Chávez no paga peajes
Una Asamblea Legislativa, encargada de estudiar y analizar las leyes que regulan la sociedad, no puede aprobar en una noche leyes tan importantes como la de educación. Es tan sencillo como eso, la aprobación a la carrera de esas leyes, habla feo de la capacidad de ese grupo colegiado, de su independencia y de su deseo verdadero de producir leyes que ayuden a mejorar nuestra calidad de vida. Todavía estoy por entender cual era la carrera para aprobar esa ley, en medio de observaciones y protestas de los que serán sus administrados. El pueblo observa y cuando digo el pueblo observa, me refiero a todos, sin importar su tendencia política. Todos tienen hijos que serán administrados por esa ley.
Los pagos que hacemos a los “levanta manos” no parecen estar soportados por el trabajo que requerimos de ellos. Una ley se presenta a los asambleistas con tiempo suficiente para su evaluación, su estudio y su consulta con la sociedad que representa, de modo que cuando está ley se eleva para su aprobación en la plenaria, se puedan solicitar los derechos de palabra que permiten al asambleísta hacer las observaciones que ha recogido de la comunidad y las que en su criterio, deben hacerse para que el instrumento sea eficaz en el logro de sus objetivos. Artículo tras artículo fue aprobado esa noche, sin demora alguna y sin dilaciones de ningún género. Una vez leído el artículo se observaba a una danza de manos alzadas en señal de aprobación. Sentí pena al observar ese espectáculo por televisión.
Ahora tenemos un instrumento legal marco, por que eso es lo que es, que tendrá que desarrollarse con instrumentos legales auxiliares pues está lleno de vacíos y referencias a leyes especiales. Otra vez estamos en manos de un decadente gobierno que teniendo todo en sus manos, no logra encontrar caminos para mejorar la calidad de vida de nuestro pueblo, así que no le queda otra alternativa que insistir en este decadente socialismo que después de diez años sigue hablando de futuro mientras quema nuestro dinero y nuestro presente. Busco en las palabras del presidente algo que me haga creer y no lo encuentro. Lo escucho con la idea de encontrar algo que me haga pensar que estoy equivocado y no lo consigo. Encuentro eso sí, mentiras a manos llenas, una detrás de la otra, que alguien se las cree y por eso sigue allí, inventando unas nuevas.
Este gobierno rueda hacía un pronosticado e inevitable desastre. Lo hace por la vía rápida, dejando en el hombrillo a cuanto ser disiente del método empleado. En su prisa, atropella a unos y otros y ha pasado por cada peaje sin pagar su respectivo tributo, abusando de su poder y de su capacidad de producir violencia. Se ha olvidado que la gasolina del auto que conduce, se termina y cuando ese vehiculo se detenga, tendrá que verse las caras con aquellos a los que debía respeto y consideración. Ese momento está cada día más cerca y con esa apretada de acelerador que exhibe últimamente, gasta más rápido la gasolina que le hace seguir rodando. Si no baja la velocidad, se va a estrellar de frente contra la barricada que le está esperando el año que viene, donde le cobraremos los peajes que no quiso pagar en su loca carrera.