rusa” que acabó por momentos con la seguridad reeleccionista creando incertidumbres. La candidata-Presidenta tuvo como rival por algunos días, a una Marina Silva punteando con varios puntos de ventaja, para después de su abrupta caída como consecuencia de una guerra de acusaciones, enfrentar luego al Senador Aecio Neves, nieto del ex Presidente Tancredo Neves y discípulo de Fernando Henrique Cardoso, quien puso en peligro su reelección, obligando a los “marqueteiros” a cambiar de estrategia para enfrentar al opositor.
Las acusaciones de parte y parte mostraron un Brasil dividido en dos mitades. Para el PT se trataba de no volver nunca más al pasado, estigmatizando al propio ex Presidente Fernando Henrique Cardoso. A su vez, el líder del PSDB defendió los grandes logros del pasado que proyecto Brasil al Siglo XXI, y atacó la corrupción de Petrobras, la crisis económica, la ideologización similar a la de Cuba y a Venezuela y la complicidad con los presos oficialistas del “Mensalao”, entre otros temas.
Por primera vez en la historia electoral del Brasil, se dio una diferencia tan reducida que marcan un país dividió en dos bloques: Un Norte, claramente identificado con Dilma, y un Sur orientado a respaldar a Aecio. Ante esta situación tan tensa, se podía pensar que la confrontación política seguiría hasta hundir al Brasil en una confrontación similar a la existente en otros países del ALBA.
Sorpresivamente pocos minutos después de que se conocieron los resultados electorales en los que 54 millones de Brasileños optaron por el continuismo y 51 millones por el cambio democrático, los dos candidatos coincidieron en una propuesta de dialogo, concertación y cooperación para beneficio de todos los ciudadanos de nuestro gran vecino del Sur, incluyendo a los 20% que se abstuvieron.
El discurso de Dilma se pareció mucho al presentado por el candidato perdedor pocos minutos antes. La Presidenta reelecta prometió convertirse en la líder del cambio para todos los nacionales, de luchar a fondo contra la corrupción, de asegurar la libertad de prensa, de dialogar con todos los parlamentarios, con los Gobernadores, Alcaldes y con la sociedad civil. Como punto central, ofreció un plebiscito político para reafirmar la democracia y la libertad y corregir los errores del pasado.
El mapa de Gobernadores y el del Parlamento apareció mas fraccionado que antes, en el que el aliado principal del PT, el PMDB del ex Presidente José Sarney, se mostró en algunas de las regiones identificado con el partido opositor, logrando además un mayor número de Senadores y Diputados, con un Vicepresidente, Michel Temer que puede ser el fiel de la balanza. No será fácil poder cumplir, porque es evidente que algunos de los militantes más identificados con los lineamientos del Foro de Sao Paulo harán todo para continuar con la politización del Brasil.
Si las propuestas de Dilma se consolidan, representarían un nuevo rumbo para una América Latina fragmentada. Si el Itamaraty sustituye a los ideólogos radicales y propicia la prometida Unidad en la Diversidad, fortalece la Democracia y los Derechos Humanos y los cambios en libertad, tal como lo hizo en el pasado, convertiría al Gigante en un epicentro de la pluralidad con tolerancia y dialogo. Ojala tengamos en nuestra región los efectos beneficiosos de ese nuevo modelo de cooperación.
Creo que la visión del señor Alcalay es la correcta y la comparto plenamente.