Para no olvidar…
He sido y soy opositor a este nefasto régimen que ha dividido y engañado al país con el subterfugio de hacer creer que el modelo social que ofrecía era el camino para la redención e inclusión de los más necesitados. Los pésimos y desastrosos resultados obtenidos en todos los órdenes de la vida nacional, después de tres lustros de gobierno, nos indican que la utopía chavista fue una perversa quimera.
Estoy convencido que lo que está en juego es nuestro presente, nuestros valores, y nuestro derecho al porvenir. No nos jugamos cosas menores. Nos jugamos la vida, la vida del hombre pleno, su libertad de conciencia, de pensamiento, de religión, de trabajo, de asociación, de movilización, de libérrima búsqueda de su propio destino. Esa libertad plena que queremos rescatar tiene un gran enemigo. Se llama, totalitarismo – el Estado es todo sobre la tierra.- , nos confrontamos con esa visión absolutista y negadora de la maravillosa aventura que es la vida y las ansias naturales del hombre por su progreso individual. Y lo hacemos porque en esa visión totalitaria de la sociedad se conjugan el odio, la aberrante exclusión y la pérdida del derecho a la libertad. De modelos similares a las creencias del PSUV y sus adláteres, nacieron modelos de sociedad que llevaron a la miseria, la cárcel, la muerte, al exilio y a la intransigente división ideológica a millones de personas en todo el mundo como lo hicieron el nazismo, el fascismo, el comunismo y la más reciente infeliz síntesis: el socialismo del siglo XXI.
No olvidemos que la libertad es la condición insustituible que le da sentido a la sociedad humana; por eso la libertad debe ser plena y hay que defenderla. A los pueblos no se los puede conducir con el látigo, la prebenda y la mentira porque esa es la negación del ser humano. Hay que respetar la libertad de todos. Solamente la libertad creativa ha hecho grande el mundo en el que todavía vivimos. ¿Y qué fue lo que los humanos encontramos desde tiempos inmemorables para lograrlo? Descubrimos que el desarrollo económico es fundamental para la vida de los pueblos. Sin desarrollo económico no hay nada. Es el garante de la paz y el progreso. ¿Y cómo se hace desarrollo económico? Observando el principio de la libertad económica, el principio de los mercados bien regulados en lo que fuere estrictamente indispensable, bien manejados impidiendo que el más poderoso aplaste al débil, pero colocando y privilegiando la capacidad creativa del hombre como el centro de todo el universo económico.
La búsqueda de un desarrollo económico para garantizar la paz, construido sobre la libertad creativa del emprendimiento de los hombres, de las empresas, de las pequeñas, las grandes, las medianas son los principios que nos inspiran y que defendemos con tesón y entrega. Como vemos, no se trata de utilizar en este empeño ninguna arma distinta a la de nuestra inteligencia, convicción y voluntad de progreso.
Rescatemos ese único principio que ha sido rector de la riqueza de los pueblos, que la explica y que ha permitido que centenares y centenares de millones de hombres salgan de la pobreza y tengan una vida digna; nos referimos a la dignidad de la persona humana con capacidad de hacer y de construir y que no se debe envilecer mediante la entrega del regalo que no ha trabajado y que posteriormente le cobran, obligándole a hacer lo que en su fuero interior no quiere, cercenándole y negándole perversamente su derecho al libre albedrio, condición ésta fundamental para regir las relaciones entre los hombres.
Los venezolanos de raigambre democrática debemos ser fieles a nuestros acendrados valores y no podemos autoexcluirnos de jugar un rol fundamental en la lucha por eso que se llama libertad, sociedad moderna y democracia plena; sin dudas ni vacilaciones construyamos un frente de dignidad contra los bárbaros que las oprimen, las pretenden destruir y las irrespetan.
Hagamos lo que tenemos que hacer y que sean la historia y nuestra conciencia las que nos pidan cuentas si fuimos o si resultamos inferiores a ese destino.