Opinión Nacional

Pinocho era un pendejo

Niños de la patria, sangre de nuestra sangre, que permea por los grandes huecos de la revolución para hacerles el daño que los adultos no hemos sabido hacer. Ideas que rebosan lo creíble, rellenas de rebeldía juvenil. La historia los trae de regreso siempre que los pueblos pierden sus esperanzas. Jóvenes que apenas balbucen ideas, sacan de balance a un gobierno, cuya única defensa es acusarlos de ser mediáticos y burgueses. Una docena de estudiantes estuvo de visita en Washington, en la Organización de Estados Americanos, la semana pasada, para llevar el mensaje de la esperanza y la protesta sostenida de esta inconforme juventud. Esta juventud siempre busca sus caminos.

Están ahí para convertirse en un símbolo de lucha, exhiben sus limitadas capacidades verbales, con la fuerza que les confiere el valor y la firme creencia de que esta trabajando por su país. Dios le de fuerza a su valor y al de los otros tantos que le demostramos a nuestra Venezuela que lo único que no se logra es lo que no se sueña. Soñamos que nuestro esfuerzo servirá para que nos regresen a este país y tengo la certeza de que lo lograremos. La verdad siempre se crece ante la mentira, más tarde o más temprano. No me digan que en Cuba han pasado cincuenta años de mentira. Esta es Venezuela, hija de Libertadores.

Cada día que pasa este país demuestra su inconformidad sostenida ante los actos, cada vez más estrafalarios de este decadente gobierno de contradicciones. Son puro amor, amor del bueno, pero se arman hasta los dientes y exhiben una violencia fuera de parámetros. Se preocupan por el pueblo pero son incapaces de construir viviendas para acabar con esta insalubre forma de vivir sin servicios públicos que sigue creciendo en cada barrio de este país. Se dicen promotores de la salud pero dejan caer el programa Barrio Adentro, que tiene más de dos mil centros de atención cerrados. Mentes “socialistas” que agreden a las organizaciones obreras que se manifiestan en los sindicatos, pero en un acto de profunda marca capitalista, apoyan un sindicato patronal en la compañía petrolera. Dicen combatir la corrupción pero nos niegan la verdad acerca del uso del dinero verde que ingresa a la petrolera y que ellos desvían del Banco Central sin explicación alguna acerca de su uso. Expropian cuanto se les ocurre expropiar al tiempo que le piden a la empresa privada que invierta en Venezuela que es mentira que ellos le quitarán sus inversiones. A Pinocho, le crecía la nariz cuando mentía, pero en comparación con estos truhanes de oficio, era un gran pendejo. A estos no les crece la nariz, les crece la caradura que usan para mentir al descubierto, sin mampara alguna de por medio.

Dejaron de mostrar el librito azul de la constitución ante las cámaras de televisión, pues saben la cantidad de veces que la han pisoteado con sus actos. Hace un par de días, el ejército hizo presos a un grupo de casi cien obreros que hacía huelga de hambre a las puertas de una institución de educación en Zulia, reclamaban pacíficamente por sus derechos laborales. No cerraron vías, no quemaron cauchos, no pusieron en peligro a nadie, pero los hicieron presos. Este gobierno quiere acallar las voces que se levantan y lo hace violando la constitución que dice defender.

A esta gente no le crece la nariz, le crece la cantidad de gente que ahora adversa a este repetitivo y mentiroso gobierno, que no ha hecho nada para mejorar nuestra calidad de vida y ha llevando de mentiras cada unos de sus actos. Pinocho era pendejo, pero este pueblo hace rato que dejó de serlo.

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