Opinión Nacional

Ética de gobierno y moral privada

Los escándalos que estamos viviendo todos los venezolanos en estos días prenavideños son para llevarnos, más a los de la Alternativa Democrática, a graves preocupaciones acerca del futuro de la república: la intervención de varios bancos y el cierre de dos, el vinculo estrecho entre ejecutivos de los mismos y funcionarios relacionados con el gobierno, esto es: Hugo R. Chávez Frías, las cadenas de éste entre confusos y simplemente incomprensibles, su amenaza de “nacionalizar el sistema financiero” y todos los eventos engendrados por la situación: banqueros presos y con prohibición de salida del país, la inusitada propaganda oficial de que el Presidente y lo que se ha dado en llamar “el alto gobierno” no tuvieran ningún conocimiento de los chanchullos cuasi-conspirativos entre propietarios y ejecutivos de los bancos intervenidos y altos funcionarios públicos, etc. Lo que hace más grave el enredo es que los que mandan (¿o debo decir: él que manda?) propagan a cada rato tener una ética pública que supera en su pureza y transparencia con creces la de prácticamente todos los gobiernos pasados, especialmente los de la mal llamada “Cuarta Republica”.

La ética de un gobierno de una república democrática está claramente definida en el Articulo 2 de la Constitución de 1999: “Venezuela se constituye en un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad y en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político.”

Esta ética implica, en el Articulo 3, indicaciones generales acerca de cómo se deben administrar los recursos públicos, a saber para “la promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo”, entre otras materias. Ello remite claramente a que el Presidente y sus colaboradores deban administrar los fondos con transparencia para el pueblo y con su control. A todas luces resulta claro que esta indicación no ha sido respetada en los casi once años del actual régimen.

La moral privada de los ciudadanos debe estar inspirada en la ética constitucionalmente establecida. Quiero decir que deben respetar las leyes y normas y, entre otras cosas, evitar el aprovechamiento de sus vínculos y relaciones con los funcionarios del gobierno. En una entrevista del año 2005, uno de los “banqueros”, hermano de un alto y duradero funcionario gubernamental, trata de mezclar la moral privada con una suerte de violación de la ética del gobierno, al sostener, por un lado, que tiene “derecho a ganar dinero”, lo cual es indudable y no se lo critico, y que “es perfectamente normal que si mi persona es afín del gobierno, pues éste coloque más fondos en mi banco” (LA RAZON, 6 al 13/12/2009, p. 6), que refleja una inadmisible mezcla de ética del gobierno y moral privada.

El hecho de que ni el Presidente ni el hermano hayan criticado semejante aseveración perversa se agrava con el anuncio en la primera página del mismo periódico de la misma data que una persona estrechamente vinculada al Presidente “pide borrón y cuenta nueva” para otro de los banqueros metidos en el chanchullo, estando éste ya seguro en el exterior.

Los escándalos suelen tener variados actores y los de los últimos tiempos revelan una vez más que el gobierno desconoce o, peor aun, desprecia la ética del gobierno. Los actores deberían ser severamente sancionados. Y a los ciudadanos se les deben explicaciones verídicas, en vez de amenazas, insultos y cada día mayores mentiras.

Termino con una pregunta ad personam: ¿quién es el Presidente de la Republica, el líder del “socialismo del siglo XXI”, el responsable de cuanto desastre ocurra en este “tierra de gracia”, señor Hugo Chávez Frías? 

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