Memo a Russián
Durante el mes de Agosto usted ha hecho algunas aseveraciones públicas de un cinismo intolerable. Entre otras cosas dice usted lo siguiente ABN, Panorama):
“La constitución…y la ley orgánica de la Contraloría… son dos de los instrumentos legales más sólidos…para atacar la corrupción”.
Debo manifestarle lo siguiente. En la lucha efectiva contra la corrupción no es la constitución el instrumento fundamental, ya que puede ser y es violada. Lo fundamental es la actitud. Su tolerancia lo ha hecho cómplice de esa hiper-corrupción, la cuál ha sido documentada ampliamente (ver, entre muchos otros documentos, mi escrito: “Corrupción, Administración Deficiente y Abuso de Poder en la Venezuela de Hugo Chávez”, http://www.elcato.org/node/2080).
Dice usted que “en Venezuela hay separación de poderes”. Esta aseveración solo puede ser hecha por quien ya ha perdido todo resto de pudor. No hay separación de poderes en nuestro país. Ni el Tribunal Supremo de Justicia existe como tal, ni la Asamblea Nacional existe como tal, ni el Consejo Nacional Electoral existe como tal, ni usted existe como Contralor General independiente. No existen la Defensoría del Pueblo ni la Fiscalía General de la República. La Venezuela decente nunca podrá olvidar el vergonzoso espectáculo de los magistrados del tribunal cantando “uh, ah, Chávez no se va”. Todas las instituciones gubernamentales venezolanas están sujetas a la voluntad de una persona.
Se ha permitido usted llamar chantajista al Banco Mundial, al decir: “Venezuela no cedió a chantajes y por eso el Banco Mundial elaboró un informe falso sobre la lucha contra la corrupción” que se libra en Venezuela. El régimen que usted representa se ha acostumbrado a descalificar de forma procaz toda opinión crítica que venga del exterior. De allí que usted sostenga que el Banco Mundial es chantajista y parte de una “campaña mediática contra Venezuela” y que otro servidor del régimen, Jose V. Rangel, diga que Transparencia Internacional es una organización desprestigiada. Lo cierto es que el régimen chavista que usted y Rangel representan está clasificado al nivel de Haití y Nigeria en materia de corrupción por todas las organizaciones internacionales que estudian este fenómeno.
Afirma usted que “Actualmente, con toda seguridad hay menos corrupción que hace 10 años, porque el Ejecutivo Nacional no está involucrado en esos hechos…”
Para quienes hemos estudiado la tragedia de nuestra corrupción está claro que la corrupción durante estos últimos diez años ha sido la mayor en nuestra historia. Ello se debe a dos razones esenciales: hay más dinero petrolero para dilapidar y menores controles administrativos en un país que carece de instituciones autónomas. Quienes estudian el fenómeno saben que corrupción no es solo robar, aunque el chavismo ha sido eficiente en este sentido, sino también es nepotismo y abuso de poder, dos áreas en las cuáles el chavismo se ha quitado todas las caretas, como le puede usted preguntar (si se atreve) a Cilia Flores, a Rafaél Ramírez, a Ramón Carrizales y al mismo Hugo Chávez. Corrupción es también disponer de los recursos del estado como si fueran propios y regalar dinero y petróleo que es de los venezolanos. El Ejecutivo Nacional, en la persona de Hugo Chávez, es precisamente la institución más corrupta del régimen.
Sus infelices declaraciones lo catalogan como una ficha incondicional del régimen más corrupto que Venezuela ha tenido en toda su historia.