La apuesta de Teodoro Petkoff
Ya es hora de hablar aún más claro. Vivimos bajo la apuesta de Teodoro, sobre que a pesar de lo que el mismo constata como un deslizamiento acelerado del régimen, y de Chávez en particular, hacia el autoritarismo más ramplón, sólo tenemos como opción, para superar esta calamidad nacional, respetar los lapsos del calendario electoral, para esperar derrotarles en elecciones que ya son limpias, según se desprende de sus dichos y de sus actos.
Como no es ningún secreto, podemos repetirlo: fuera de Chávez quien es el propio dueño de esa cosa llamada CNE, Teodoro es el único venezolano que cuenta con un representante allí.
En momentos políticos álgidos, que se dan con cierta frecuencia, Teodoro es el portavoz oficial de TODA la oposición electoralista.
En sus órganos más directos de opinión: Tal Cual, Aló Ciudadano y Aló Venezuela, se justifica per se la cohabitación con el régimen. Y no importando si es a pesar suyo, o aunque lo sea conflictivamente, constatamos con facilidad que es allí, en ese pilar ideológico mediático, donde queda amarrada esa estrategia de contubernio con el gobierno, que semeja al caso de divorciados en pleito, manteniéndose bajo el mismo techo y a veces desengonzadamente en la misma cama, contra viento y marea, por los hijos en común.
Esos hijos son las cuotas clientelares, de gobernaciones, alcaldías, universidades y porque no decirlo de lo que aún queda de esta especie de vida en libertad condicional, pero que a ellos les permite todavía moverse en el corazón del poder económico y aunque solo sea en la periferia de los círculos del poder político.
De este último, los grupos clientelares opositores viven ahora menguadamente y quieren que se les devuelva su hegemonía social, pretendiendo convencer a Chávez, el que se cogió el 90% de la clientela estatal, que debe conformarse en un escenario de futuro con un pedazo menor al de su poder absoluto actual. Vana ilusión, pero pragmatismo obliga. Solo pueden imaginar un país tarado sumido en otra versión, aunque menos pestilente, del mismo mal: estatismo y populismo, empleo clientelar, rentismo petrolero y reparto sin haber producido, mendicidad masiva y todo envuelto en banderas de patrioterismo barato.
Desde la más alta cúpula de Un Nuevo Tempo, y aunque no sea militante, la palabra de Teodoro, para bien o para mal, ES LEY, por autoritas intelectual obtenida, debe ser por su empecinamiento de aguantar las humillaciones hasta el límite en esta desaforada carrera de Chávez hacia el abismo del país, en el cual el sembrador de truenos aspira reinar con mayor propiedad como déspota cateto.
La fuerza de esa oposición y la fuerza de la ideología de cohabitación de Teodoro, no crean que le venga de su sola personalidad persuasiva y perseverante. Ese esperar y esperar por el calendario electoral tiene su premio y su costo. Y recuerdo, para los triviales, que hay compensaciones iguales o mayores que el dinero. Si hay gente, que disfruta a plenitud presidiendo un condominio, imagínense sentir que la opinión que se expresa a veces determina el curso mismo de los acontecimientos en un país.
No se engañen los que quieran como yo salir de este régimen de inmediato: hay demasiados intereses a los que les va bien y hasta óptimo con esta cohabitación.
!! Como es de amargo ¡¡ …constatar que mientras se multiplican las penalidades de los ciudadanos, las cuentas bancarias de todos los beneficiarios de las cuotas clientelares y sobre todo las encubiertas, deben sumar millones y millones de dólares, mientras truenan contra Chávez, pero con la estrategia de Teodoro.
A Teodoro le basta con los ingresos de su periódico que no deben ser importantes y no es hombre a la caza de dinero, menos aún metiendo la mano en el tarro.
Teodoro disfruta con su papel de guía ideológico. Es un político hasta los tuétanos y eso le llena, a condición claro está, que su opinión sea la preeminente. Y sin dificultad lo ha logrado, porque independientemente de su voluntad, es el ideólogo de los que tienen que ganar a la sombra de este régimen, que no son pocos. Hablo de gente que echa pestes contra Chávez, que son millones y que si no fueran tan malagradecidos y sobre todo tan fariseos, hubieran hecho de Teodoro su líder visible, su candidato y su personalizada opción de poder, para ese futuro de cohabitación mas allá de Chávez.
Pero ante la duda de herir susceptibilidades quiero recordar mi argumento de varios años sobre que este sujeto sabaneitor, sigue en el poder no por voluntad de los pobres o de una mayoría del pueblo y menos aún por toda esa parafernalia de semántica procaz que siembra miedos, propia de fariseos de auto-nombrados revolucionaros, que les sirve de patente de corso para delinquir y hacerse ricos y/o parásitos del erario público.
Existe si, ante todo, la inercia de un aparato de Estado ya modelado al servicio de la nueva elite de forajidos, a quienes les irrita sobremanera que les critiquen su hambre atrasada insaciable en la codicia de riquezas y su resentimiento y revanchismo social lumpen.
Es por ello que mientras quieren aplastar la libertad de información y de protesta, buscan rapiñar todo poder posible que les garantice su perpetuación. Y para todos, empezando por Chávez, reconozcámosle que no tienen otra opción: o se mantienen a como dé lugar en el poder, o les espera un exilio con demasiados sobresaltos, la confiscación de todos sus bienes y la cárcel por décadas, si es que aquí no se sigue con la impunidad, incluso ante delitos de lesa humanidad, como robarse un país y martirizar por 10 años, a veinte o mas millones de sus ciudadanos.
Sin embargo mas allá incluso de esa inercia del abuso de poder represivo y ventajista a ultranza del aparato de Estado, colocado enteramente al servicio de la clientela chavista y de su maníaco jefe, es menester decir aunque sea complejo entenderlo, que existe una maraña de intereses económicos, específicamente comerciales y financieros poderosos, que por acción u omisión constituyen el pilar fundamental para la estabilidad relativa de este régimen y es patente su interés por seguir en la cohabitación provechosa para todos los validos de esta piltrafa de gobierno.
Nadie duda que con unas FFAA prostituidas y prostradas ante el mandamás ya tenga ganada buena parte de la partida, las complicidades abyectas en el plano internacional hacen otro tanto, pero de lo que nadie habla, el tema tabú, es el apoyo de sectores privilegiados de las viejas preeminencias sociales.
Nadie puede dudar que Fedecamaras está en contra del chavismo gobernante y representa emprendedores acosados, pero a su lado o en sus bases o en la acera de enfrente, unos 20.000 empresarios, de los de antes, lograron ser muchísimo más ricos ahora que con la cuarta y suman su apoyo para que esta plaga siga, mientras a ellos les siga yendo demasiado bien. Son de hecho los socios de la boliburguesía, que en mayor número están copando innumerables espacios privados, solo que apoyándose en ventajismos obscenos de poder, para asaltar preeminencias.
Yo no digo, por ejemplo que tal o cual Banco deje de “raparse la cabeza” para exponenciar sus activos, no solo tienen derecho sino que habría que defenderlo incondicionalmente, como a cualquier otro banco privado con solvencia legal, frente a cualquier medida de chantaje por parte del gobierno.
Mis dudas vienen del hecho de cuanta “prudencia de mensaje” se transmite bajo su mecenazgo.
Incluso podría comprender también la auto-censura, tomando en cuenta el deber que tienen de preservar los escasos espacios de libertad informativa, que están secuestrados para no dejar que estos plastas impongan el totalitarismo mediático con el que sueñan.
Pero mi convicción más sólida es que en lugar de limitarse a informar, se constituyeron en un bunker de la promoción de la cohabitación con el régimen.
Allí impera la ideología de Teodoro y las obsesiones de liderazgos tras las sombras de empresarios mediáticos.
Desde allí se ha montado esta especie de sumisión perruna a la constitución chavista, que les atornilla en el poder, mediante el sistema electoral fraudulento que se aplaude, no importa cuán infames sean los ventajismos del PSUV, al que nos someten.
Allí casi disfrutan con este juego de poder, del que no puedo medir riesgos mientras dé mucho dinero asumirlos. No son visibles, pero si omnipresentes los que pueden esperar, porque forman opinión e imponen liderazgos interpretando, no lo duden, una base social significativa: a los que les va bien, en sus haberes o en su fruición del poder, así el país se vuelva boñiga, con su mayoría de ciudadanos reventados por privaciones y sobre todo de desesperanza.
Aunque sea obvio para la gente que me conoce, manifiesto que he querido escribir estas cosas desde hace tiempo y saben además que las digo sin mezquindades. No pido, ni quiero ningún espacio de los que ellos ganaron, heredaron o quieren mantener, como garantía de sus intereses de cualquier tipo.
Pero es bueno que en este país se empiece a debatir sobre qué: terminado el régimen de Chávez, al país le quedan como pesadas cadenas, que le atan al atraso y al subdesarrollo, la maldición del clientelismo y la ya bicentenario manía de coludir los intereses del poder económico con los del poder político. Sobre todo con la herencia chavista, donde la ecuación se invirtió y se hizo aún más perversa: el poder político se busca para montar fortunas y preservarlas en su ilicitud. Esto ocurrió antes pero ahora es mil veces más que en la cuarta. El poder es para hacerse de riquezas mediante el latrocinio directo, desnudo, sin portar guayuco como antes.
Ni siquiera el combate en común contra los rasgos más perniciosos de esta piltrafa de régimen deben obligar a ocultar verdades, o por lo menos la libertad de expresarlas sin el bendito chantaje que solo el silencio ayuda, mientras que en la oposición también hay los que se llenan, invocando nuestros intereses generales y al propio tiempo nos sepultan, con la pestilente cohabitación con la boliburguesía en el poder y su desgobierno que nos lleva al caos.
Teodoro apuesta a esperar y esperar, a lo mejor tiene razón, pero somos millones los que queremos y exigimos que Chávez y su corte de malandros SE VAYAN YA, porque esperamos demasiado, más allá de lo tolerable antes de ver nosotros mismos el abismo.