Opinión Nacional

68 años y aquí seguimos

Pocos partidos políticos logran una longevidad tal como la de Acción
Democrática. 68 años han pasado desde aquel 13 de septiembre de 1941 cuando
en el Nuevo Circo de Caracas nacía el partido del pueblo. “Hemos nacido para
hacer historia” fueron las proféticas palabras del líder fundador de AD,
Rómulo Betancourt, en esa noche a plaza llena. “Así fuimos creciendo,
llenamos de fe las calles, las plazas, y los caminos de Venezuela” diría el
poeta Andrés Eloy Blanco. Durante estas casi 7 décadas Acción Democrática ha
estado 28 años siendo gobierno, 3 de ellos entre formar parte de una Junta
de Gobierno y el breve mandato del maestro Gallegos y 5 períodos
constitucionales. 10 años en la clandestinidad haciendo resistencia a una
dictadura militar, 19 años haciendo oposición democrática y ya casi 11 años
resistiendo los ataques de otro militar autoritario. Al teniente coronel
felón se le quedó frio el aceite en donde nos iba a freír. Seguimos vivitos
y coleando como dice el vulgo, por más que en esta celebración se nos haya
impedido usar el Nuevo Circo para releer el discurso de don Rómulo. Miedo a
las palabras, típico de los militares.

Nadie, por más anti adeco o mezquino que sea (excepción hecha de los
“revolucionarios”) puede negar la obra tangible del Partido en la vida
nacional. La Venezuela moderna tiene la impronta de Acción Democrática. Su
lucha logró pasar de una Venezuela de caudillos y montoneras, de odios y
venganzas, de robo y despilfarro, de concesiones y represión, de hambre y
miseria, de coloniaje y analfabetismo y de vergüenza a una Venezuela de
dignidad y respeto, de campesinos con tierras y obreros con derechos, de
escuelas, liceos y universidades, de medicaturas y hospitales, de agua
potable y cloacas, de carreteras y vías de penetración, de electricidad y de
instituciones democráticas y libertades ciudadanas, de honradez e idoneidad.

El paso de una Venezuela expectante y estática a la Venezuela actuante y
dinámica. Y claro, de errores, de muchos errores y fracasos. ACCIÓN
DEMOCRÁTICA como institución y sus hombres y mujeres como tales, no podían
escapar de la ley natural de la falibilidad, pero cierto es que si nos
detenemos serenamente a sacar el balance de lo actuado hasta hoy,
concluiremos definitivamente en que el mismo es positivo y con creces. Pero
bien, estas realizaciones son ya axiomas y la historia se encargará de
aceptarlas como tales, la verdadera historia no la que manda a escribir el
militar, soldado de Fidel; lo importante ahora es el porvenir, y esa es la
mayor preocupación de la gente de ACCIÓN DEMOCRÁTICA.

68 años de activa participación en la vida del país le otorgan a AD
suficiente derecho y moral para continuar siendo factor importante de
opinión, para seguir alzando su voz en contra de este desgobierno,
militarista, totalitario y comunista. La Democracia que AD ayudó a construir
esta en grave riesgo y eso la obliga a renovar sus luchas. Ya los tiempos de
flagelación, de actos de contrición quedaron atrás. La penitencia que el
mismo pueblo nos impuso ya fue pagada. Ahora hay que retomar, de nuevo, con
más brío, las banderas de lucha contra el oprobio de este régimen que hunde
al país en la más peligrosa situación. Y esa lucha tiene que ser en todos
los frentes. La actual Constitución no sólo permite, sino que obliga a todos
los venezolanos a defender el sistema democrático. La lucha tiene que ser
sin cuartel. Patria, Democracia y Vida debe ser la consigna. Sin miedo hay
que darle un parado a la locura desatada por este régimen. A un lado deben
ponerse los intereses particulares de la organización y los intereses
personales de sus dirigentes. Aunque sea duro decirlo a AD le duele, le debe
doler, más a que a nadie, el destino de nuestra democracia. Cualquier
desprendimiento y sacrificio que se haga en beneficio de solventar esta
dolorosa situación, por grande que estos sean, le será reconocido y
recompensado, con creces, por el pueblo, por ese mismo pueblo que siempre se
identificó con sus postulados y que está ávido de una palabra orientadora,
mas allá del farisaico discurso del teniente coronel.

En los actos de celebración de estos 68 años nos pudimos dar cuenta de la
presencia popular en los mismos. El Partido sigue siendo el Partido del
Pueblo y de pueblo. Y nos llenó de satisfacción el espíritu de unidad que se
palpó en los mismos. La dirigencia de toda la oposición nos acompañó en esos
actos. Y vimos a nuestros dirigentes en una gran camaradería aglutinados
alrededor de la conducción de nuestro Secretario General, el compañero Henry
Ramos, el cual ha entendido perfectamente que la amplitud hacia adentro y la
unidad hacia afuera son indispensable para dar al traste con este régimen
totalitario, militar y comunista y regresar a la democracia perdida. Seguros
estamos que en la celebración de los 70 años, en el 2011, tendremos otro
país.

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