Vendo navidad, por falta de uso
Domingo de octubre. Tarde de mentiras agrícolas. Ha crecido la siembra de maíz en Venezuela. Ahora lo sembramos en las tierras de Aragua donde antes se sembraba caña de azúcar para producir ron, uno de los pocos productos, no tradicionales, que todavía exportamos al mundo. Otro apagón más. Navidad sin luces y arbolitos. Falta poco para que nos venda estos apagones como nuestra contribución a la ecología mundial, a diferencia del imperio que gasta mucha energía.
El rey de la improvisación ahora nos empuja a no encender luces y arbolitos en esta Navidad. Navidad sin luces, con pocas hallacas. Sigue la guerra a los centros comerciales que ahora aparecen como culpables del problema energético. Falta poco para que tengamos que apagar los hornos donde cocinamos el pernil o nos sugieran la leña como energía ecológica y alternativa. Cuba en Suramérica. Bienvenidos todos a esta versión moderna de una nación del siglo dieciocho. Olvídense del trineo del centro Comercial Tamanaco, las luces sobre el río Guaire a la altura de las Mercedes, La bella cruz iluminada en el Ávila, el espectáculo de flores en el distribuidor Altamira, las luces en los árboles en la Castellana y cualquiera de los motivos lumínicos que transportaban nuestra alma a la celebración de Navidad. Dejará de tomar fotografías a las creativas decoraciones de los lugares públicos. Allá rodaron los importadores de luces navideñas. Se decretó como un crimen el uso de la energía eléctrica para fines festivos.
Gloriosa la ocasión para que trabajemos todos para producir una Navidad para el recuerdo. Una Navidad que nuestras futuras generaciones recuerden y que produzca envidia a las grandes celebraciones que hace el imperio en Sidney, Taipei y New York, llenas de luces, fuegos artificiales, transmisiones en vivo, artistas y caras felices. Vamos a enseñarle al mundo, como hacer un evento de grandes magnitudes, a punta de velas de cebo, para darle luz y color a esa bella y recordable noche. La misión respectiva, creada para ese fin, repartiría velas a cuanto cristiano quiera celebrar, para que al unísono, todos a una, encendamos esas velas en esa noche, en que apagaremos la luz de las estrellas y los generadores de Guri. Ni siquiera tengo que mencionarles que esas velas serían de color rojo, como símbolo inolvidable del color de la Navidad. Se me hace extraño que a estas alturas, ninguno de sus brillantes colaboradores, le haya sugerido esa idea a mi comandante.
Me impresiona mucho entender, o tratar de hacerlo, hasta donde aguantamos como pueblo, los ya “autoreconocidos” errores de esta pseudo revolución que se equivoca en la salud y de pronto descubre que por descuido, están cerrados más de dos mil módulos del sistema de atención primaria “Barrio Adentro”. “Hemos errado en lo eléctrico” reconocía ayer el presidente. Se equivocaron con Mercal e inventaron Pdval para seguir equivocándose y botando dinero del pueblo. Pronto presenciaremos el colapso de la compañía telefónica y se lo achacaran a sus antiguos dueños. Se equivocan y se vuelven a equivocar con nuestro dinero, con nuestro progreso y con nuestra paz y nosotros seguimos aceptando esos “pequeños” errores que siguen llevando al foso a esta nación.
En el ínterin, voy a vender a precio de remate la navidad que tengo en mi casa, para comprar un cargamento de velas. Ya vienen las elecciones, cada día están más cerca.