El Comité
Ha sido una buena noticia que oposición y gobierno se pusiesen de acuerdo en la designación de quienes integrarán el Comité de Postulación para la escogencia luego en la Asamblea Nacional de los tres rectores del Consejo Nacional Electoral que sustituirán a quienes ya se les ha vencido su período de acuerdo a la Constitución de la República. Evitar que el asunto terminara en manos del Tribunal Supremo de Justicia, lo que habría ocasionado todo tipo de juicios (y prejuicios), contribuye a evitar que, como ciertos extremos quieren, el voto sea considerado una vía inútil para resolver los conflictos políticos en Venezuela.
Aunque ha sido demostrado una y mil veces que no hay fraude electoral alguno al menos en el sentido estricto de robo de votos durante el acto comicial, pues se trata de un sistema electoral sometido a todo tipo de intervenciones y controles en los que participa también la oposición democrática, resulta imperioso que el órgano que dirige esos procesos adquiera la más alta credibilidad posible. Que no hay fraude es tan evidente como que con el mismo CNE y el mismo sistema electoral la oposición gana en numerosos estados y localidades, victorias impensables si fuese cierto que existe una suerte de Alto Mando del Fraude en el que participarían el Presidente de la República y su gobierno, los rectores del CNE y el PSUV, según aproximadamente creen algunas delirantes y paranoicas mentes del radicalismo opositor. Pero insistir en conquistar la mayor credibilidad electoral (hablamos de la disputa por el poder que no es poca cosa) es algo que conviene a gobierno y oposición, esta última requerida de reducir al mínimo sus niveles de abstención militante responsables de la mayor parte de sus derrotas electorales. Nada habría contribuido a elevar esos niveles de abstención militante que terminar en el TSJ debido a desacuerdos insalvables: aunque los magistrados adoptasen la mejor escogencia de cara a los intereses de la oposición, siempre será vista como una derrota para ella y el resultado sería el de una mayor crisis de credibilidad.
Así que las críticas al Comité, basadas en una visión que no toma en cuenta las condiciones políticas reales, constituyen no solamente una necedad sino un perjuicio para quienes pretenden provocar cambios políticos por la vía democrática y constitucional. No olvidemos aquello del arte de lo posible. Y, tampoco, que, a los efectos de la elección de los tres nuevos rectores, al final en la AN se requiere de una mayoría calificada que ninguna de las partes, ni gobierno ni oposición, tiene. Así que subrayar la existencia de mayorías y minorías es además de un acto inútil, una clara mala intención.
Me congratulo del paso dado. Y, como todos los venezolanos, confío en que sepamos dar los pasos subsiguientes para que en los años por venir, las disputas políticas sean siempre resueltas a través del diálogo y del acuerdo.