Opinión Nacional

La Resistencia indígena contra el gobierno del falso indigenismo

Por segunda vez en poco más de un año una rebelión indígena contra lo que ellos denuncian como “atropellos de militares” se convierte en un episodio que asombra al país. Esta vez fueron 43 los uniformados desarmados y retenidos por los integrantes de una comunidad Pemón en la zona de la Gran Sabana. Aseguran que han tenido que recurrir a esa forma extrema de protesta para lograr llamar la atención del país y obligar al gobierno a buscar diálogo, ya que de lo contrario, este gobierno y ésta supuesta “revolución” que hace mucho bla bla de indigenismo, no los escucha y -peor aún- quiere convertirlos en “siervos” del Estado, pasivos y dependientes del gobierno, sometidos a sus dádivas. Es “el control social”, piedra de toque de estas neo-dictaduras y del dinosáurico modelo fidelista. Para ellos los pemones, más que para ningún otro grupo social venezolano, es lo más difícil de tragar porque por generaciones se han acostumbrado a una vida muy independiente aunque llena de privaciones.

El origen de todo el conflicto es el decreto de “nacionalización” (así, entre comillas) del oro, otra gran farsa de la siempre falsa revolución. Porque en realidad, no hay tal nacionalización, ya que desde siempre, el oro está reservado a propiedad de la nación que tan solo puede otorgar concesiones para su explotación. El truco indigno del chavismo es calificar de nacionalización lo que tan solo es un disfraz para el control social. Liquidar las pequeñas empresas mineras y a los mineros artesanales para ponerlos como empleados del Estado y de sobrevivencia en la miseria.

La excusa es derrotar la minería ilegal y preservar el medio ambiente. Dos causas justas y nobles usadas por ellos como máscara para lo que les interesa: concentrar más poder en el “estado-obeso-gobierno-rico” y en la chaviburguesía que ha privatizado al Estado para su uso y disfrute. Aunque se llenan la boca de “indigenismo”, la realidad es que en lugar de ayudar a organizar a los indígenas mineros para convertirlos en propietarios de empresas legales con normas de protección ambiental, lo único que se les ocurre es la represión brutal y sojuzgarlos. En el medio, surge, como siempre, la corrupción y el matraqueo. Eso causa la rebelión.

Una política moderna y progresista (no ésta de un falso socialismo estatista retrógrado) implicaría hacer un verdadero mapa y plan de ordenación territorial como el que parcialmente avanzaron hace ya unos 20 años la otrora gran CVG, con CVG Tecmin, Min Ambiente y la Gobernación (aquella cuya consigna era “la que trabaja y lucha”). Organizar a los mineros pero no para someterlos y hacerlos dependientes, sino para darles una perspectiva de progreso social independiente. Establecer, de común acuerdo, normas claras de protección ambiental (hay varias experiencias muy interesantes) y social. El fidelismo, el “estatismo salvaje”, el militarismo y la corrupción no entienden ese lenguaje. Lo de ellos es el “me da la gana, yo ordeno y el resto obedecen”, “yo soy la patria aunque en la vida real le entregue las riquezas mineras a China en sujeción neocolonial”. “yo debo controlar todo”, “solo mi grupito de oligarquía roja debe enriquecerse”.

Un efecto importante de este nuevo episodio de protesta y rebelión indígena es haberle mostrado al resto de Venezuela y al mundo que el “indigenismo” del gobierno chavista es solo palabrerío para barnizar su pretensión autoritaria y hegemónica. Los mostró como en el fondo siempre son: una impostura. Nunca son consecuentes con el discurso. Siempre hacen lo contrario de aquello de lo que se jactan. Son como esos patanes que tratan de enamorar a una muchacha con lindos y encendidos poemas (por lo demás, plagiados) mientras se burlan y tienen “varios frentes”. Esas fotos y los relatos deben haber logrado un impacto fuera de nuestras fronteras. La “revolución” quedó desnuda. Igual que ha sucedido en tantas cosas, como el antiobrerismo manifiesto del gobierno. O la devaluación del “#paquetazoRojo” en un país que vende petróleo a 106 dólares el barril.

TIP 1: Noticia internacional: “Jefe de gobierno de España se ve obligado a presentar declaración de bienes y dar respuestas ante acusaciones de corrupción en su entorno partidista”. No sé si el señor Rajoy -que a la distancia me cae muy mal- estará implicado o no, pero lo que si sé, es que allá tienen que dar explicaciones convincentes al país, mientras en Venezuela, ante denuncias fundamentadas y con pruebas, en lugar de que el gobernante se vea obligado a justificar y explicar, habrían ocurrido las siguientes cosas: 1.- El gobierno y sus cagatintas tendrían una campaña de histeria por el latifundio de medios del gobierno a partir de PSUV-VTV, acerca de que las denuncias y la exigencia de investigación es un “plan desestabilizador golpista del imperio que nos quiere invadir”. 2.- La Fiscal y el TSJ lo absolverían sin investigar “porque no hay nada qué investigar pues son hechos sobrevenidos”. 3.- La AN, por mayoría psuvista, impediría cualquier debate o investigación y diría que “es una campaña mediática con intenciones terroristas de la ultraderecha”. 4.- Conatel le habría abierto un nuevo expediente administrativo a Globovisión. 5.- Otros “Público & Confidencial radio” habrían sido cerrados. Perdón, cerrados y censurados no, sólo “sacados de la parrilla de programación”.

TIP 2: Leído en twitter: “@vsalmeron: Frases célebres. Ernesto Villegas (dicha el 11 de noviembre pasado): “De no haber ganado Chávez estuviéramos discutiendo aquel paquetazo” Jejeje. La lengua es el castigo del cuerpo. /// Otro más: Alonso Moleiro @amoleiro: Para hablar de la gorra se encadena. Para devaluar la moneda no. // Y otro: “@cadener0 Bien, ¿Ahora se llama BFD, es decir, bolívar Fuerte Devaluado, o bolívar Fuerte Débil, o quizás, bolívar Fuerte Desplomado?”.

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