Le recuerdo a los chavistas…
A pesar de las múltiples evidencias en contra, todavía persiste el oficialismo en identificarse como socialista y democrático. Entendemos que para quienes tienen una agenda escondida que es impresentable, sea cuestión de vida o muerte aparentar ser una cosa diferente de lo que realmente son. Stalin, Hitler, Mussolini, Mao Ze Dong, Pol Pot, Ceaucescu, Fidel, nunca mencionaron las purgas, los campos de concentración, la imposición de sus pensamientos personalísimos como la única opción, los crímenes horrendos con carácter genocida, las desviaciones respecto del marco ideológico original y las propuestas concretas que hicieron cuando iniciaban sus respectivos trayectos históricos. Pero luego de consolidarse en el poder se quitaron las caretas y cometieron atropellos que nadie imaginó posibles, ni siquiera entre sus partidarios. Antes de uniformarse de negro, pardo o rojo rojito, es conveniente repasar lo que ocurre cuando un dirigente se auto erige en imprescindible, exige incondicionalidad acrítica y se coloca en el centro de las prioridades.
La Democracia, apreciados compatriotas, es el sistema de gobierno de todos para todos. En él, Todos tienen el derecho a intervenir (de distinta manera cada quien), procurando lograr el bienestar de las mayorías, respetando a las minorías, que siempre existirán en toda Sociedad normal y libre. En Democracia, los Poderes son absolutamente independientes y se regulan entre sí para evitar desmanes. Democrático no es un gobierno donde un individuo sostiene que encarna al pueblo (aunque los votos indican claramente que alrededor de la mitad de ese pueblo lo rechaza, y una porción importante se abstiene de expresar su opinión, lo que invalidaría la afirmación de quien se cree el pueblo). Democrático no es un gobierno donde los principales del poder judicial corean «Uh Ah, Chávez no se va», porque con ese rastrero gesto están demostrando que no son independientes y que están al servicio del individuo que ocupa la primera magistratura, lo que los invalida como jueces probos. Democrático no es un gobierno que le ordena a los integrantes de los poderes Legislativo, Moral, Electoral ó Judicial, lo que deben hacer para complacer al individuo que temporalmente regenta el poder ejecutivo, como tampoco es democrático un poder integrado en forma total o mayoritaria por miembros de una facción político-partidista, cuando la población del país se distribuye entre muchos partidos y una enorme proporción es independiente.
En Democracia debe prevalecer lo Civil en valores y actuaciones, lo militar es un remanente de la inercia del pasado, un mal que algunos consideran necesario, así como otros lo definimos como estéril y parasitario. La Descentralización es vital para la Democracia, el respeto por las competencias y presupuestos que corresponden a las autoridades en estados y municipios, electas por decisiones populares, no por imposición de un iluminado que no puede controlar su prepotencia. Las leyes, no los caprichos personales, son el marco referencial de toda actividad en una sociedad democrática. En Democracia se planifican y coordinan las actividades a través de equipos multidisciplinarios, no mediante las improvisaciones de incapaces que se dan el lujo de sacrificar generaciones enteras mientras saltan de error en error.
La Alternabilidad es esencial en Democracia, que un mismo individuo monopolice el poder por tiempo indefinido atenta contra ese principio que es inherente a la condición de un sistema en que todos deben tener iguales oportunidades. En Democracia, quienes opinan diferente son adversarios, no enemigos, y se les debe tratar con modales civilizados, propios del siglo 21, no con la violencia característica de tiempos ya superados. Ni insultos ni agresiones, argumentos y razones deben prevalecer, siempre en procura de la armonía, de la convivencia. La vetusta lucha de clases cede el espacio a la solidaridad y el esfuerzo mancomunado.
En Democracia lo colectivo no debe aplastar a lo individual, ni el colectivo debe estar al servicio de la conveniencia personalísima de un individuo. En Democracia los gobiernos deben dedicarse a resolver los problemas del país como un todo, no poner al país a dedicarse a discutir permanentemente sobre cómo resolver el problema de quien no ejerce las funciones presidenciales sino que pretende que todo gire en torno a sí mismo, Narcisismo y Demagogia no tienen cabida en la Democracia.
De modo que, amigo chavista, tienes derecho a simpatizar con cualquier partido o persona, tienes derecho a manifestar ese apoyo a tu facción o líder. Pero si respaldas al gobierno en que un solo individuo controla todos los poderes, toma todas las decisiones, militariza todos los espacios, escoge a sus colaboradores en función de la lealtad a su persona y no a la capacidad para el cargo, descalifica e insulta a todos los que no sigan su cambiante proyecto personal (ya fracasado en muchos experimentos anteriores), irrespeta permanentemente la Constitución, impone sus candidatos a gobernadores y alcaldes y realiza la campaña electoral, que no le corresponde, hace uso indebido de los dineros, recursos y personas en el ámbito de la administración pública, encadena radio y TV a diario obligando a toda el país a ser víctima de sus abusos proselitistas, ataca la descentralización y la alternabilidad, compra respaldos de otros gobiernos repartiendo lo que acá necesitamos, temo que no apoyas una Democracia, sino una dictadura, que no es Socialista sino fascista, que se etiqueta de izquierda. Apoyas un proyecto ególatra que se disfraza de poder popular, apoyas un régimen comprobadamente incapaz, que se basa en constantes promesas, y luego de diez años de mal gobernar, con cuatro años aun pendientes, tiene como preocupación única su antibolivariana reelección. Asume tu barranco y defínete como corresponde a quien grita consignas totalitarias y bastante contradictorias:»Socialismo, Patria o Muerte, Venceremos» «Ordene comandante, que nosotros obedeceremos».
Otro detallito; nadie encarna al pueblo ni es imprescindible . El presidente Lula, del Brasil, el año pasado declaró que de ese empeño en mantenerse en el poder «lo que puede surgir es un Dictadorzinho». Simón Bolívar, el gran caraqueño, señaló (sin solicitar que lo reinterpretasen) «Nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder, él se acostumbra a mandar y el pueblo se acostumbra a obedecer, de donde se originan la Usurpación y la Tiranía». Si Bolívar hubiese muerto diez o quince años antes, de todas formas la Historia iba a seguir su curso inexorable, y Venezuela habría alcanzado la Libertad respecto del imperio español porque la tendencia es a evolucionar, y existía ya la simiente de la Independencia en un gran conglomerado social ganado para esa causa, así como los hombres que liderarían esa gesta, hombres como Sucre, Urdaneta, Páez, O’Higgins. Muy distinto de la situación en que un megalómano desfasado está al frente de un montón de bacalaos.