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Ébola, manipulación y antiética (I/II)

CERO…Cuatro millones de habitantes en 111.000 kilómetros cuadrados del oeste africano. Es el único país del continente nacido de la colonización por los Estados Unidos, cuando la región aún era habitada por africanos nativos. Colonos afroamericanos, la mayoría esclavos liberados, se asentaron allí desde 1820 y establecieron un nuevo país con ayuda de la Sociedad para la Colonización Americana, una organización privada estadounidense cuyos líderes creían, que los antiguos esclavos tendrían mayores oportunidades en África. Los africanos de los barcos “negreros” de esclavos, rescatados por británicos y estadounidenses, fueron enviados hacia allá, en lugar de ser repatriados a sus países de origen.

El nuevo país se hizo República de Liberia en 1847, estableció un gobierno semejante al de los Estados Unidos y, por el apellido de su quinto presidente James Monroe, un declarado promotor de la colonización, llamó Monrovia a su capital. Los américo-liberianos, una minoría de colonizadores y sus descendientes, dominaron los sectores político, económico, social y cultural por 130 años. Hasta que en 1980, un golpe militar los derrocó, iniciando un período de inestabilidad política y económica, a través de dos guerras civiles sucesivas, que produjeron entre 250.000 y 530.000 muertos y devastaron la economía. Un acuerdo de paz condujo a elecciones democráticas en 2005. Pero hasta ahora, el índice de pobreza está alrededor de 85%.

UNO…En forma compartida se hizo acreedora al premio Nobel de la Paz en 2011, «Por su lucha no violenta por la seguridad de las mujeres y los derechos de las mujeres a la plena participación en la obra de construcción de la paz», según el Comité Noruego del Nobel.[ No sospechaba Ellen Johnson Sirleaf, que en escasos 3 años su pequeño y empobrecido país de la costa occidental africana estaría en la cúspide de la atención mundial por los efectos de un virus de alta letalidad y facilidad de propagación, que diezmaba a su población.

Ante la magnitud de la epidemia, una mujer asustada telefonea al Presidente Obama, tal vez recordándole su ascendencia africana y le solicita ayuda. Quiere toda la existencia de un supuesto suero misterioso en Estados Unidos. Las autoridades sanitarias son movilizadas y la petición llega a Mapp Biopharmaceutical, la empresa productora del suero.

Pero es poco lo que hay. La miniempresa, apenas con 9 empleados, escasamente tiene suero para sus ensayos en animales. Así, las 3 últimas dosis del suero misterioso Zmapp encontraron su descanso en algún protegido refrigerador gubernamental de Monrovia. ¿Quién se puede negar a complacer a un personaje tan importante en su condición de portadora de un Nobel, presidenta de su nación y mujer?

Los bioeticistas reflexionan más profundamente sobre la situación. Están inquietos. Surgen muchas preguntas bioéticas, que se orientan hacia las cambiantes circunstancias de la epidemia. ¿Se debe modificar las recomendaciones ante una mortalidad que crece descontrolada?  ¿Dónde quedan los principios bioéticos fundamentales, aún en esa delicada situación? Sin principios para respetar, los sistemas no funcionan y se genera la anarquía. Es la anti-ética. No se trata de 3 dosis. Es el tráfico de influencias para obtener algo, dejando a otros por fuera ¿Quiénes recibirían esas dosis y quién los seleccionaría?

La Organización Mundial de la Salud, a través de sus bioeticistas, hechó por tierra lo que hasta el momento era norma: no se puede autorizar la aplicación de nuevos productos químicos o biológicos a humanos, sino después de superar ensayos en animales y cumplir los protocolos establecidos para las tres fases de ensayos en humanos. Se adujo la situación de emergencia en África Occidental, a pesar de  no disponer de dosis suficientes de los potenciales productos anunciados para tal fin. Expresión de las contradicciones en las elevadas esferas del poder mundial. El elemental análisis del riesgo/beneficio, que regula estas decisiones, se fue al demonio.

DOS…Samaritan´s Purse (Bolsa del Samaritano) es una controvertida organización-secta evangélica cuya sede principal se encuentra en Boone, Carolina del Norte, Estados Unidos, fundada en 1970. Su función general es, manifiestan ellos, suministrar ayuda a personas necesitadas, como parte fundamental de su trabajo misionero, con ambiciosos proyectos en gran escala. En realidad, es una sofisticada empresa internacional, con presencia en 100 países, muy bien financiada: en 2013 obtuvo ingresos por 460 millones de US$ y 370 millones de US$, año fiscal 2012 (http://www.forbes.com/companies/samaritans-purse), incluso del gobierno estadounidense. Nada mal para un colectivo religioso, que dice propagar el evangelio del Señor Jesús.

En Liberia, el grupo parece desempeñarse como una organización médica no-gubernamental, hasta hace poco activa en la atención de infectados con el virus Ébola. Sin embargo, por precaución, todos sus miembros han sido evacuados. El humano miedo supera al temor de Dios.

Dos personas que trabajaban para esta organización, el médico Kent Brantly (33) y la misionera-enfermera Nancy Writebol (59) se contaminaron con el virus durante su trabajo en esa nación. Allí ambos recibieron el suero experimental Zmapp, obtenido en forma oscura desde Estados Unidos.

En aviones alquilados, especialmente acondicionados con una unidad de aislamiento, los pacientes fueron enviados separadamente al Hospital Universitario Emory, en Atlanta, para un riguroso tratamiento adicional. ¡A un costo de 2 millones de US$!

Brantly también había recibido el suero sanguíneo de un joven nativo de 14 años sobreviviente de la infección, que había sido tratado por él. Es un tratamiento ya convencional de evidencia epidemiológica, que muchos médicos han recomendado para contribuir a combatir la epidemia, con gastos mínimos. Se trata de suministrar a otros enfermos anticuerpos ya probados contra la enfermedad, de alguien que la padeció.

Inicialmente, Writebol no mejoraba, por lo cual recibió una segunda dosis del suero; la mejoría le permitió el viaje en avión.

Ambos sanaron. Milagro divino, gritaron los partidarios. Otros opinaron diferente. Pero en muchos medios comenzó a hablarse de un “suero secreto” que había surgido de pronto y que, precisamente, se había aplicado a pacientes estadounidenses, mientras que cientos de enfermos africanos, también infectados por el virus, peleaban por sus vidas sin acceso al mismo.

A pesar de haber sobrevivido a la infección, los médicos que seguían el desarrollo del caso tampoco estaban seguros de la efectividad del suero. Tenían frente a sí el caso del sacerdote español  Miguel Pajares (75), también infectado con el virus en Liberia, pero que no sobrevivió después del tratamiento con el mismo suero misterioso, que le fue aplicado en el hospital Carlos III, de Madrid.

¿Qué sucedió? ¿Tenía Pajares su sistema inmune más debilitado como consecuencia de infecciones previas? ¿O recibió tardíamente el suero? Especialistas expresaron, que los misioneros estadounidenses quizás habrían sobrevivido sin el suero, gracias al excelente y costoso tratamiento recibido en el hospital de Atlanta, con el que no podrían ni soñar los enfermos del Occidente Africano. La pregunta salta escrutadora: ¿Y por qué sobreviven otros sin terapias?

Pero otras preguntas candentes comenzaron a surgir. ¿Cómo y por qué recibieron ellos el suero Zmapp? Parecía ser un misterio. ¿Quién estableció los criterios y las prioridades para que así fuera? Lo cierto fue, que Samaritan´s Purse se asustó ante la infección de algunos de los suyos, decidió rescatarlos y estableció contacto con el Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC), que luego los refirió al Instituto Nacional de Salud (NIH) y éste a Mapp Biopharmaceutical, la que otorgó las dosis del suero. Nuevamente se  descubre el innoble tráfico de influencias, un comportamiento alejado de las premisas bioéticas básicas. Es la anti-ética. Y en el caso de una epidemia.

Surgen una vez más los viejos cuestionamientos sobre quién puede tener acceso a los medicamentos y quién no, aun cuando sean substancias experimentales. Pero en este caso, la situación es agravada por el arbitrario proceder de una agrupación religiosa. ¡Primero los míos…! pareciera ser la consigna. Con pensamiento y acción todavía fuertemente anclados a lo terrenal.

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Un comentario

  1. 1. Al caso de Miguel Pajares hay que sumarle el de García Viejo, ambos misioneros españoles contaminados con Ébola (trabajaban atendiendo enfermos de Ébola en África), que fueron trasladados en distintas fechas a España, aislados en condiciones especiales en el mismo Hospital de Madrid, ambos fallecidos, probablemente por una combinación de su avanzada edad, la demora en el tratamiento idóneo y su baja Inmunidad individual a la enfermedad (lo opuesto de quienes se han curado y tienen anticuerpos útiles).
    2. Si es cierta la ESCASEZ del referido Suero (Zmapp), no encuentro que se falte a la Ética al suministrarlo con criterios selectivos que, obviamente favorecen a los más allegados (del propio grupo, familiares, etc. Los casos de los españoles y los estadounidenses trasladados). No hay mucho qué decidir cuando se tienen apenas TRES DOSIS, Diferente sería que tuvieran almacenadas miles de dosis y además de negar su existencia (nada ético) dejaran sufrir a cientos de miles (y morir a unos cuantos miles) pues eso constituiría un CRIMEN DE LESA HUMANIDAD. La discusión sobre la permisología, si no se han cubierto todos los requisitos previos en experimentación con animales, es BIZANTINA ante las dimensiones de la Epidemia, pues es evidente que el Suero NO les va a hacer daño a los pacientes con ébola, pero al menos algunos de ellos tendrían la oportunidad de salvarse, y esa es la opción más ética (de haber las Dosis).
    3. En el 7º párrafo hay un error que debe ser inmediatamente corregido, dice HECHÓ POR TIERRA….(ECHÓ)

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