Contubernio poderoso
El proceso que está sufriendo Venezuela es un devenir de arbitrariedades y cambios legales que se suceden a espaldas de la ciudadanía y de lo prescrito por la Constitución de 1999, que se dio el régimen de acuerdo a sus más fervientes deseos.
Hoy, transcurridos diez años, la revolución transita por los caminos de la anarquía pues los dictados de dicho documento madre se violan a diestra y a siniestra. Parece más fácil listar los artículos que se cumplen que los que se violan.
Solo fue el día 14 de octubre cuando, gracias a este periódico, nos enteramos de una sentencia del TSJ de fecha 8 del mismo, donde se conculca en derecho de las Asambleas de Padres y Representantes de los Colegios Privados para que fijen, de acuerdo con su criterio y la opinión de la mayoría, el monto que deben pagar por la educación que reciben sus hijos y representados.
Una sentencia del TSJ no se puede recurrir sino ante la Corte Celestial. Pero esta barbaridad merece no solo el análisis sino la condena y el repudio y la esperanza de que la conciencia de los magistrados les reclame su absurda sentencia.
Todo cuanto está sucediendo en las diversas esferas de acción de los poderes públicos nos produce las peores sensaciones. Estamos ante un Estado facineroso que ha secuestrado los derechos de las personas naturales y jurídicas y para ello ha conformado un terrible contubernio con todos los poderes nacionales que deberían ser independientes.
El Poder Ejecutivo solo tiene como función ejecutar los deseos del dictador.
El Poder Legislativo solo tiene como función aprobar por la vía expedita (libre de todo estorbo) las espurias leyes que trae el mensajero del palacio de misia Jacinta.
El Poder Judicial, que también debería ser imparcial, le está propinando el más vergonzoso zapatero a las demandas de quienes disienten de los deseos del dictador.
El Poder Moral poco merece su nombre. El Electoral es incondicional y está secuestrado.
Pensamos que así como existen ciudadanos que tienen ventajas genéticas sobre otros: son más inteligentes que otros, son más fuertes que otros, son más buenmozos que otros, son más simpáticos que otros, etc., también entendemos que existen distintas posibilidades de instrucción y educación.
Un colegio puede ceñirse a cumplir exactamente con el programa oficial instruido por el ministerio correspondiente y para ello, contratar profesores que apenas tengan el grado y los conocimientos necesarios para llenar su cometido. Otro colegio, competidor del anterior, puede ampliar su oferta y presentar a los estudiantes opciones de instrucción que ahonden en los conocimientos hasta niveles superiores y para ello les presenta profesores experimentados que tienen que ganar, por su trabajo, cantidades superiores a los del primer ejemplo.
Tampoco tiene los mismos costos y tiene que cobrar las mismas cantidades aquel colegio que funciona en una vivienda vieja que apenas se ha maquillado para que cumpla con los mínimos necesarios que la institución que tiene edificaciones adecuadas, campos deportivos, laboratorios e instalaciones dignas de la labor que desempeñan. No nos refiramos a actividades extracátedra.
Además, preguntamos: ¿Por qué se le va a conculcar a los padres y representantes de los educandos la escogencia de la calidad y los costos de una educación mejor?
Pensamos que se nos está conduciendo a un estatismo castrante y para ello ha sido necesaria la entrega total de todos los poderes del Estado en las manos, los deseos y la mente del dictador.
Capítulo aparte merecen las prescripciones relacionadas con las efemérides que el ministerio ha dictado para que se informen y celebren en todos los institutos docentes de la nación. Dios nos coja confesados.