Opinión Nacional

Enemigos públicos

El diario catalán La Vanguardia trajo en estos días una reseña sobre la película cuyo nombre uso como título de este artículo. La misma versa sobre la vida y andanzas de John Dillinger, el delincuente norteamericano más famoso en los años 30. Nadie mejor que Johnny Depp, ganador de muchas encuestas como el actor más sexy de Hollywood, para representar a un asaltante de bancos que se ganó las simpatías de una buena parte de la sociedad norteamericana de la época.

Eran los años de la Gran Depresión, los banqueros (léase los ricos) eran señalados como culpables de la crisis y el odio que la mayoría sentía por ellos se transformó en satisfacción por los robos de bancos que realizaban Dillinger y su banda. En un momento de la película el mítico delincuente le sugiere a su amante que podrían fugarse a Caracas. En Wikipedia leemos que fue acribillado por agentes del FBI en 1934. Pero ¿y si no fuera cierto? ¿Si realmente Dillinger hubiese logrado venir a Venezuela y aquí crear una escuela de antisociales tan astutos que han logrado asaltar el poder sembrando el resentimiento y la envidia en un gran porcentaje de venezolanos?
Me pasa -no sé si a ustedes- que oigo a la señora María Queipo, diputada de la Asamblea Nacional decir que el saber popular es más importante que el académico y me pregunto de dónde salió ese espécimen, dónde estaba escondida antes de poder rebuznar públicamente y con tanto énfasis. ¿Y qué era de la vida de Lina Ron antes de transformarse en la heroína de la revolución bolivariana? ¿A quién o a quiénes insultaba, amenazaba, atropellaba y agredía? Claro que no es lo mismo actuar guapa y apoyada que colocarse al margen de la ley cuando no se tiene la protección de los más altos poderes.

¿En qué escuela de cinismo, desvergüenza y desprecio por la inteligencia ajena estudiaron los diputados de la Asamblea Nacional que van a debatir las condiciones en que se encuentra prisionera la camarada asaltante y malandra Lina Ron? No podría ser en otra sino en la de Dillinger, porque cómo explicar que los derechos humanos de la camarada Ron sean más importantes que los de decenas de miles de presos que se matan entre sí en las cárceles venezolanas, por las condiciones infrahumanas en que se encuentran. O más importantes que los de los ochenta o cien asesinados cada semana solo en Caracas o las de los centenares de secuestrados y asaltados cada día en todo el país. No vamos a referirnos a los comisarios y policías presos por los sucesos del 11 de abril de 2002, a quienes se les han violado los derechos más elementales ni a los otros presos políticos contra los que el régimen delictivo que nos aplasta, ejerce su venganza continua. Sería llover sobre mojado.

Los antisociales formados en la escuela del simpático Dillinger, ya investidos como gobernantes, no tienen porque molestarse en asaltar bancos: los compran. Previamente han asaltado el erario público con la mayor impunidad. De vez en cuando reparten algo para mantener anestesiada a una parte importante del electorado, pero el mayor volumen de sus robos lo exhiben, sin pudor alguno, en las mansiones que compran y en su tren de vida de yates, aviones privados y viajes multimillonarios. Lo más novedoso es que procuran, a toda costa, no tener vecinos que no compartan su ideología delictiva. Por consiguiente algunos compran las casas o apartamentos de esos vecinos, pero otros los obligan a mudarse con amenazas y violencia. Es un apartheid revolucionario contra todo aquel que no se haya graduado en la academia Dillinger.

Una de las materias básicas en el posgrado del crimen organizado que deben cursar los dirigentes del PSUV, es la que dicta el líder en persona. Consiste en manipular las evidencias de manera que los delincuentes pasen a ser las víctimas y éstas se transformen en victimarios. Si unos periodistas que reparten panfletos contra la ley de educación o a favor de la libertad de expresión resultan heridos de bala, garrotazos, cabillazos o pedradas, por bandas chavistas; los heridos son los malvados provocadores y los atacantes los pobrecitos. La inspiración para dictar esta cátedra viene del chiste del negro cuyo automóvil es chocado por detrás en una calle de Alabama; el causante del choque es un blanco borracho. El policía que atiende el accidente -blanco, por supuesto- pregunta: ¿a cuántos kilómetros por hora venía retrocediendo este maldito negro?
Los discípulos de Dillinger, con las asesorías de Al Capone, Lucy Luciano y otros célebres mafiosos, no pueden graduarse de dirigentes del PSUV y mucho menos ocupar cargos de ministros, presidentes de PDVSA, fiscales del ministerio público, magistrados del TSE, defensores del pueblo, diputados de la Asamblea Nacional, gobernadores o alcaldes, si además no hacen cursos intensivos de fascismo mussoliniano y de purgas estalinistas, especialmente las tropicalizadas por el verdadero dueño de Venezuela: el camarada Fidel Castro.

Mientras la mafia que gobierna tiene todo el poder de las armas que nadie como los delincuentes sabe usar, del otro lado están millones de personas desvalidas, desarmadas, desorientadas, en muchos casos aterradas y dando palos de ciego. Se les suele llamar Oposición y contra ellos se descarga toda suerte de improperios y descalificaciones, no sólo por parte de la mafia gobernante sino también de sus iguales. ¿Cómo puede haber oposición a un gobierno que ha hecho del crimen su práctica diaria y continua, que copa todos los poderes, que carece de escrúpulos y que miente hasta en los casos en que todo el mundo tiene ante sus ojos la verdad? Por lo pronto deberíamos abandonar el término oposición y llamarnos Resistencia. La oposición solo puede existir y operar en democracia. La resistencia es lo único que puede emplearse ante dictaduras embozadas y gobiernos delincuentes.

Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Te puede interesar
Cerrar
Botón volver arriba