Opinión Nacional

“Venezuela quiere más a Colombia, que a Chávez”

Después de poner la torta en Honduras y hacer un ridículo mundial, enturbiar el ambiente más con sus arremetidas vulgares y baratas contra Uribe y Obama, sembrar la amenaza de una guerra en el Continente, aplaudir a los fascinerosos que hirieron a los periodistas, ordenar los gases contra la marcha, condecorar al gorila de la Guardia Nacional que atacó con bombas y armados hasta los dientes a una multitud indefensa, leyes inconsultas que tratan de cumplir con el socialismo rechazado por la voluntad popular, desconocer los alcaldes electos, insultar y provocar a la mayoría que lo rechaza, Hugo Chávez, se volvió a ir de viaje. Y regresará para la reunión de Unasur, donde ya ha sembrado la semilla de la división y el odio.

Hugo Chávez está en cada conflicto de hoy. Es el francotirador contra la democracia, sembrador de anarquía y desesperanza. Pero Chávez también tiene miedo. Y rabia. Y mucho más. Venezuela hoy arde por los cuatro costados, se lo dicen los reclamos, las marchas y las encuestas. Ser “uribista” es hoy una traición a la patria. Más que ser pitiyankee, hijito de papá y mamá o lacayo del imperio. En la ruptura de relaciones con Colombia busca lograr el apoyo perdido. Supone que ante un peligro así, todo este pueblo se lanzará a la calle a apoyarlo ofreciéndose en todas sus edades, jóvenes, adolescentes, viejos, mujeres y niños para salvar el socialismo. Es la hora de demostrar aquello de “patria, socialismo o muerte”. Y no. Está equivocado. Y lo que es peor. Está loco si todavía lo cree. Porque este pueblo quiere más a Colombia que a Chávez. Porque esta relación que es un sentimiento que sin pedir permiso corre por los subsuelos de este Continente, no la va a destrozar un hombre desquiciado de ambición que tritura los sueños y acaba con la esperanza. Venezuela es hoy el segundo país más peligroso del mundo y por donde Chávez va pasando, va dejando una huella de sangre y odio que ya asfixia a los pueblos. Los insultos y vulgaridades, amenazas y complicidades, abultan este arsenal convulso de América y en todo está metido Chávez. Venezuela es hoy un país de miedos y atropellos, de presos y exilados, de obscuros personajes, violencia y desesperanza. Pero Chávez, es un cobarde. Eso lo sabemos todos los que le conocemos antes de los cubanos que lo escoltan y los anillos de seguridad. Y también tiene miedo. Porque como dicen los “ticos” “quien se pica es porque ají come”. Y él se ha tragado el ají por kilos. Y en la reunión desde donde atacará a Colombia por ejercer su derecho soberano, el que no le reclaman a él con Irán o Rusia, Colombia estará también apoyada por la conciencia de quienes ya conocen a Hugo Chávez Frías. De nada le servirá a Correa ser Presidente de la organización si Chávez rompe relaciones con Colombia y sigue en esto. No será ya la hora de reuniones, ni debates, ni razonamientos, ni hipocresías brasileñas, será la hora de la camisa de fuerza. De más nada.

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